Analistas consultados por Efe destacaron que hay buenos indicadores económicos, el crecimiento de la economía es un dato saludable, sin embargo, sostienen que aún existe incertidumbre por la renegociación del Tratado de Libre Comercio, y que aún es demasiado pronto para dar por acabados los malos augurios.
Por Martí Quintana
México, 22 agosto (EFE).- Empujado por el consumo interno y las exportaciones, México creció un 1.8 por ciento a tasa anual en el segundo trimestre, un dato saludable y dentro de las expectativas oficiales que no inhibe cierta incertidumbre provocada por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
“Hay un crecimiento acelerado en el consumo de compras nacionales (…) como consecuencia de un aumento de la confianza del consumidor, y también un incremento de las exportaciones hacia EU”, dijo hoy a Efe la directora de Análisis Económico-Financiero de Banco BASE, Gabriela Siller.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó este martes que el PIB registró un alza del 2.3 por ciento anual en el primer semestre, dentro del rango estimado por el Gobierno de entre un 1.5 por ciento y 2.5 por ciento para 2017.
El desempeño económico del primer semestre, igual al reportado en 2016, “fue positivo” en un “entorno externo que ha mostrado una clara mejoría”, valoró la Secretaría de Hacienda en un comunicado.
La dependencia remarcó que han mejorado las expectativas para finales de año por la reactivación de la demanda externa y una “mayor confianza” en la relación con Estados Unidos, el principal socio comercial de México.
En términos reales, supuso una desaceleración de la economía frente al trimestre anterior, cuando el PIB aumentó un 2.8 por ciento año contra año.
No obstante, sin factores coyunturales por temporada el aumento fue del 3 por ciento interanual.
Esta divergencia se debe a que este año la Semana Santa, que resta días productivos, tuvo lugar en el segundo trimestre, explicaron los analistas.
El crecimiento de la economía se vio impulsado por el sector primario (0.7 por ciento), y sobre todo el terciario (3.2 por ciento).
“El consumo privado se refleja en el terciario y sigue dando resistencia”, apuntó Alejandro Saldaña, analista del banco Ve por Más.
Del lado contrario, se ubica el sector secundario, que retrocedió 1.1 por ciento), arrastrado por el desplome de la minería petrolera y no petrolera, del 8.5 por ciento.
Este segmento es dominado por la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), que padece desde hace años una severa caída de la producción.
La construcción, otro de los motores económicos del país, cayó un 1.5 por ciento, un dato que Siller atribuyó parcialmente a la subida de tasas de interés del Banco de México, hoy ubicadas en el 7 por ciento cuando hace un año estaban en 4.25 por ciento.
“Parece que estamos en un mucho mejor escenario, gracias a que (el presidente de Estados Unidos) Donald Trump no ha cumplido sus promesas, o amenazas, de campaña”, aseguró.
No obstante, ambos analistas coincidieron en que es demasiado pronto para dar por acabados los malos augurios.
Hoy la principal amenaza es el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la renegociación que arrancó la semana pasada.
“Mientras no se llegue a algo concreto, el TLCAN será un factor que puede añadir volatilidad e incertidumbre. No se puede descartar que factores como la inversión privada puedan tener ciertas afectaciones”, apuntó Saldaña.
En la primera ronda de negociaciones del TLCAN, el Gobierno estadounidense mostró un tono agresivo, asegurando que la modernización no será un mero retoque, lo que puede impactar tanto en las exportaciones como en las compra nacionales, explicó Siller.
La especialista de Banco BASE estimó que la reforma del convenio comercial -en vigor desde 1994 entre México, Estados Unidos y Canadá- terminará a inicios del 2018, generando una apreciación del peso, que se colocará por debajo de las 17 unidades por dólar.
Pero cabe también la posibilidad que no se llegue un acuerdo hasta celebradas las elecciones presidenciales de México, programadas para el 1 de julio de 2018, lo que detonaría la incertidumbre y depreciaría la moneda nacional.
Banco BASE estima que este año la segunda mayor economía latinoamericana por detrás de Brasil crecerá un 2.3 por ciento, igual que en 2016, mientras que Ve Por Más aumentó recientemente su previsión de crecimiento del 1.9 por ciento al 2.1 por ciento.
“Pero no echamos campanas al vuelo”, aseguró Saldaña, pues para el segundo semestre la entidad espera una “moderación ligera o incluso desaceleración del consumo privado”, fruto de un aumento de la inflación -en julio se ubicó en el 6.44 por ciento anual- muy por encima del ajuste salarial, lo que resta poder adquisitivo
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