20AñosDespués | “No cerró, pero tenía cinco empleados y se quedó con dos”

20/12/2014 - 12:00 am

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Soy el segundo de cuatro hijos: mujer, yo, mujer y otro hombre. En 1994 tenía 12 años. Vivía en la colonia Cuauhtémoc, en la calle de Río Nilo [del Distrito Federal] con mis hermanos y mis dos papás. No éramos ricos, pero teníamos un coche.

Antes de diciembre [de 1994] salíamos a comer o al cine los fines de semana. Mi papá tenía su negocio de computadoras armadas. Era la época en la que había un boom, y vender computadoras era un buen negocio. Mi papá, un año antes de la crisis, fue liquidado en un trabajo que tenía y con ese dinero, puso el negocio. A los cuatro hijos nos tenía en escuela de paga.

El negocio de las computadoras era muy buen negocio en ese tiempo. Te daban una línea de crédito, porque no los comprabas en la esquina los equipos, y esas línea de crédito eran en dólares. Y te ibas moviendo con eso. Recuerdo que el dólar se depreciaba de manera constante, pero una cantidad que ya se sabía. Mi papá sabía lo que iba a pagar para el 30 de diciembre y en base a eso, hacía sus cálculos.

Pero de repente, la de deuda se te va al triple. Y no sabes cuánto vas a pagar mañana. Aún cuando tienes el dinero, no sabes si pagas o ya la regaste, porque bajó al otro día de un golpazo.

Las líneas de crédito empezaron a cerrarse. Si mi papá tenía una línea de crédito de cinco mil dólares, se la bajaron a mil.

No cerró el negocio, pero tenía cinco empleados y se quedó con dos. Los primeros tres meses más gachos les quedó a deber su quincena. Se empezaron a recortar los gastos a lo bestia y te das cuenta que ya no había dinero. De comer fuera, era comer en casa y, a veces, sólo huevo revueltos con tortilla. Ya no había para el Gansito y la Coca. Para gastar en el recreo me daban una moneda de mil pesos, porque como éramos muchos mi mamá no nos hacía lonche y, de repente, a llevar comida de casa.

En ese tiempo era mucha la broma de que ibas a las casas de tus tías, tíos, primos y a todos los habían asaltado. Eso me marcó porque yo no sabía qué era un secuestro o un asalto. Yo ahorita tengo una hija y ella ya sabe qué es un secuestro, pero en esa época, vivíamos en una burbuja.

A pesar de la crisis, mi papá no nos sacó de la escuela de paga, porque él es de esas personas que piensan que teníamos que estudiar inglés y tener una buena educación. Siempre nos decía: “Yo no les voy a dejar dinero, les voy a heredar educación”, y así fue, ahorita no tiene dinero, pero nos dejó la educación.

Hubo ocasiones que no me dejaron hacer exámenes, porque mi papá no había pagado la colegiatura. Muchos de mis compañeros abandonaron la escuela. Ya al final, mi papá vendió el coche para no sacarnos. Entonces supe lo que era andar en micro o en el Metro, nosotros nunca habíamos andando en micro hasta ese momento.

Mi papá se llama Juan García, ahorita tiene 60 años y se regresó a su pueblo, en el Estado de México, allá viven los dos. Mi papá y mi mamá.

El negocio de las computadoras ya no existe. Mi papá tiene unos locales y pues, no tiene dinero.

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