“Conspiraciones”, de Julio Patán: entre Homero Simpson y los alienígenas ancestrales

20/02/2013 - 12:30 am
Alejandro Páez, Julio Patán y Alejandro Rosas (Foto: Especial)

Ciudad de México, 20 feb (SinEmbargo).- El sábado pasado se llevó a cabo la presentación de Conspiraciones, del periodista mexicano Julio Patán, libro editado por Paidós y que hace un recorrido por el deporte nacional e internacional conocido como “sospechosismo”.

“Este libro no habla de las conspiraciones reales sino de las teorías de la conspiración, aquellos complots que cuentan con planes largamente acariciados, resguardados con máximo celo a la espera de ser ejecutados con excelente precisión”, explica el autor y presentador del programa Final de partida, en ForoTV, junto a su amigo y colega Nicolás Alvarado.

El tema resulta por demás apasionante, como lo demostró el público reunido en la librería El Sótano, en Coyoacán, donde Julio se apersonó rodeado de dos presentadores de lujo, el periodista y escritor Alejandro Páez Varela y el historiador Alejandro Rosas, quienes procediendo en “un riguroso desorden” se dieron a la tarea de “conspirar” a favor del libro de Patán.

“Cuando cayó el meteorito pensé mucho en Conspiraciones, porque de acuerdo a las teorías que el libro describe, debió haber caído en Nueva York. ¡Los meteoritos siempre caen en Nueva York! Ahora resulta que cayeron en Los Urales, algo deben de estar haciendo mal los conspiradores”, dijo Rosas, autor entre otros de 365 días para conocer la historia de México y El México que nos duele.

“El punto es que estamos inmersos en una cultura tan llena de la idea de la conspiración que hace una semana, a raíz de la explosión en Pemex, se hablaba en las redes sociales acerca de una cortina de humo, ¡bueno, de hecho era una cortina de humo en sentido literal!, para privatizar la petrolera, para opacar la marcha del SME…es decir, si realmente tenemos esa clase de conspiradores, ¿qué nos importa privatizar Pemex? ¡Vamos a conquistar el mundo!”, exhortó el historiador.

En su visión, en México se ha abusado de las teorías de las conspiraciones y, en ese sentido, el libro de Patán, una reedición ampliada y corregida de su trabajo de 2005 para la misma editorial, constituye para el historiador una circunstancia oportuna, expresada a través “de esa maravillosa ironía y proverbial mala leche” de las que hace gala el autor.

“Creer en las conspiraciones en México es seguir creyendo en dogmas de fe y aquí no estamos para esas cosas. Lo que puedo decirles al respecto que sí creo en los alienígenas ancestrales que nos entregan cada semana un nuevo capítulo en History Channel”, remató Alejandro Rosas.

Foto: Especial

CONSPIRAMOS DESDE QUE TENEMOS MEMORIA

Alejandro Páez Varela, autor entre otros de la primera biografía de Marcelo Ebrard y de las novelas Corazón de Kalashnikov y El reino de las moscas , dijo que “conspiramos desde que tenemos memoria. Vamos construyendo, como lo cuenta Julio en su libro, la historia a través de las conspiraciones. A partir de ellas tejemos también las teorías de la conspiración, que resultan eternas y permanentes”.

“Es un libro de un humor tremendo, para tratarse de datos tan formales. Y es un libro construido en el caldo de la ironía. Se trata de un trabajo hecho con mucha vena de periodista, con la búsqueda profunda de datos y creo sobre todo que es el documento más inteligentemente escrito para irse contra cualquier tipo de totalitarismo”, dijo el escritor, expresando un punto con el que Julio Patán coincidió ampliamente.

Aunque el libro trata sobre la teoría la conspiración como fenómeno mundial, el autor manifestó su idea de que “el gran escenario conspiracionista de México que deberíamos conocer es el de (Gustavo) Díaz Ordaz, porque nos hemos acercado de muchas maneras a la tragedia espantosa del ’68, pero no hemos entendido lo que implicaba esta visión paranoica de la historia en la posterior represión del movimiento”.

“Sabemos gracias a Enrique Krauze, que hizo una gran revisión en los archivos de la familia, que Díaz Ordaz, de una manera que me recuerda al subnormal de Francisco Franco en España, creía de veras en una conjura comunista contra México. Incluso el lenguaje que usa Díaz Ordaz en esos días es muy parecido al del franquismo, lo que no resulta una casualidad.

Él venía de la política poblana, heredero de ese prohombre llamado Maximino Ávila Camacho, una finísima persona y de las conservadoras universidades de Puebla, que practican un catolicismo ultramontano y que por tanto creen en las conjuras masónicas y en las conjuras comunistas”, explicó Patán.

“Me parece que México no padece una conjura comunista por lo menos desde que nació Carlos Marx y me queda clarísimo de que el mundo nunca ha corrido el riesgo de ser conquistado por los masones”, agregó el también autor de El libro negro de la izquierda mexicana.

LAS PIRÁMIDES Y LOS EXTRATERRESTRES

Si Gustavo Díaz Ordaz y la represión del ’68 es uno de los ejes sobre el que se basa Conspiraciones, el otro es el de las teorías de la conspiración alrededor de las culturas prehispánicas, sustanciadas, según la creencia popular, por el arbitrio de los extraterrestres que, entre otras cosas, ayudaron a construir las pirámides.

Claro que el fenómeno “marciano” no es exclusivo de nuestro país, por el contrario, hay muchas “teorías” que hacen cuadrar desde el primer viaje a la Luna hasta el descubrimiento de América con presuntos habitantes de otros planetas.

“Disfruté mucho el capítulo de los extraterrestres aplicados a las teorías de la conspiración y la verdad qué bueno que hubiera sido así. Ahora bien, si fue así, qué mal lo hicieron. Las piedras en las pirámides, qué mal cortadas, uno pisa y se está rompiendo el talón. Tampoco así como que digas, ¡qué bruto, qué tecnología tenían los extraterrestres!, pues no”, ironizó Alejandro Rosas.

“Como diríamos en lenguaje mexicano, estas teorías extraterrestres son como buscarle chichis a las culebras”, ejemplificó el historiador, para quien todas las conspiraciones se basan en un dogma de fe que no admite un análisis frío e inteligente de la situación y que muchas veces justifican el armamentismo y las guerras.

“En los Estados Unidos hay una corriente ufológica, si la podemos llamar así, que termina empatada con el extremismo de derecha que tiene que ver además con argumentar que se necesitan las armas para defenderse de los que quieren conquistar el mundo. Por cierto, ayer dormí muy tranquilo al saber que siempre estará Bruce Willis para salvarnos de la caída de un meteorito o de un ataque terrorista”, bromeó.

“A propósito de eso hay un capítulo de Los Simpson, cuando Homero se vuelve loco por las armas porque pueden venir las tropas inglesas a reconquistar los Estados Unidos”, apuntó Julio causando la hilaridad de los presentes.

Claro que no todo es teoría de la conspiración falsa. Como bien lo señaló Alejandro Páez Varela, en el libro de Patán se menciona a las conspiraciones reales, como las dedicadas a los judíos “a los que había que chingarse a como dé lugar”.

“A lo largo de la historia a los judíos hubo que tenerlos en el centro de algo, por lo que alrededor de ellos hubo conspiraciones reales. Como el caso de las Torres Gemelas, al final son uno o dos complots que funcionan en un mundo de presuntos complots”, explicó el escritor.

Los tres autores coincidieron en que en lo que respecta a México, si algo nos hace mal de las teorías de la conspiración es que nos vuelven una sociedad incapaz de construir instituciones sólidas y un marco legal en el cual movernos.

“El problema de ser un ciudadano es que tienes derechos que defender, pero también tienes responsabilidades que acatar. Si crees en las conspiraciones, te libras de las obligaciones. Es en ese sentido que el conspiracionismo resulta esencialmente antiliberal”, concluyó Julio Patán.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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