Por Angélica Simón Ugalde***

Las revoluciones, lo disruptivo siempre causarán incredulidad y resistencia, mucho más y de manera conveniente cuando aceptar el cambio implique ir contra intereses poderosos, contra el orden establecido de las cosas.

¿Qué hacer entonces para que un cambio no progrese? Decir que no es posible, que no es viable, que no es real ni efectivo, que las cosas están bien como están, que lo otro es ilusión o idealismo, romanticismo contra practicidad. Eso es lo que muchos quieren hacernos creer respecto a la propuesta de dejar atrás el modelo de agricultura industrial con el que actualmente obtenemos nuestros alimentos para regresar a una agricultura ecológica con la capacidad de proveer alimentos sanos, suficientes y de calidad, sin transgénicos ni agrotóxicos.

Pero no, como asegura Maybe Campos, subdirectora del Centro y Directora de la Escuela de Formación de la Estación Experimental Indio Hatuey (Matanzas, Cuba), “la transición de la agricultura convencional a la ecológica, no es un mito”.

Maybe es parte de una delegación cubana de expertos en agroecología que visita esta semana la Península de Yucatán para conocer proyectos implementados por las comunidades en la búsqueda de otra agricultura. Ha venido a compartir su experiencia, su conocimiento, pero sobre todo a reiterar que es posible dejar atrás la agricultura industrial que contamina y acaba con los recursos naturales y a la larga, con la capacidad de la tierra de proveer más alimento.  La reconversión agroecológica cubana –afirma la experta- fue una etapa de mucho esfuerzo de especialistas, productores y decisores, pero existen resultados relevantes que demuestran su veracidad.

Cuba pasó de ser un país  donde en los años 50 se producían alimentos con un sistema de agricultura industrial (monocultivos, alto uso de insumos químicos y sobreexplotación de recursos naturales)  a ser un país donde actualmente, los agricultores cubanos, en ciudades y áreas rurales producen cerca del 80% de los vegetales y frutas que el país consume. Además, el número de cooperativas incrementó del 15 por ciento de la tierra cultivada en 1989 a más del 70 por ciento en la actualidad y produce alrededor del 70 por ciento de la comida cultivada nacionalmente (86 por ciento del maíz y frijoles cultivados y el 90 por ciento de los vegetales. El país también redujo su consumo de agroquímicos en un 75 por ciento en los últimos 20 años (1).

En verdad ¿esto no es posible en México? ¿o no se quiere? La realidad es que existen esfuerzos como los de las comunidades mayas en Yucatán y Campeche, aún aislados, por demostrar que sí es posible si existe voluntad política e inversión en investigación y capacitación para las comunidades campesinas.

El gobierno de Yucatán está impulsando una agricultura sustentable  con la creación del Programa Milpa maya y sistemas agroecológicos y el decreto del estado como Zona Libre de Transgénicos. Hay iniciativas en las comunidades como la de la Escuela de Agricultura Ecológica de U Yits Ka´an pero van contra corriente.

Lamentablemente se siguen enfrentando a intereses de las grandes empresas que pretenden controlar la alimentación y que quieren imponer la siembra de transgénicos como en Campeche, donde la siembra de soya genéticamente modificada y las prácticas asociadas a este tipo de cultivos (uso de paquetes “tecnológicos”, plaguicidas entre éstos, monocultivos, etc.) está amenazando la milpa, la apicultura y la selva Maya.

También se encuentran contra incredulidad y resistencia de otros gobiernos, tanto locales como del federal que no creen en este disruptivo cambio de modelo en beneficio del campo, de los productores  y los consumidores y que no solo no apoyan el desarrollo de la agricultura ecológica, sino que la bloquean directa o indirectamente con el respaldo al viejo modelo de agricultura convencional brindando como “apoyo” paquetes de semillas híbridas y agrotóxicos.

En México seguimos anclados a la agricultura industrial, ingorando alternativas reales, eso, solo puede tener una causa: falta de visión y voluntad política.

La agricultura ecológica es posible. Ahora falta preguntarnos ¿cuándo será una realidad?  

Notas al lector:

1.- Reporte Navegando hacia el futuro de la agricultura en http://www.greenpeace.org/mexico/Global/mexico/Docs/2017/comida-sana/navegando-hacia-la-agricultura-ecologicaa-comida-sana.pdf

***Angélica Simón es coordinadora de medios en Greenpeace México
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FB: Greenpeace México
TW: @Greenpeacemx
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Greenpeace

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