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Gisela Pérez de Acha

20/04/2014 - 12:00 am

¡¡Feliz 4.20!!

Tengo que empezar diciendo que el cuatro de abril es un día muy especial, y me da un chingo de gusto que caiga en el mismo domingo que se supone el “Señor Jesucristo” resucitó. Por fin habrá un balance a los cultos católicos: a la par de las procesiones de fe con hojas de palma, […]

Tengo que empezar diciendo que el cuatro de abril es un día muy especial, y me da un chingo de gusto que caiga en el mismo domingo que se supone el “Señor Jesucristo” resucitó. Por fin habrá un balance a los cultos católicos: a la par de las procesiones de fe con hojas de palma, todos los pachecos del mundo celebran hoy el día internacional de la marihuana.

Para mí este afortunado cruce es el pretexto perfecto para escribir sobre la ridiculez de la prohibición de la marihuana en occidente. Poco me importa el debate técnico sobre la legalización y sus efectos en la economía, el mercado negro, el crimen organizado y la “salud pública.” Eso se lo dejo a los expertos. Yo escribo desde el punto de vista de la libertad.

¿Qué es el 4.20?

El 4/20 es el día-internacional-no-oficial-para-fumar-marihuana. Se lee como veinte de abril porque los gringos acomodan el calendario al revés. Empezó como un código de los pachecos que se refiere a la hora del día en que se debería prender un porro, sea de tarde o de madrugada. Hoy en día es un movimiento contracultural a favor de la legalización de la marihuana que incluso cuenta con su propia prensa especializada en Estados Unidos como lo son 420 magazine, High Times magazine y Celebstoner.

El término se acuñó, según el Washington Post y el Huffington Post, por un grupo de estudiantes llamados “los Waldos” en Carolina del Norte. En 1971 estos chavos se reunían diario en la estatua de Louis Pasteur de su escuela para buscar una planta de marihuana específica que se daba por ahí. La hora de reunión era a las 4.20 de la tarde, y así empezó la tradición. Luego la banda de rock Grateful Dead escuchó el término y empezó a difundirlo. El furor creció cuando Tarantino programó todos los relojes en Pulp Fiction para que marcaran las 4:20. Cuarenta años más tarde, es un fenómeno internacional que aboga por el uso responsable de la marihuana.

El famoso rapero Snoop Doog podría ser uno de los voceros principales de esta contracultura:

La ridícula prohibición.

Vale la pena empezar diciendo que la peor idea para fomentar el “no-consumo” de algo, es la prohibición. Y peor si se hace por medios legales. No sólo hace el objeto prohibido más sexy y atractivo, sino que regularmente está respaldado por una actitud paternalista del Estado. ¿Cuál es el problema en consumir marihuana o cualquier tipo de droga, para uso personal y sin dañar a terceros?

En varios lugares del mundo se usa para fines espirituales. En la India se toma en forma de bhang, un té hecho de flores de mota, durante el festival Holi. Se encuentra también en la mitología nórdica, donde Freya, la diosa de la fertilidad y las flores, es representada con hojas de marihuana. Más recientemente no podemos olvidar el famoso movimiento rasta que Bob Marley popularizó a través de la música reggae que apuesta por el afrocentrismo en forma de un universalismo sin razas y el uso de la marihuana como detonador espiritual y creativo.

Las primeras evidencias de prohibición tienen su origen en la derecha estadounidense, y aunque hay intentos de regulación en 1914 y 1920, lo peor viene en 1930 por culpa de un señor llamado Harry J. Anslinger.  Este tipo fue el jefe del Federal Bureau of Narcotics (Oficina Federal de Narcóticos). Chequen sus comentarios racistas sobre la marihuana:

“Hay 100,000 utilizadores de marihuana en Estados Unidos, y la mayoría son negros, hispánicos, filipinos y entretenedores. Su satánica música, jazz y swing, resulta del uso de la marihuana.”

“La marihuana lleva al pacifismo y al brainwashing comunista.”

“En el año 1090, se fundó en Persia la orden religiosa y militar de los Asesinos, cuya historia es una de crueldad, barbaridad y asesinato, y por una buena razón: sus miembros consumían hasish, o marihuana, viene de la palabra árabe ‘hashashin’ de donde proviene la palabra ‘asesino’.”

Bajo su mando –y con estos argumentos– se expide la Marijuana Tax Act de 1937, haciendo la marihuana ilegal en todo Estados Unidos. Ojalá terminara aquí. Pero no. Llega en 1969 el presidente Nixon, republicano y conservador, a decir en su campaña que “la marihuana, el hachís y el LSD eran la maldición moderna de la juventud”. El presidente tenía una fuerte política anti-drogas y en esa lid toma una medida unilateral contra México para combatir el crimen organizado: la Operación Intercepción. México, con Díaz Ordaz, reaccionó prohibiendo para no perder las relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Los cuatro argumentos contra las drogas

Valgan los ejemplos de estos dos notables conservadores gringos para entrarle al tema de la prohibición de drogas bajo argumentos sin sustento:

1. Las drogas son inmorales:

No hay que consumirlas porque degradan a las personas y los hacen adictos. Bajo este argumento, el papel del Estado es promover planes de vida buenos, y virtudes cívicas en todos los habitantes. Mñeh. La neta es que al Estado no le compete decir qué es un plan de vida “bueno” y que es un plan de vida “malo” bajo definiciones absolutas y moralinas que aniquilan la libertad individual. Además, bajo esa lógica hay que prohibir todo lo que genera adicción, incluyendo el café.

2. El Estado paternalista:

Es el Estado que siente que tiene que intervenir coactivamente en el comportamiento de una persona para evitar que se dañe a sí misma. No es el tema sobre la inmoralidad, sino la preservación de la salud física y mental de la persona. Ósea: no te puedes autodestruir. Yo sigo sin entender cuál es el problema del Estado con que nos autodestruyamos sin dañar a nadie. Bajo el mismo argumento se tendría que prohibir toda forma de masoquismo, incluyendo los tatuajes.

3. Hay que defender a la sociedad:

Que cuando nos drogamos, contribuimos a que la sociedad se degenere porque cada “drogadicto” es incapaz de contribuir en algo “valioso” para la sociedad. ¿En serio? Para todo caso cualquier acción contribuye a lo mismo: fumar, tomar, apostar, leer y ver porno. Somos individuos jodidos, en oposición a individuos “virtuosos.” Y perdón pero habremos algunos que no queremos la virtud. No es culpa de las drogas.

4. La marihuana es la puerta de entrada para las demás drogas:

“¡¡¡Al probar la marihuana, se te hace fácil y ya pruebas todo lo demás!!!”

Es la falacia de la pendiente resbaladiza: una cosa te llevará necesariamente a la otra. Es falso. La marihuana no es puerta de entrada de nada, en todo caso, lo sería el alcohol. Correlación no es lo mismo a causalidad, el hecho de que usuarios de otras drogas hayan también probado la marihuana, no quiere decir que la segunda causó la primera.

¿Qué onda con México?

En México existen ya  iniciativas para ampliar el uso de la marihuana a mayores cantidades y usos medicinales, pero a la fecha la Ley General de Salud es bastante retrógrada en este aspecto.

Para empezar, considera la marihuana como una sustancia psicotrópica que tiene “valor terapéutico escaso o nulo y que, por ser susceptible de uso indebido o abuso, constituye un problema especialmente grave para la salud pública.”

Y digo retrógrada porque la visión de que la marihuana no tiene uso terapéutico o medicinal ya está bastante superada. En varios países del mundo como Canadá, República Checa e Israel se admite su uso terapéutico, además de en varios estados en Estados Unidos. Y vaya, aunque no lo tuviera, aún debería ser legal.

Aquí hay un mapeo muy bueno sobre el estatus legal de la marihuana en el mundo.

La buena noticia es que el consumo personal no está penalizado en México. La mala, es que no se permite tener tus propias plantas y el consumo personal son cinco gramitos. Un porro pesa más que eso. Además si regalas más de esa cantidad puedes caer en el delito de narcomenudeo y son de cuatro a ocho años de cárcel.

Todo esto para decir, que hoy es un día que celebramos todos los que pertenecemos a una contracultura a favor de la legalización. Me queda claro que el enfoque prohibitivo no está funcionando, y en nuestro país, la ridícula guerra contra las drogas sólo ha provocado muertes.

Seré una nostálgica de los hippies, igual que toda mi generación, pero ojalá me toque ver el día en que los estigmas desaparezcan, las drogas sean legales y el Estado intervenga solo cuando se dañe a terceros.

¡¡Pasen un feliz 4.20 todos!!

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