Los sismos silenciosos se apuntan como la mejor vía para pronosticar terremotos

20/11/2014 - 12:00 am
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Los científicos creen que el estudio de los sismos silenciosos puede ser crucial para prevenir catástrofes mayores. Foto: Shutterstock

Ciudad de México, 20 de noviembre (SinEmbargo).- Prevenir un terremoto con exactitud es una labor incierta y, pese a los modernos instrumentos con los que los geólogos actuales cuentan, aún no es posible ser precisos en lo referente a sismos. Sin embargo, ahora el estadounidense Tim Dixon y el costarricense Marino Protti buscan proporcionar a los científicos mejores herramientas para pronosticar los terremotos en la medida de lo posible

Los expertos creen que esto es posible estudiando la manera en la que los llamados sismos silenciosos pueden ser cruciales en el futuro para mejorar este pronóstico con mucho más detalle, publicó el diario español El País.

Los sismos silenciosos son fricciones lentas, que liberan la misma energía que los terremotos más devastadores pero no en segundos, sino a lo largo de días, semanas e incluso meses.

Debido a lo prolongado de su actividad y a la falta de instrumentos adecuados, se creía antes que el ruido asociado a estos fenómenos era debido al viento, animales o la actividad humana. Sin embargo, en 2001, el geólogo Herbt Dragert se sirvió de sistemas de GPS para detectar estos deslizamientos lentos de placas y ahora se empieza a descubrir su potencial para diseñar un mapa del subsuelo que permita adelantar acontecimientos.

“Se comienza a comprender la contribución que tienen estos sismos lentos para reducir el potencial de futuros terremotos destructivos. Si no ocurrieran sismos lentos, toda la deformación se acumularía para ser liberada en terremotos mucho mayores de los que realmente ocurren”, dijo Protti, para quien el potencial predictivo de estos fenómenos está basado en la idea de que, cada vez que ocurre uno, el deslizamiento ocurrido en la falla carga los segmentos mejor acoplados de ella, los que eventualmente rompe con terremotos destructivos.

Así, basándose en esta idea y teniendo en cuenta el comportamiento de las fallas, la probabilidad de que los terremotos fuertes sucedan aumenta justo después de la incidencia de un sismo lento.

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Si se llegará a descubrir el mapa para una falla también sería posible anticipar el tamaño aproximado del siguiente terremoto. Foto: Shutterstock

Los científicos se encuentran en los primeros pasos para comprobar por completo la utilidad de su teoría y poder ponerla en práctica más adelante desplegando sistemas de pronóstico de terremotos. De momento, su trabajo se centra en lo que ocurre en Costa Rica porque es un escenario ideal para el estudio de estos roces.

“Las penínsulas de Costa Rica permiten el registro, sobre el terreno, de esas deformaciones, permitiendo obtener detalles sobre cómo funcionan estas zonas de subducción (hundimiento). Fue por eso por lo que durante más de 20 años hemos estado instalando instrumentos, para aprovechar tanto la cercanía espacial a la zona de deformación como la cercanía temporal a un futuro terremoto”, dijo Protti.

El estudio es esperanzador, pero aún tiene mucho que demostrar. No obstante, si se llegara a descubrir el mapa para una falla se podría anticipar el tamaño aproximado del siguiente terremoto.

Ya en 2006 Paul Segall, profesor de geofísica en la Universidad de Stanford descubrió en Hawai que los lentos sismos silenciosos pueden desencadenar oleadas de pequeños temblores convencionales.

“En los últimos seis años, se ha producido un gran auge en la investigación de lo que la gente llama seísmos lentos, silenciosos, o eventos asísmicos”, dijo el académico. En el estudio, los investigadores analizaron cuatro eventos asísmicos ocurridos en la Gran Isla de Hawai. Lo que les llamó la atención de tales eventos fue que todos ellos estaban asociados a oleadas de pequeños sismos de magnitud 2 y 3.

De igual manera, en 2007, científicos de Estados Unidos y Japón hallaron la relación entre varios episodios menores relacionados con los movimientos de los materiales del interior de la Tierra, que hasta ahora se creían aislados, y los agruparon en una categoría nueva que ahora se conoce como terremotos o sismos lentos.

Con el fin de unificar una clase diferente de fenómenos sísmicos lentos y buscando contribuir a una mejor comprensión de los procesos de subducción de la placa y de aparición de los grandes terremotos, esta división terminó acogiendo a los conocidos como profundos temblores episódicos, sismos de baja intensidad, terremotos de muy baja intensidad, lentos deslizamientos de tierra y sismos silenciosos.

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