¿ES USTED BLANCO, TIENE DINERO, VIVE EN LA CIUDAD?

21/11/2013 - 12:00 am

En México existe una brecha en salud. Mientras las ciudades están saturadas de farmacias que cuentan con un médico, existen poblaciones donde ni siquiera hay acceso a una “caravana de la salud” ambulante, que al menos una vez al mes lleve atención a los pobladores...

Centro Médico Nacional 20 de Noviembre. Foto: Especial
Centro Médico Nacional 20 de Noviembre. Foto: Especial

Ciudad de México, 21 de noviembre (SinEmbargo).– El 23 de noviembre de 2011, una mujer de 33 años llegó al Centro Médico Nacional 20 de Noviembre del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), con 38 semanas de gestación y en trabajo de parto.

A pesar de que a su llegada las condiciones de la madre y del bebé eran buenas, la salud de la mujer se complicó y permaneció cuatro días en el nosocomio. Parió una hija, pero la niña murió al poco tiempo de nacer.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) encontró, casi un año después del hecho y tras el estudio del caso, que la muerte de la recién nacida se debió a un mal manejo del trabajo de parto y emitió una recomendación al hospital por negligencia médica.

“Del análisis lógico-jurídico realizado al conjunto de evidencias que integraron el expediente CNDH/1/ 2012/908/Q, esta Comisión Nacional de los Derechos Humanos contó con elementos que permitieron evidenciar violaciones al derecho a la protección de la salud y a la vida, en agravio de V1 y V2 [V1 la madre y V2 el hijo] atribuibles a servidores públicos del Centro Médico Nacional 20 de Noviembre del ISSSTE”, dice el documento fechado el 30 de mayo de 2012.

Como ocurrió en este caso, los hospitales en México, tanto públicos, como privados, cometen errores a diario que cobran vidas y pasan factura a la salud de los pacientes.

Y aunque, de acuerdo con los expertos, las quejas ante la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed), representan apenas el 0.1 por ciento de los más de 100 millones de asegurados en el país, cada año suceden casos, quizás no tan mediáticos como el de las dos mujeres oaxaqueñas, Irma López y Cristina López, que parieron en el patio de una clínica del municipio San Felipe Jalapa de Díaz debido a la falta de atención médica, pero de los cuales hay un registro.

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Durante 2012 la Conamed recibió mil 914 quejas y emitió 250 dictámenes y durante el primer semestre de este año el organismo contabilizó 929 quejas y 137 dictámenes.

Según los datos de la institución, en 2011 se realizaron dos mil 710 gestiones inmediatas y quejas concluidas, donde el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) lideró, aunque el organismo advirtió que es la que más consultas realiza en el país; en segundo lugar se ubicó el ISSSTE y en tercer lugar, los servicios médicos privados.

Las quejas en contra de los servicios de salud van al alza, sin que ello sea un signo de alarma, consideran los especialistas.

Emma Escandón, directora de Dispositivos Médicos de la firma consultora PricewaterhouseCoopers México (PwC), detalla que el incremento se debe al empoderamiento de los derechohabientes.

“Hoy en día la población está más informada y tiene más acceso a realizar una queja. Las que llegan a la Conamed son las menos, la mayoría se resuelven al interior de cada uno de los institutos”, explica.

Sin embargo, aunque el número de recomendaciones y quejas por negligencia médica no son consideradas escandalosas para los expertos, existen otros factores que definitivamente dejan claro que los servicios de salud mexicanos están por debajo, incluso, de países como Afganistán.

Factores que los mismos especialistas en salud consideran graves y nada desechables: número de clínicas, camas y sobre todo la calidad de los servicios, derivada de una falta de preparación de los médicos.

EL FACTOR POBREZA: DONDE LA MEDICINA NO LLEGA

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Enfermeras en zonas rurales. Foto: Cuartoscuro

En México existe una brecha en cuanto a servicios de salud se refiere: mientras las ciudades están saturadas de farmacias que cuentan con un médico (se estiman 30 mil establecimientos con estas características), existen poblaciones donde ni siquiera tienen acceso a una “caravana de la salud” ambulante, que al menos una vez al mes, les lleve a los pobladores atención médica.

El análisis Salud en las Américas de la Organización Panamericana de la Salud, indica que una manera de abordar la desigualdad en salud, es a la luz de algunos indicadores de los municipios más marginados de México, habitados por un millón de indígenas principalmente.

“Concentrados sobre todo en Chiapas [30%], Oaxaca [20%], Guerrero [17%] y Veracruz [15%]. En estos municipios las niñas y los niños corren un riesgo de morir antes de cumplir el año, esto es siete veces mayor que el promedio nacional correspondiente a dicho grupo etario, en tanto que la esperanza de vida de las mujeres alcanza apenas a 51 años y la de los hombres a 49, comparado con los promedios nacionales de 77.4 y 72.6, respectivamente”, dice el estudio.

A finales de octubre de este año, un grupo de 40 pobladores del Consejo de Comunidades Damnificadas de la Montaña de Guerrero, que reúne a más de 100 poblaciones afectadas por las inundaciones y deslaves que dejaron a su paso los huracanes “Manuel” e “Ingrid”, bajaron de la sierra y se trasladaron al Distrito Federal, para exigir, entre otras cosas, atención médica.

Hermenegildo Morán Millán, de Malinaltepec, denunció que las viviendas quedaron destruidas y hoy mujeres, niños y ancianos duermen en el lodo, sin que ninguna autoridad se presente a entregar apoyo.

“Duermen en el lodo y ya hay brote de epidemia, no tenemos médicos, queremos doctor, que nos surtan de maíz, frijol, arroz, aceite, medicamentos. Las comunidades tienen interrumpidos los servicios de agua y electricidad”.

Obdulia Herrera Gálvez, una mujer indígena originaria del municipio de Metlatonoc, Guerrero, dijo que en esa comunidad se han muerto mujeres en trabajo de parto, por no poder llegar a tiempo a una clínica de salud.

Una tragedia que también comparte Chiapas, donde Pedro Arriaga, sacerdote jesuita y vicario episcopal de la zona tzotzil de la diócesis de San Cristóbal de la Casas, se lamenta por las necesidades de la población.

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“Primero es una desesperación terrible oír que se muere la gente y de qué se murieron. Que tuvo calentura cuatro días por un problema intestinal, o por un parto, porque no pudieron sacar a la mujer de la comunidad porque no había camioneta”, dice.

Arriaga tiene más de 15 años en diócesis de Chiapas y durante ese tiempo, ha visto la muerte de la mano de lo que él llama “la infraestructura de la pobreza”.

“Lo veo ahí en Chamula, donde sí hay clínicas, pero están sin médicos, una infraestructura de pobreza tremenda. Al hospital de Las Culturas en San Cristóbal, le decimos el hospital de las sepulturas. Es muy desesperante ver que la gente se muere”, dice el sacerdote.

Pedro Arriaga asegura en Chipas, un estado constituido por una gran parte de población indígena, hay servicios de salud, pero son de mala calidad.

“En el hospital regional en una ocasión sacaron las sábanas desgarradas a asolearse a la calle. Sí hay una infraestructura básica, pero están muy mal dirigidos, con poca profesionalidad, no hay seguimiento médico de los pacientes”, dice el Vicario.

Pedro Arriaga conoce la tragedia humana que viven esas comunidades indígenas y no está lejos del problema de salud que padece México: la calidad.

Miguel Ángel González, Director de Servicios a Programas de Salud de la práctica de Salud de la consultora PricewaterhouseCoopers México (PwC), dice que el problema de México es de calidad.

“México enfrenta servicios de salud que no son de la calidad suficiente a la hora de hacer uso de los servicios. Un ejemplo muy palpable es el manejo de la diabetes, la primera causa de muerte en el país, donde 9 por ciento de los adultos de 20 años ya tienen la enfermedad y se estima que podría ser el doble por los no diagnosticados”, dice.

A pesar de que entre 60 y 80 por ciento de los enfermos de diabetes logra acceso a servicios médicos de manera regular, menos de 30 por ciento logran los indicadores de calidad necesarios para evitar complicaciones, detalla el experto.

El consultor indica que la brecha más importante en el país no está solo en la cobertura universal de salud, sino en el tema de calidad.

“Los problemas de calidad son muy determinantes. Dentro de los servicios de salud hay problemas, en el caso de diabetes los médicos no tienen las competencias necesarias para el manejo de la insulina, por ejemplo”, dice.

El doctor Renato Núñez, Gerente Médico de la práctica de Salud de PwC México añade: “Las guías prácticas para el manejo de la diabetes nos indican la insulina temprana, mientras más rápido se inicie el manejo del paciente con insulina, mucho menos daño habrá, es decir, tendrá menos efectos adversos”.

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Ambos médicos coinciden en que un paciente con un manejo de insulina temprano y con una terapia oral, tendrá menos probabilidades de daño al ojo, riñón y corazón.

“Vamos a tener muchos menos paciente con insuficiencia renal, pero el número de médicos que manejan la insulina temprana en México es muy bajo y contrario a la mayoría de los países desarrollados”, dice.

Renato Núñez indica que en el país, cuando una persona inicia con el manejo de insulina, es porque ya su manejo es complicado y la diabetes avanzó.

“Esto es por la falta de capacitación del médico. Todo médico debe tener las bases suficientes para el manejo de la insulina, pero los cierto es que en la práctica no todos los médicos saben, un médico general debe saberlo, porque con él llega el grueso de los enfermos”, explica.

De acuerdo con el médico, muchos de sus colegas se abstienen de realizar esta terapia temprana, debido a la pobreza de los pacientes.

Hay enfermos que ni siquiera tienen con recursos para comprar las jeringas que deben usar dos o tres veces al día.

“El médico evalúa y ve que hay gente que no puede ni comprar las jeringas y son personas que no van a cumplir con el tratamiento”, indica.

Debido a este panorama en México entre 80 y 85 por ciento de los enfermos de diabetes tienen alguna complicación de la enfermedad.

El médico Miguel Ángel González agrega que sin lugar a dudas, la calidad de los servicios de salud, va de la mano con el nivel socioeconómico de los usuarios.

“Hay zonas rurales y zonas indígenas, donde la población vive en comunicados más aisladas y requiere de una atención intercultural. La necesidad de modelos de atención es diferente, quizás no se puede tener una clínica en cada comunidad, pero para eso existen las caravanas de la salud, pero no hay un esfuerzo por hacer una adecuación a las condiciones culturales de la población”, detalla.

DÉFICIT EN CAMAS, CLÍNICAS Y MÉDICOS

Irma, la mujer mazateca que dio a luz en una jardinera en Oaxaca. Foto: Facebook.
Irma, la mujer mazateca que dio a luz en una jardinera en Oaxaca. Foto: Facebook.

El consultor de PwC, Miguel Ángel González, dice que Irma López, la mujer indígena que parió en el patio de una clínica en Oaxaca lo hizo, porque el médico no había llegado a cumplir con su horario de labores.

“Entonces no estamos hablando de una negligencia médica, sino de una falta de recursos: el médico no estaba porque no era su horario de trabajo, pero no había otro”, explica.

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), el promedio de la inversión en salud que realizan los países más avanzados es de 12.32 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

Pero México apenas llega a la mitad, con un 6.16 por ciento el PIB, superado por Brasil que invierte 8.90.

En número de camas, el país tampoco cumple con las expectativas que plantean organismos como la Organización de la Naciones Unidas (ONU) que establece como promedio 17 camas de hospital por cada mil habitantes.

México solo cuenta con una cama por cada mil habitantes, una cantidad marginal respecto a Alemania que cuenta con 101 camas por cada mil y hasta frente a Afganistán, que ostenta cuatro.

Según los datos de un análisis que realizó PwC el incremento de los recursos humanos, médicos y de infraestructura entre 2006 y 2011 en el país, fue escaso.

En 2006 había cuatro mil 255 hospitales y cuatro años después, la cifra ascendió a cuatro mil 513.

El crecimiento en el número de camas de hospital durante el mismo periodo de tiempo fue marginal, así como el de médicos y enfermeras por cada mil habitantes.

Contrario a lo que sucede en el promedio mundial de la OCDE, donde solo cuatro por ciento de la inversión en Salud Pública se destina al pago de nómina y gastos administrativos, en México es el 12 por ciento.

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