Mató a Trotsky por orden de su madre: Ramón Mercader, “el asesino obediente”

22/08/2016 - 12:05 am
Mató a Trotski por orden de su madre: Ramón Mercader, “el asesino obediente”
Mató a Trotski por orden de su madre: Ramón Mercader, “el asesino obediente”

Este domingo se cumplieron 76 años de la muerte de Leon Trotsky, asesinado por el militante comunista Ramón Mercader en Coyoacán, México. La historia de un hombre con una sola misión: asesinar al enemigo de Stalin, es rescatada por el escritor estadounidense John Davidson, en un thriller político con raíces históricas que nos permite regresar a un periodo central del siglo XX.

Ciudad de México, 22 de agosto (SinEmbargo).- Ramón Mercader (Barcelona, 7 de febrero de 1913 – La Habana, 19 de octubre de 1978) no era un asesino, pero sin embargo pasó a la historia cuando luego de entrar al despacho que León Trotsky (1879-1940) tenía en su casa de Coyoacán, al que entró haciéndose pasar por un joven admirador, le clavó un piolet en la cabeza y lo mató.

Mercader tenía entonces 27 años y el político ruso de izquierda que había llegado a México huyendo del estalinismo, merced a los buenos oficios del por entonces todopoderoso Diego Rivera, apenas 60.

Murió Trotsky y el mundo no cambió, como pensaba la madre de Ramón, principal instigadora de un crimen que se revive en cada visita al misterioso Museo León Trotsky, que funciona en la misma escena del asesinato y que inspiró al escritor estadounidense John Davidson para realizar la novela El asesino obediente (Penguin Random House), que esta semana comenzó a circular en México.

John Davidson, el autor de El asesino obediente. Foto: Especial
John Davidson, el autor de El asesino obediente. Foto: Especial

La madre de Ramón, una militante anarquista que fue internada en un manicomio después de encabezar un atentado con bomba en la fábrica del que todavía era su esposo y que murió en París en 1975, con una fotografía de Joseph Stalin debajo del colchón, es el motor del crimen que marcó la vida de un joven culto, practicante de equitación y que hablaba varios idiomas.

“Mató a Trotsky, pero malo no era”, dijo de él en una oportunidad la cantante Sara Montiel (1928-2013), como muestra de una especie de “santidad” con el que fue visto dentro de la cárcel de Lecumberri, en la que pasó 20 años dedicados a alfabetizar al resto de los presos.

En El asesino obediente, Davidson hace centro en la relación enfermiza que Mercader tenía con su madre, Caridad, y construye alrededor de la historia un thriller político con raíces históricas donde el muchacho aparece luchando contra las tropas de Franco durante la Guerra Civil Española,

“Fue un crimen fruto del nepotismo”, dice sin dudar el autor en entrevista con SinEmbargo), para referirse a un asesino sin vocación de “carácter pasivo, elegido para la tarea equivocada, para algo que no quería hacer”, afirma.

UNA HISTORIA DE AMOR QUEBRADA POR UN CRIMEN

El asesino obediente es además de un policial una novela de amor que cuenta la pasión de Ramón Mercader por Sylvia Ageloff, una intelectual de Nueva York que pertenece al círculo de Trotsky. Ramón pretende estar enamorado de Sylvia y, para cuando llegan a México meses después, el amor que fingió se convierte en algo real.

En México, comienza a dudar de la propaganda estalinista que dice que Trotsky es un terrorista y un traidor a la Revolución. Ramón se da cuenta de que Trotsky, protegido por un puñado de guardias de los Estados Unidos, no tiene dinero, ni armas y, esencialmente, ningún poder.

Cuando el intento de asesinato dirigido por Siqueiros falla, Caridad revela el plan B a Ramón. Desde el principio lo había traicionado, designando a su hijo como el asesino alterno.

“Hace 15 años estuve en el Museo Trotsky y el ambiente allí me fascinó. La casa donde se cometió ese asesinato, parece un cuento sin terminar, donde las heridas siguen abiertas. Crecí en plena Guerra Fría, cuando los rusos eran los enemigos y pensando en eso comencé a planear la novela”, dice Davidson, ex editor para The Atlanta Journal Constitution, Texas Monthly, Vanity Fair y San Antonio Express-News

“En los tiempos de Trotsky y Mercader el comunismo era como una religión, daba miedo a todo el mundo”, dice Davidson, un hombre que se considera en parte rebelde y al que le hubiera costado cumplir una misión semejante aun cuando fuera su madre quien se la ordenara.

La escritura de una ficción representa para el autor estadounidense un camino sin retorno y ya prepara su próxima novela, “una historia muy distinta a la de Ramón Mercader”, afirma.

De Un asesino obediente, ha dicho Stephen Harrigan, autor del bestseller The Gates of the Alamo, que es “ como ver una película de Alfred Hitchcock”.

“Desde el primer párrafo el lector es atrapado en una intriga envuelta en suspenso que se retuerce entre el amor filial y la decepción. En esta gran novela, John P. Davidson transforma el asesinato político de León Trotsky en el íntimo e inolvidable retrato de un crimen.”

FRAGMENTO DE UN ASESINO OBEDIENTE

“—Le diré que tengo que ir a Bruselas a ver a mi madre. Que no me tardaré.

 —Ramón, no olvides que rompiste con tu familia. No queremos perder a Sylvia. Hasta aquí, es todo lo que tenemos. Y tú no podrías cruzar la frontera —Eitingon se levantó y caminó de un lado a otro—. Todo esto está tomando mucho tiempo. Hemos pasado meses y seguimos en París, no muy cerca de México.

—¿Sudoplatov está insatisfecho? —Preguntó Caridad

—No. Todavía no. Pero necesitamos dar muestras de progreso.

 —Hemos tenido que esperar a Siqueiros —dijo Caridad—. No tiene caso ir a México sin él. ¿Cuántas veces se lo hemos dicho? Él no obedecerá órdenes. No nos escucha.

 —Por supuesto que no lo hará. Siqueiros es un artista, el máximo héroe de México— Eitingon se paró junto a la ventana, abriendo las cortinas para mirar hacia afuera—. Pero nosotros lo escogimos. El plan es nuestro. Nuestras cabezas están en la guillotina.

 —¿Debemos sustituir a Siqueiros? —preguntó Caridad.

 —No. Estaríamos enviando una señal errónea a Moscú, atraeríamos su atención. No están pensando en nosotros, al menos no todavía. La guerra en España terminará pronto y David tendrá que marcharse a México.

 —Hablando de marcharse —intervino Ramón—, Sylvia está amenazando con irse.”

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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