Ciudad de México, 21 de abril (Sin Embargo).- Entre las muchas cosas que se destacaron de la personalidad del recientemente fallecido escritor colombiano Gabriel García Márquez, no faltaron las menciones a su proverbial tendencia a la superstición.
Creía que las flores amarillas le daban buena suerte. Que los pavos reales, las flores de plástico, los caracoles detrás de la puerta y el frac eran augurios de mala fortuna.
También amaba mucho a Buenos Aires, la ciudad donde salió publicada la primera edición de Cien años de soledad. Fue en 1967, en una tirada de 8 mil ejemplares que se vendió inmediatamente y dio inicio al éxito rotundo que lo acompañó hasta su muerte.
Precisamente, por supersticioso, jamás volvió a Argentina. Decía que se le iba a terminar la magia.
En ese país que fue tan importante para él, escritores como Vicente Battista, Alberto Laiseca y Claudia Piñeiro elogiaron la “inmensa obra universal” que dejó el Premio Nobel de Literatura
“Su inmensa obra se coloca entre las grandes de la lengua española. Cien años de soledad es una de las más grandes novelas universales, pero todos sus trabajos son inmensos”, expresó Battista.
Laiseca, en tanto, reconoció estar “triste” por el fallecimiento de García Márquez, y aseguró: “Los escritores siempre dependemos de la mirada ajena, a él se lo miró, se lo entendió, y por eso el ‘realismo mágico’ está puesto ahí arriba. Su obra es muy grande”, sostuvo.
En tanto, Piñeiro identificó a “Relato de un náufrago” como uno de los libros que la “hizo escritora”. “Lloro por él”, admitió.
Pero si amaba a Buenos Aires, no quería menos a Aracataca, pueblo en su Colombia natal donde nació en 1927, una razón más que suficiente por la que este lunes, a las 16 horas, cuando el presidente de México, Enrique Peña Nieto, dé inicio al homenaje a Gabo en el Palacio de Bellas Artes, esté también presente el primer mandatario colombiano.
Juan Manuel Santos confirmó su asistencia al acto, al tiempo de declarar cinco días de duelo en Colombia en homenaje a quien consideró “el colombiano más grande de todos”.
Precisamente, el martes, un día después del homenaje en Bellas Artes, tendrá lugar una ceremonia solemne en la Catedral Primada de Bogotá, que será transmitida por radio y televisión.
En el marco del día del idioma, el próximo 23 de abril, el ministerio de cultura de Colombia instó a todos los habitantes de ese país a realizar una lectura masiva de El coronel no tiene quien le escriba.
MÉXICO AMABA A GABO Y VICEVERSA
No es redundante destacar el férreo lazo amoroso que unía a Gabriel García Márquez con el país donde vino a vivir en 1961, acompañado de su mujer, Mercedes Barcha y de su primogénito, de apenas dos años, Rodrigo.
La leyenda cuenta que la familia arribó en tren y que Gabo tenía apenas 20 dólares en el bolsillo.
El escritor decía que México era su “otra patria distinta”, el lugar donde crecieron sus hijos, escribió sus libros y sembró sus árboles. Donde, en 1982, el año en que también recibió el Nobel de Literatura, fue distinguido con el Águila Azteca, la máxima distinción oficial que otorga nuestro país.
Después de publicar Cien años de soledad, García Márquez vivió en Barcelona y alternó entre Ciudad de México, La Habana, París y su natal Colombia.
En 1981, cuando pensaba radicarse en su país, recibió información de que iba a ser detenido acusado de financiar al grupo guerrillero colombiano M-19. Tomó entonces la decisión de abandonar Colombia protegido por la embajada mexicana y México lo acogió de manera definitiva.
Bellas Artes ha sido escenario de homenajes luctuosos a algunas de las principales figuras de la cultura y la música en México, entre ellos el también escritor Octavio Paz (1914-1998), Carlos Monsiváis (1938-2010), la cantante Chavela Vargas (1919-2012) y el actor Mario Moreno Cantinflas (1911-1993).
Con información de agencias
