La reelección en la Universidad-partido

20/01/2017 - 12:03 am
La reelección de Guerra Liera sería, aún cubriendo todas las formalidades institucionales, un acto partidario y obedece a una estrategia de conservar el control de la UAS. Foto: Noroeste.
La reelección de Guerra Liera sería, aún cubriendo todas las formalidades institucionales, un acto partidario y obedece a una estrategia de conservar el control de la UAS. Foto: Noroeste.

Esta semana, Juan Eulogio Guerra Liera, actual Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), convocó a la prensa para anunciar que el viernes 20 de enero pondrá a consideración del Consejo Universitario su interés en reelegirse para los siguientes cuatro años, luego de las reformas al estatuto de la ley orgánica.

Su aspiración en otra universidad pública sería legítima y sólo bastaría hacer un balance de su desempeño y los planes que cumpliría en caso de ser ratificado por el máximo órgano de representación universitaria, pero no lo es, pues al menos está en duda la legalidad de las reformas reglamentarias, como la exclusión en automático, de otros aspirantes con independencia de partidos y mayores méritos académicos.

La UAS es una institución universitaria que devino en un contrasentido a la libertad que debe existir en la educación superior. Se ha transformado en la única Universidad-partido del país y con esto, no quiero decir que en otras universidades públicas, los grupos políticos no tengan y hasta logren influencia determinante en las decisiones institucionales, sino que en el caso que nos ocupa, el grupo hegemónico creo en 2013 el Partido Sinaloense (PAS), un partido estatal que ha utilizado a la UAS para ganar cuotas de poder político estatal y nacional.

Vamos, con la plataforma de la UAS, se ha convertido en la segunda fuerza política del estado desplazando al PAN, que había ejercido tradicionalmente el mayor contrapeso en el sistema de partidos.

Ahora bien, no sería motivo de crítica de no haber utilizado para sus fines a esta institución que supera los 150 mil estudiantes, 16 mil profesores y varios miles de trabajadores administrativos, intendencia y de confianza en los 18 municipios del estado. Además de contar en 2016 con un presupuesto de 5 mil 349 millones de la federación y el gobierno del estado, y ha solicitado un 15.55 por cinto de incremento para 2017 (El Universal, 23-11-2016).

La estructura del PAS se ha montado en la estructura administrativa de la Universidad de manera que la amplia mayoría de los cargos de dirección se asignan principalmente a los militantes del PAS, incluso decenas de ellos han podido alcanzar cargos de representación en el Poder Legislativo, alcaldías y cabildos. Por ejemplo, los seis diputados que tiene el PAS en la actual legislatura son, entre otros, un ex Rector, un ex vicerrector y la esposa de su líder máximo, el químico Héctor Melesio Cuén.

Y para darnos una idea de cómo funciona la Universidad-partido, basta un ejemplo documentado: Antes de que finalizará el 2016 los dirigentes del PAS, con el auxilio del Senador filopasista Manuel Cárdenas, presentaron ante el Senado de la República una “iniciativa ciudadana” para cambiar el horario de verano.

Sin embargo, una investigación periodística, encontró que para reunir las más de 262 mil firmas y copias de credencial de elector presentadas habían utilizado a los estudiantes de las preparatorias a los que se le exigió una cuota que permitió que en un plazo de 10 días reunirlos, cada día 26 mil 200, cada hora más de mil y casi una, cada minuto.

Las autoridades universitarias no sólo justificaron el uso de estudiantes sino la ejecución en las tareas del PAS, pues ven natural que su partido decida sobre los asuntos universitarios, cuándo no debería ser por la autonomía y porque es un bien público que ha sido enajenado con la complicidad y la indiferencia de actores económicos y políticos.

Y, claro, el rector podrá salir a decir que él no es militante del PAS, como lo dijo su antecesor que hoy es el dirigente estatal pero, eso no importa, tolera todo lo que hace el PAS en la Universidad violando la legislación universitaria “legalmente” pues como es de imaginar tienen un control casi absoluto sobre el Consejo Universitario y los Consejos Técnicos de las escuelas y facultades.

Más aun, para redondear el control que se tiene sobre la centenaria casa de estudios, una caterva de “periodistas” se dedican a difamar a sus críticos incluso siguiendo la táctica de guerra en todos los frentes, el Presidente del PAS ha demandado por la vía civil a dos periodistas por haber cuestionado el uso faccioso de la Universidad. Se trata de la abogada Teresa Guerra y Luis Enrique Ramírez, director de la plataforma informativa Fuentes Fidedignas.

Es por eso que la declaración de Guerra Liera de reelegirse es un atropello más de este partido a la UAS que busca la continuación del modelo de Universidad-partido, provocando un gran daño académico a la institución.

Lamentablemente esto ha sucedido con la irresponsabilidad de gobernadores y líderes partidarios. Quirino Ordaz Coppel, el actual Gobernador, tiene la oportunidad de favorecer cambios como los realizados en la otra universidad pública, la de Occidente, donde designó a la científica Silvia Paz Díaz como su nueva Rectora.

Ordaz Coppel fue apoyado por la oposición de la UAS para competir contra el PAS, y por esas cosas de las personalidades políticas tolera la continuación de este engendro político que se empezó a gestar hace ya 12 años con la llegada a la Rectoría de Cuén Ojeda, que continuó con el hoy Diputado y Secretario General de esa organización, Víctor Antonio Corrales Burgueño, y siguió con su cuñado Guerra Liera, del que se dice en los pasillos aspira saltar a la política partidaria cuando termine su gestión o antes en caso de no lograr lo que parece un axioma.

Finalmente, para los dirigentes del PAS es indispensable seguir manteniendo el control absoluto de la UAS, es la carta que ha jugado para amarrar alianzas indistintas, pues siendo un partido extremadamente personalizado, clientelar y sin identidad ideológica, lo mismo hace alianzas con el PRI, que con el PAN, PANAL o MC, aunque ha sido evidente que el electorado universitario sin control muy parcialmente vota a sus candidatos.

Ejemplos: en las elecciones federales de 2015, el dirigente del PAS vistió, de candidatos independientes, a cuatro de sus militantes. Ninguno logró una votación aceptable y fueron derrotados ampliamente; en las elecciones locales de 2016, sólo logró ganar tres alcaldías rurales con candidatos prestados y eso contribuyó a alcanzar diputados plurinominales y constituirse en segunda fuerza política.

En definitiva, la reelección de Guerra Liera sería, aún cubriendo todas las formalidades institucionales, un acto partidario y obedece a una estrategia de conservar el control de esta Universidad, que dicho de paso sostuvo luchas heroicas por la reforma universitaria, contra el autoritarismo priista y donde hoy una corriente de universitarios y periodistas busca restablecer la legalidad para impedir que el PAS se siga mimetizando en ella y dañando generaciones completas de jóvenes sinaloenses.

 

Ernesto Hernández Norzagaray
Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Ex Presidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A. C., ex miembro del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Ciencia Política A.C. Colaborador del diario Noroeste, Riodoce, 15Diario, Datamex. Ha recibido premios de periodismo y autor de múltiples artículos y varios libros sobre temas político electorales.
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