La Diócesis de Apatzingán celebra el regreso paulatino a la normalidad, como si los Templarios “no existieran”

21/01/2014 - 12:04 am
Foto: Cuartoscuro
Vicario General de Apatzingán, Javier Cortés, agradece que esté volviendo a la normalidad la vida en la localidad con la presencia de las fuerzas federales. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 21 de enero (SinEmbargo).– El Vicario General de la Diócesis de Apatzingán, Javier Cortés, dijo que desde ayer se reanudaron las actividades cotidianas en la localidad y que todo transcurre “como si Los Caballeros Templarios no existieran”: no hay amenazas y tampoco cobro de cuotas.

“Parece que ellos [Los Templarios] no existieran. No sé si se fueron, se refugiaron. Pero ahorita ya los comercios abrieron, los niños fueron a la escuela y a los comerciantes no les están cobrando cuota. Les damos un voto de confianza al Ejército”, dijo el sacerdote.

Javier Cortés indicó que la población de Apatzingán está cansada y lo único que desea es trabajar para ganarse el “pan de cada día”.

“Porque aquí todos trabajan por el pan de cada día. La gente vive al día y es lo único que deseamos todos: trabajar y que se ponga fin definitivamente al problema de Michoacán”, agregó en entrevista con SinEmbargo.

Para el sacerdote católico, la situación de la violencia en Michoacán debe afrontarse con decisión. De no solucionarse, coincidió con el padre Alejandro Solalinde, “la población continuará levantándose en armas”.

“Si las cosas no cambian, habrá más levantamiento de la gente porque está cansada y reacciona. Si te tocan tu familia, esposa, hermano, la gente va a tomar justicia por ella misma”, dijo.

Hace tres años, Javier Cortés era párroco en La Ruana, Michoacán y en el confesionario tuvo que escuchar el lamento de varias niñas entre 15 y 16 años violadas y obligadas a pasar uno o dos días con los narcotraficantes a cambio de la vida de sus padres.

Esa situación se convirtió en algo habitual para el sacerdote, quien presenció todo tipo de vejaciones: violaciones, extorsión, amenazas y hasta la muerte de un sacerdote de otra de las comunidades de Tierra Caliente.

“Era el párroco de La Ruana y me tocó tratar los casos de señoritas, muchachas donde les pedían que si no se iban con ellos, sus papás pagarían las consecuencias. Eran niñas, muchachitas, adolescentes entre los 15 y 16 años que se veían forzadas a estar con ellos uno o dos días”, dijo el Vicario a SinEmbargo en entra entrevista realizada en noviembre del año pasado.

Primero fue La Familia Michoacana y después, Los Caballeros Templarios quienes llegaron a las comunidades y dejaron a su paso madres solteras en toda la región.

“Hay muchos niños regados. Ellos se van, los cambian y se quedan las madres solas con sus hijos”, dijo el sacerdote.

No todos esos hijos fueron producto de violaciones, dijo, pues las vejaciones a las jovencitas de las comunidades eran tan habituales, que las mujeres tomaban anticonceptivos.

“Las  señoritas han tenido el cuidado de no quedar embarazadas, hasta ahí hemos llegado”, dijo.

Aquello fue el detonante para que las guardias comunitarias se levantaran en armas en febrero de este año, como en su momento denunció el médico José Manuel Mireles, un miembro de la policía  de Tepalcapetec.

“Decían los padres de familia que no era posible que las niñas fueran para ellos y sirvieran para ellos. Fue muy difícil tratar a estas niñas”, narró el sacerdote.

EL SUFRIMIENTO

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El padre “Goyo” está bien, afirmó el Vicario General en entrevista con SinEmbargo. Foto: Cuartoscuro

El sacerdote católico dijo que el padre Gregorio López Gerónimo, quien denunció apenas la semana pasada una reunión de los líderes templarios cerca de Apatzingán, está bien y realiza sus actividades diarias con normalidad,. También denunció que fue víctima de un atentado frustrado para asesinarlo.

López Gerónimo sufrió un atentado el sábado pero el hecho fue frustrado por la intervención de agentes de la Policía Federal (PF) que abatieron a los cinco hombres que intentaron asesinarlo, según dijo, y aclaró que a pesar de ello no tomará la protección personal que le han ofrecido.

Luego del incidente, el “Padre Goyo” convocó a una concentración masiva en el centro de la ciudad de Apatzingán, frente a Palacio Municipal, donde señaló que la Iglesia “no puede seguir hablando a un pueblo de Dios cuando están matando a sus fieles. Yo mismo no puedo seguir hablando de Dios cuando aquí, apesta a muerte”.

El sacerdote reveló la semana pasada que Nazario Moreno y Servando Gómez Martínez, los máximos líderes de Los Caballeros Templarios, comieron el miércoles en un rancho llamado La Cucha, cerca de Apatzingán, Michoacán, justo el día en que llegó el grueso de las fuerzas federales a Tierra Caliente.

“Nazario Moreno ayer comió con ‘La Tuta’ [Servando Gómez Martínez] en un rancho que se llama La Cucha, aquí a unos kilómetros de Apatzingán, y el gobierno lo sabía. Pero había que enfocar, focalizar la mirada en Fausto Vallejo [Gobernador de Michoacán], ese decrépito que vino a visitarnos cuando los jefes más nocivos de la reunión estaban reunidos allá, tal vez hasta con seguridad del gobierno mismo, de la XXI Zona Militar, que recibe nómina de Los Templarios”, dijo entonces en una entrevista con Red Noticiero.

La estrategia de enviar fuerzas federales a Apatzingán, Michoacán, es “una farsa, un teatro” porque incluso los elementos de la Policía Federal reciben su nómina del crimen organizado y el gobierno federal y estatal lo saben, afirmó el padre Gregorio López,  Vicarios de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción en esa ciudad.

Javier Cortés, dijo que durante los últimos dos días no ha visto al sacerdote, pero que “sigue con su vida normal” y sobre el atentado en contra de Gregorio “no hay certeza”.

“Aquí vivimos, somos de aquí. Somos parte de aquí, parte del pueblo; nacimos, estudiamos. Nos van pidiendo servir a diferentes comunidades durante tres a seis años, según las necesidades. Sobre el incidente del padre Goyo, en los medios salen algunas aclaraciones, afirmaciones que no tienen certeza en los hechos. Son rumores que se corren. Tenemos nuestra vida normal. Siempre nos ha preocupado la inseguridad y la presencia del crimen organizado, pero creemos y caminamos con nuestra gente”, dijo.

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