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¿Qué piensas de Bunbury? ¿Es un talento nato o alguien que imita gestos de grandes como Dylan?

21/08/2018 - 12:02 am

¿Enrique Bunbury es bueno o es malo? Preguntar las cosas así no tiene mucho sentido, pero es cierto que hay muchísimos fans del zaragozano nacido hace 51 años y hay otros que, como el crítico Oscar Sarquiz Figueroa, que lo consideran “fatuo, cursi, pedante y sobreactuado”. Revisamos un poco la carrera de Enrique, ahora que tiene dos fechas en el Auditorio Nacional, con la apreciación de profesionales y las nuevas canciones de su disco Expectativas.

Ciudad de México, 21 de agosto (SinEmbargo).- Enrique Bunbury tiene dos fechas próximas en el Auditorio Nacional, los días 15 y 22 de octubre. Presenta así su Ex·Tour 17-18, celebrando sus 51 años y quizás pensando si después esa edad hay rock o deberá renovarse, estar un poco al compás de la edad y del tiempo.

Bunbury comenzó su carrera artística como cantante y escritor de canciones en 1986, formando parte de Héroes del Silencio (Enrique Bunbury, Juan Valdivia, Joaquín Cardiel y Pedro Andreu), con la que grabó cuatro discos de estudio, El Mar No Cesa (1988), Senderos de Traición (1990), El Espíritu del Vino (1993) y Avalancha (1996). Hay mucha gente que todavía extraña a la banda española, hay otras que los llaman –irónicamente- “enemigos del silencio”.

En 1997, con el álbum Radical Sonora (1997), el cantante español emprendió su carrera como solista que se ha extendido hasta la actualidad con 21 años de enorme éxito, a fuerza sobre todo de una voluntad viajera y de no cansarse nunca. Es bien sabido que en México, Enrique recorrió todos los escenarios posibles, razón que explica cómo está metido en la gente de este país, su segunda casa.

Probablemente, por la crítica –no sólo por el público- el mejor álbum en solitario es Pequeño, el segundo disco en solitario, con canciones que suenan sinceras, emotivas y que tienen un alto vuelo poético, como “Algo en común”, “Infinito”, “El viento a favor”, entre todas las canciones, cada una de ellas un hit en sí misma, con una producción excelsa.

A partir de ahí, siguieron muchos años de carrera, por supuesto, con llenos en los conciertos, con el regreso (dos veces) de Héroes del Silencio, con un disco maravilloso con Andrés Calamaro (Bunbury & Calamaro), aunque siempre dudamos de Enrique Bunbury.

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“Aunque sea una comparación en la que salgo obviamente mal parado puesto que su obra es mucho mayor que la mía, me gusta pensar que tengo algo parecido a él. Me parece un artista jodidamente bueno, el number one. Y me digo: ojalá alguien vea algo parecido en mí de lo que yo veo en él”, supo decir Enrique con respecto a Andrés Calamaro.

Y en ese sentido, Enrique Ortiz de Landázuri Izarduy, nacido en Zaragoza el 11 de agosto de 1967, es un artista que con el correr de los años ha cedido sus impulsos creativos, su salvajismo, en posición de estar siempre en lo alto el ranking, buscando conformar a los millenials, que parecen ser su público directo.

“Pones el dedo en una llaga purulenta”, me dice uno de los críticos más reputados de México, Oscar Sarquiz Figueroa.

“Me apenaría ser citado, pero los términos fatuo, cursi, pedante y sobreactuado vienen a mente. Nunca me ha gustado nada – al grado de no programarle jamás – pero él se gusta a sí mismo en demasía. Lamento ser tan extremo y tajante, pero es lo que me suscita su dramatismo de poetastro maldititito. De nadas totales, pues ¿incomparable Gustavo Cerati, verdad?”, dice.

Su juicio es tajante y no le da ninguna salida, en un mundo lleno de “poetastros malditititos”, donde de vez en cuando alguno se suicida y otra vez a empezar de cero preguntándonos qué significa eso que en los 60 llamamos rock.

Dos fechas: El 15 y el 22 de octubre. Foto: Ocesa

“Híjole… ahí te va: Creo que Bunbury es un cantautor que encontró la manera de conectar con una generación que no tuvo cantautores de los tamaños de Bob Dylan. Definitivamente imita y replica comportamientos, fraseos y hasta “looks” de otros, pero al mismo tiempo ha encontrado una extraña originalidad que le ha sumado una legión muy fiel de seguidores. No conecto con él, aunque me gustaba en Héroes del Silencio porque su voz se diluía con la música del grupo de manera que no provocaba ese estridente protagonismo que caracteriza su trabajo solista”, afirma Arturo J.Flores, director de la revista Playboy un gran crítico musical.

El crítico Mario Lafontaine piensa distinto y dice: “Es un artista indispensable para el rock en castellano, un referente obligado, me gusta muchísimo, he tenido el placer de entrevistarlo y han sido money’s inolvidables en mi trayectoria. Dios crea y uno recrea, todos tomamos influencias de otros para adueñarnos y crear escuela”.

“Pienso que es un tipo que supo crear muy bien un personaje de “cantautor/poeta maldito”, basándose en Jim Morrison, en Andrés Calamaro, en Leonard Cohen (pienso más en él que en Bob Dylan como referencia, pues él mismo ha dicho que cuando escuchó a Cohen quedó impactado). Pienso que sabe además usar muy bien el marketing que da estar diciendo que se retira cada tanto para al final volver siempre. Nunca me pareció un músico especialmente talentoso ni un letrista excepcional, reconozco que tiene un par de buenos discos (Pequeño cabaret ambulante –el vivo de Pequeño-, es uno, por ejemplo) pero creo que algo de lo que pasa con Bunbury es que no aguanta la madurez de sus escuchas, que no es de esos cantautores que te llevas de una época de tu vida a otras (como sí pasa con Cohen, con Dylan, e incluso con algunos españoles -desde los viejos: Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute, hasta más jóvenes: Santiago Auserón, Nacho Vegas y, por supuesto, Antonio Vega-. Creo que uno puede engancharse con Bunbury una vez en la vida: por la edad, por un desamor, por cualquier circunstancia, pero en cuanto esa experiencia o suceso se agote, se agota también las ganas de escucharlo o de volver a él. Eso para mí, sin duda, es justo lo que como músico no quieres que te pase y como fan, tampoco”, dice la crítica y periodista Michelle Solano.

Enrique Bunbury ha vuelto con Expectativas. Foto: Cortesía

“Mmm”, contesta el crítico Alejandro Mancilla. Piensa y contesta: “Creo que todos los artistas tienen influencias, Bunbury no es la excepción. En Héroes del silencio sus influencias eran el goth, sobre todo en los primeros discos. Luego como solista, quizo ser Bowie en Radical Sonora, pero de inmediato cambió al personaje de cantina, poeta maldito, que si bien sonaba un poco impostado, le funcionó. Más que a Calamaro, absorbió cosas de sus connacionales como Nacho Vegas, y de músicos poetas como Cohen, Dylan y bohemios como José Alfredo Jiménez. Es un producto de sus influencias, no tan auténtico ni efectivo, pero si diseñado para gustarle a quienes no pueden digerir a los otros. A mí me gustan los dos primeros de Héroes del silencio donde más bien querían ser The Cure y The Mission. Ya como solista se me hace demasiado efectista y sobrevalorado por cierto sector”.

“Cuando Enrique Bunbury lanzó Pequeño, lo recibí con mucho entusiasmo, fue un gesto aventurado, radical, rupturista, pero luego se decantó por lo que, intuyo, siempre ha sido su leit motiv: la fama, la notoriedad. Probablemente no haya nada de malo en “robar” de otros -vaya, es algo que incluso se ha validado en años recientes- y disco a disco ha buscado seguir en el gusto del público que como él, ha crecido en edad, al tiempo que busca llegar a audiencias más jóvenes. En suma, conforme pasan los años se acerca mas y más a un Raphael y se aleja más de Enrique Ortiz de Landázuri”, dice el crítico y periodista David Cortés.

Luego de un paso un poco errado en los MTV Unplugged, Enrique Bunbury ha vuelto con Expectativas, su noveno disco y la verdad es que las críticas son efusivas y en El País ha recibido un 7 sobre 10. “Estas once canciones vehiculan su desaliento ante lo que vivimos (es un álbum de textos sombríos) en ritmos de alto tonelaje y contrastes acentuados”, dice Carlos Pérez de Ziriza.

Que es dueño del escenario no cabe duda de ello. Foto: Ocesa

Algo que bien podría cerrarse con una opinión de Humphrey Inzillo, ex editor de la Rolling Stone y actual de Brando: “Recibí con mucho asombro tu pedido, porque hace un par de días, tuve una conversación sobre Enrique Bunbury con un conductor de Uber. El tipo había tenido una disquería hasta fines de los 90 y me hablaba con devoción de la carrera solista del ex vocalista de Héroes del Silencio. Esa tarde, en la redacción, repasé algunas de sus canciones. Antes que nada, debería aclarar que ninguna de sus canciones forman parte de la banda sonora de mi vida. No es este un juicio de valor, es así como ha ocurrido (o no ha ocurrido) y punto. Sin embargo, Bunbury me parece un frontman increíble y admiro los riesgos que ha tomado en su carrera como solista. Especialmente con aquel disco Pequeño cabaret ambulante, de principios del nuevo milenio. Me parece saludable su búsqueda, que le escapa a los cánones del rock y con la que de algún modo se ha salido de su zona de confort. A pesar de todas sus influencias, Bunbury me parece un artista personal, que ha sabido tomar riesgos y escaparle a las fórmulas. Esas son dos virtudes que me provocan admiración y, definitivamente, el zaragozano cuenta con ellas. Así que, desde el sur, mis respetos para Enrique Bunbury”.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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