Adam Rayner, protagonista de “Tyrant”, carga todo el peso de la serie de los creadores de “Homeland”

20/08/2014 - 1:00 am
El actor británico frente al papel de su vida en "Tyrant". Foto: Especial
El actor británico frente al papel de su vida en “Tyrant”. Foto: Especial

Ciudad de México, 20 de agosto (SinEmbargo).- Si uno puede (y realmente puede) dejar pasar el maniqueísmo que habita en los guiones de series como Homeland y 24, estará de acuerdo con que los seriales producidos por Howard Gordon y Gideon Raff son adictivos.

Es verdad que los Estados Unidos aparece como la tierra prometida que siempre hay que defender de los ataques foráneos, que al mejor estilo reaganiano los libretos extraen del concepto de “otredad” sus argumentos centrados en el miedo y en la necesidad de los gobiernos de reforzar la seguridad aun cuando ello signifique recortar sustancialmente las libertades individuales de sus propios ciudadanos.

No es menos cierto que desde el atentado del 11 S, el mundo árabe pasó a ser el gran proveedor de villanos de una televisión diseñada ideológicamente en el más estricto sentido de lo occidental como sinónimo de lo bueno, lo mejor.

El malo ahora es musulmán y no es poca cosa en ese sentido que Homeland sea la versión estadounidense de la serie israelí Hatufim.

Dicho esto, el nuevo show de FX, Tyrant, no es la excepción. Se trata de otro producto de la factura de Gideon Raff, donde el mundo árabe es más o menos el reflejo del infierno y “América”, el cielo de los buenos y justos.

EL HÉROE PARTIDO EN DOS

Como en Homeland y no como en 24, quizás porque Jack Bauer es un tipo menos dual en lo que a términos culturales e ideológicos se refiere, el héroe de Tyrant está entre un tire y afloje producido por su origen árabe por un lado y su formación en los Estados Unidos, donde tiene una esposa rubia, dos hijos y una carrera como médico pediatra de la clase alta.

Una familia muy normal en los Estados Unidos que se vuelve loca en Medio Oriente. Foto: Especial
Una familia muy normal en los Estados Unidos que se vuelve loca en Medio Oriente. Foto: Especial

Es hijo de un dictador árabe, pero tiene los valores occidentales. Es un árabe “bueno” porque fue pasado por el tamiz de la democracia occidental y cristiana, así como el sargento Nicholas Brody (Damian Lewis) es un estadounidense que se vuelve malo a causa de tener contacto cultural y afectivo con los musulmanes en Homeland.

Más allá del componente ideológico –que ya aburre y no hay quien se lo crea, la verdad-, una gran cantidad de roles secundarios y de circunstancias vertiginosas donde la sangre y la intriga juegan un gran papel, hace de Tyrant una serie que pinta para quedarse unas cuantas temporadas en la pantalla televisiva.

Al frente, como el atribulado pediatra Bassam (Barry) Al-Fayeed, está el actor inglés Adam Rayner (1977), para nada un desconocido ni en el cine ni en la televisión, pero que obviamente enfrenta en la serie de FX, estrenada el pasado 13 de agosto, un desafío que puede llevarlo a la categoría de estrella, tal como le sucedió a Kiefer Sutherland en 24 y un poco menos a Damian Lewis en Homeland.

El actor israelí Ashraf Barhom hace un gran papel como el hermano malvado, pero sus líneas son exageradas y maniqueas. Foto: Especial
El actor israelí Ashraf Barhom hace un gran papel como el hermano malvado, pero sus líneas son exageradas y maniqueas. Foto: Especial

Tyrant no es una serie que no tenga fisuras. Por el contrario, ofrece situaciones muy caricaturescas muchas de las cuales están a cargo del excelente actor israelí Ashraf Barhom, quien encarna al hermano mayor de Barry, un pichón de dictador malvado y retorcido como pocos.

A pesar del excelente trabajo de Barhom, el personaje es absurdo, porque la maldad que ejerce no tiene explicación en el contexto de la historia y muchas de sus acciones parecen reflejar el empeño forzado de los guionistas de hacerlo malo requetemalo e irremediablemente perdido para las causas nobles de su hermano menor.

“Estás roto, no te puedo arreglar”, dice Bassam a Jamal, poco tiempo antes de que tome una decisión que cambiará totalmente el rumbo de la trama y que marcará la esencia de la segunda temporada.

La primera consta de 10 episodios de una hora y ha servido para constatar que Adam Rayner es la columna vertebral de una serie que todavía tiene mucho camino que recorrer antes de conseguir meterse en el corazón de los espectadores

El inicio ha estado marcado por una gran cantidad de obstáculos, el primero de los cuales ha sido la renuncia en mayo del 2013 del taiwanés Ang Lee, quien se había comprometido a dirigir el piloto, una responsabilidad que finalmente recayó en el director de Harry Potter, el británico David Yates.

Otro que se fue: el creador de la serie, Gideon Raff, por desacuerdos con su socio Howard Gordon respecto del rumbo que debía tomar el show.

Rayner fue prácticamente la última adquisición en un elenco que carece de estrellas. Se tardó mucho en elegir al protagonista y a poca gente gustó que fuera demasiado blanco, demasiado joven y sin una gota de sangre árabe en sus venas.

Decisiones que tomar en el aeropuerto. Foto: Especial
Decisiones que tomar en el aeropuerto. Foto: Especial

Sin embargo, conforme van pasando los capítulos, hay que reconocer que Adam está frente al papel de su vida y que de él dependerá el futuro de la serie. Es bueno, sexy y está dispuesto a ensuciarse las manos –como hacía Jack Bauer- en beneficio de un propósito mayor.

Tiene todo lo que hay que tener para cargar con la historia de Tyrant en sus más que bien formada espalda y también es guapo portador de una belleza clásica, al estilo de Jon Hamm, el celebrado protagonista de Mad Men.

Tyrant, que se rodó en Israel, se parece mucho a El Padrino y Barry tiene mucho de Michael Pacino: quiere salirse, pero las fuerzas ocultas de su pasado y de su herencia lo arrastran hacia lo inevitable.

Con experiencia en cine, televisión y teatro, Adam Rayner tiene ahora la tarea de timonear un proyecto millonario que empezó con muchos contratiempos, pero que posee el potencial suficiente para pasar la marea alta y comenzar a navegar con placidez en el ancho océano de las series del siglo XXI.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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