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Alejandro Páez Varela

21/08/2017 - 12:05 am

Quesadillas de sandía

El Frente Amplio Opositor, visto así, suena más a una estrategia de sobrevivencia por medio de una unión de fuerzas en vías de desgaste. Puede ser que hablen de él porque tendrá o tiene todas las facilidades del PRI y de Enrique Peña Nieto, por supuesto, si ven que le quita votos a López Obrador. Pero no podrá crecer hasta convertirse en una verdadera alianza ganadora, porque el PRI y Peña no se lo permitirán. ¿Entonces de qué hablan Mancera y Anaya?

¿De qué hablan cuando hablan del Frente?

Ricardo Anaya Cortés y Miguel Ángel Mancera han mantenido en los últimos días su discurso sobre el Frente Amplio Opositor. Cualquiera de nosotros, que vemos desde una azotea, no entendemos un carajo. Dudamos que quepan por una puerta dos camiones de cerveza, pero nos quedamos con los ojos cuadrados al imaginar que entre los dos quieren meter, en un mismo escenario, a la mujer barbuda, un equipo entero de beisbol, dos violonchelistas, una quesadillera, al escapista Zovek y a un cantante de ranchero. No tiene lógica, pues. Y siguen hablando del mentado Frente.

Lo único que le da sentido a esta supuesta unión de fuerzas es que dijeran que quieren echarle montón a Andrés Manuel López Obrador, puntero en las encuestas para 2018. Porque cuando dicen que van “contra el régimen” uno se pregunta si se van a meter un balazo en un pie. No se refieren al PRI, ¿correcto? No serán tan ilusos como para pensar que todos los demás nos tragamos eso de que quieren acabar con un régimen que se pudre solo a cada hora, que arroja gusanos por los ojos mientras la carne se le desmorona y cae, jugosa de tanta pus. ¿Ese régimen quieren demoler? ¿El que se cae solo de tan podrido? Pues no: sería más honesto y tendría más lógica que dijeran que van por AMLO.

El PRI ya no es una fuerza competitiva, pues, al menos para ganar la Presidencia. Lo vemos los que estamos lejos, en una azotea. Y advertimos que muy pronto las órdenes del jefe del cártel económico que opera Los Pinos (asociamos “cártel” con las drogas y no es exclusivamente eso) dejarán de tener efecto, y empezará el desmoronamiento total del grupo en el poder. Es decir: no es necesario acabarlos. Para allá van, solitos, los priistas que gobiernan México.

Claramente no es al PRI, pues, al que deben enfrentar Anaya y Mancera para cumplir sus aspiraciones. Es a Morena, a AMLO.

Pero las fuerzas centrífugas que vienen desde el corazón mismo del PAN y del PRD se oponen, primero, a la posibilidad del Frente. Y, segundo, a que crezcan las posibilidades de Anaya o de Mancera.

No veo un Frente, entonces. No veo cómo quepan en un mismo escenario la mujer barbuda, el equipo de beisbol, los dos violonchelistas, la quesadillera, el escapista Zovek y el cantante de ranchero.

Lo que sí veo es que tanto Mancera como Anaya tienen remolinos en los pies, y parecen no darse cuenta.

***

Primero el PAN.

José Antonio Meade ha tomado la delantera dentro del PRI; quizás el más sorprendido sea Miguel Ángel Osorio Chong, quien tenía razones para sentir la candidatura en las manos. Luego, Margarita Zavala sale bien en las encuestas abiertas a población general, pero es sabido que dentro del PAN, que recuerda bien los excesos de su marido cuando fue Presidente (mangoneó a la cúpula panista a gritos y patadas), ella no tiene suficientes simpatías para ser la abanderada en 2018. Entonces, las fuerzas centrífugas dentro del panismos podrían arrojar tres candidatos: Meade, Zavala y Anaya. Aunque no se quiera reconocer, los tres tienen fuerzas activas que operarán a su favor y partirán desde el centro (de allí que la fuerza sea centrífuga) al PAN. Meade podría salir por el PRI, Zavala iría independiente y Anaya sería el candidato oficial panista. El PAN, con tres candidatos presidenciales. Dividirá en tres su esfuerzo. Por explicarlo con un ejemplo: antes de salir a cantar, Anaya necesitará todos los recursos económicos del PAN para decirle al panismo que es por él por quien tienen que apostar.

Luego, el PRD.

Nada desconocido: la velocidad con la que el PRD se está desmoronando básicamente depende de Morena. Es el partido fundado por López Obrador el que marca el ritmo: conforme los van aceptando, van renunciando al PRD. Si hubiera “pase automático”, seguramente la sangría sería mayor. Alejandra Barrales no sólo cuenta con todo el apoyo de Mancera: ella es, quizás, la única presidenta nacional perredista que llegó por designación directa del Jefe de Gobierno. Entonces este PRD, el que sea, es un PRD de Mancera. Y se desmorona. La fuerza centrífuga es tan veloz y está cargada con tanta energía que algunos calculan que en 2018 pasará a quinta fuerza después de Morena, PAN, PRI y Verde, y el orden depende de quién lo calcule. El candidato del próximo año es Mancera, y será el primer externo en competir con las siglas del partido que fundaron Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez, Porfirio Muñoz Ledo y otros que ya se fueron. En el núcleo del átomo perredista quedan los manceristas, “Los Chuchos”, Héctor Miguel Bautista y su grupo (que incluye a Juan Zepeda en la guitarra y la voz). Es decir, los que difícilmente podrán integrarse a Morena. El desmoronamiento lleva tal ritmo que si se tardan en hacer su congreso nacional quienes votarán la nominación serán los de intendencia.

El Frente Amplio Opositor, visto así, suena más a una estrategia de sobrevivencia por medio de una unión de fuerzas en vías de desgaste. Puede ser que hablen de él porque tendrá o tiene todas las facilidades del PRI y de Enrique Peña Nieto, por supuesto, si ven que le quita votos a López Obrador. Pero no podrá crecer hasta convertirse en una verdadera alianza ganadora, porque el PRI y Peña no se lo permitirán. ¿Entonces de qué hablan Mancera y Anaya?

Lo curioso es que el Frente, de lograrse, no podría ser encabezado ni por Anaya ni por Mancera, sus promotores. El PAN no aceptará a Mancera de candidato; queda que el PRD, o lo que queda de PRD, acepte a Anaya, pero lo veo sumamente improbable.

Lo que quedaría, entonces, es inclinarse por un tercero. Y ni Mancera ni Anaya querrán soltar sus candidaturas, casi amarradas, por un tercero.

¿Entonces?

Lo que parecía una idea ganadora se ha quedado como una noche de pesadillas. El Frente se antoja tanto como una mermelada de frijoles, o unas quesadillas de sandía, o unas flautas de caramelo.

A ver, éntrele: unas quesadillas sin queso pero con sandía, ¿se comen con pan, o a cucharadas y con leche?

Alejandro Páez Varela
Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx

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