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Debería haber artistas en la Casa Blanca y en el Congreso de EU, dice la artista Laurie Anderson

21/09/2016 - 12:02 am

La artista multimedia estadounidense protagonizó la sesión inaugural de la Cátedra Max Aub en arte y tecnología, una conferencia magistral organizada por la UNAM, TVUnam , en colaboración con la Universitat Politécnica de Valéncia, en la sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario.

Ciudad de México, 21 de septiembre (SinEmbargo).– Con un quepi en la cabeza y un traje gris perla que delineaba su magra y a la vez imponente figura, la artista multimedia Laurie Anderson ofreció este martes una conferencia magistral organizada por TVUnam a los alumnos de la Universidad.

Ser eso, precisamente una artista multimedia, equivale para la también viuda de Lou Reed, poder hacer lo que quiera, dibujar como quien toca un violín, diseñar instrumentos musicales para expandir el trayecto de la ballena azul de Herman Melville o crear una ópera alrededor de Moby Dick, una tarea artística por demás compleja que Laurie, de 69 años, desaconsejó de todas las maneras a los estudiantes que la escucharon como en misa.

Tal vez porque la manifestación del arte sólo pueda definirse mediante la imposibilidad, lo dificultoso, es que Anderson, nacida en Chicago en 1947, confesó una certeza propia de una personalidad tan trascendente como inclasificable de la cultura contemporánea del mundo: “nunca me ha pasado que todo funcione”, admitió, al tiempo de relativizar el peligro de su arte con ese “golpecito” que uno le da a los objetos para que de pronto comiencen a dar de sí.

Laurie, quien comenzó a actuar en las calles de Nueva York y en sus espectáculos, inolvidables, conmovedores, mezcla poesía, música, echando mano además de los más variados artilugios tecnológicos que dan forma a un contenido con el que esta graduada en Historia del Arte, experta además en cultura egipcia, propone una mirada crítica hacia el mundo occidental contemporáneo, dijo estar viviendo “un momento interesante” en el siglo XXI y en su país, próximo a elegir nuevo Presidente.

No dio opiniones partidarias, pero fue implacable a la hora de preguntarse por el significado del arte y convenir en que la poesía, esa misma que descubrió en las frases de Jack Kennedy cuando era una adolescente, “es el motor de nuestro país.”

El significado de ser una artista, el significado de ser Laurie Anderson. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo
El significado de ser una artista, el significado de ser Laurie Anderson. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo

LA LITERATURA, SIEMPRE LA LITERATURA

Deslumbrada por Moby Dick, atravesada por Dostoievski, quiso, por ejemplo, hacer una ópera basado en el libro Arcoíris de gravedad, de Thomas Pynchon y le escribió una carta para contarle el proyecto. La respuesta del escritor fue: “Genial, pero sólo se puede usar el banjo”.

“Fue su dulce manera de decir no”, dijo Laurie, quien también admira mucho a William Bourroughs, cuya voz incorpora en “Sharkey’s Night”, con idéntica pasión odia los musicales de Broadway y los zoológicos, mudó su estudio para colocar en él un gran acuario de agua salada; escribe historias sobre serpientes, lee a toda hora, no toma en cuenta los elogios a su obra porque eso la distrae del trabajo real y aprendió de su esposo a decir las cosas en forma más directa.

“Siempre estoy hablando en torno a algo y él a menudo me exhorta a decir lo que pienso. Es emocionante”, dijo en una entrevista en 2010.

Anderson  grabado una decena de discos en solitario, el primero de los cuales es el exitoso Big Science, con el sencillo homónimo y el también aclamado “O Superman”, que alcanzó la segunda posición en el Reino Unido.

A menudo se la muestra –y lo es- como una verdadera apasionada por las nuevas tecnologías, herramientas que le sirven para expresar una idea, una emoción.

Como el traje con sensores rítmicos que le permitía crear música con los movimientos de su cuerpo o el violín sin cuerdas ni arco al que le había adosado una grabación que reproducía palabras cuando se tocaba.

“No soy nada sin los aparatos electrónicos”, admitió con su voz profunda en la sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario, donde entre otras cosas se refirió a su obsesión por mudar, distorsionar, las cuerdas vocales y así acceder a distintos puntos de vista desde su caja torácica y su esencia sonora y espiritual.

Ser artista para Anderson es ver el mundo de manera distinta, tal como intentó demostrar cuando fuera artista residente en la NASA, donde sólo los ingenieros en robótica le prestaron atención y conversaron con ella, hasta que alguien se dio cuenta de “la inutilidad” de una artista residente en un universo donde pueden gastarse 80 mil billones de dólares para satélites en el espacio, pero donde 20 mil dólares para una artista residente constituyen un desperdicio de presupuesto.

Sin embargo, Laurie Anderson quiere volver a la NASA, ella u otro creador que demuestre la pertinencia de que haya “un artista en la Casa Blanca, un artista en el Congreso” que tal vez impida lo que a todas luces resulta una cruel incongruencia: “las prisiones privadas”, cuyo negocio ve en los posibles encarcelados no a seres humanos en tránsito por una tragedia, sino “clientes” potenciales que dan sustancia a su afán mercantilista.

En el repaso por su carrera artística, habló de Philippe Starck y se detuvo un buen rato en contar su proyecto con el ex preso de la cárcel de Guantánamo (“un lugar donde muchos de los prisioneros saben tanto de Al Qaeda como cualquiera de nosotros”), Mohammed el Gharani y que dio origen en octubre de 2015 a la  instalación/performance titulada Habeas Corpus y por la que recibió amenazas de algunos fanáticos que ven terroristas hasta en la sopa.

Presentada por la poeta mexicana Rocío Cerón, quien destacó el papel que tuvo la artista al leer con “lenguajes mixtos, los 360 grados del mundo”, Anderson concluyó su presentación respondiendo brevemente a algunas preguntas del público, dejando su aurea de inteligencia sensible entre los presentes.

“Trata de sostener una historia con la mano derecha. En la izquierda sostén otro relato, completamente opuesto. Ambos contienen el mismo grado de verdad. Ahora trata de no enloquecer: eso es lo que hace un escritor”, dijo.

Eso es lo que hace Laurie Anderson.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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