Editores independientes: Selva Hernández y la apuesta de hacer libros que perduren con los años

22/11/2013 - 12:30 am

 

Especial
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Ediciones Acapulco tiene el rostro dulce de su editora, Selva Hernández, una mujer dispuesta a darlo todo por su “Fundación Sigamos haciendo libros bonitos”. En poco tiempo, la empresa ha logrado consolidarse como una de las más originales y propositivas del medio editorial mexicano, un hecho que nos hace pensar que el futuro para esta bella iniciativa se presenta más que promisorio.

Sin Embargo continúa en la búsqueda de los editores independientes en un país donde la autogestión resulta la mejor manera de poner el pecho ante las adversidades. A estos mexicanos no los para nadie. Por suerte.

HACIENDO LIBROS CON INTELIGENCIA

–      ¿Eres editor para hacerte millonario o porque eres millonario te hiciste editor?

–      Los libros no son ningún buen negocio: en México, los índices de lectura son bajísimos; los de compra de libros, deben ser mucho menores. Soy editora porque me fascina hacer libros e intento hacerlos con inteligencia en los recursos. Al montar la editorial pensé mucho en la forma de financiar los proyectos y llegué a una buena fórmula con la que no me haré millonaria, pero al menos no perderé dinero. Hicimos una revisión de la economía a dos años de abrir la editorial y descubrimos, con base en las ventas, la contabilidad y los inventarios, que nuestros proyectos son rentables. Para el primer libro que financié con mis recursos, invertí mis ahorros, le pedí prestado dinero a mi mamá, a mi papá, a mi novio, y terminé lanzando una preventa irresistible con la que acabé de pagarle al encuadernador. Las ventas del libro pagaron las deudas y generaron un ingreso en menos de un año. En ese sentido sí soy millonaria: trabajo en lo que más me gusta y las seis personas que trabajan en Acapulco son también felices de hacer lo que hacen.

–      ¿Cómo presentarías a tu editorial?

–      Somos una editorial que realiza libros de tiraje limitado, con excelentes contenidos de texto, imágenes y diseño, de excelente factura y materiales.Cuidamos mucho la impresión y la encuadernación para hacer libros que perduren con los años. Hacemos sólo primeras ediciones y ofrecemos nuestros ejemplares como una oportunidad de compra. Al mismo tiempo, el contenido de nuestros libros se puede leer de cabo a rabo en nuestra página, www.edicionesacapulco.mx. Solemos decir que el contenido de nuestros libros es del mundo; el objeto, sólo de unos cuantos.

–      ¿Qué propósitos persigue?

–      Acapulco es una plataforma para todo aquel que desee publicar un libro. La idea fundamental es generar un espacio para los creadores mexicanos de cualquier disciplina: queremos ser un retrato de nuestra época. Hacemos libros en los cuales el diseño es tan importante como los textos y las imágenes. Objetos únicos que generan un vínculo emocional entre el lector y el libro.

–      ¿Qué títulos recomiendas y por qué?

–      Mi libro favorito, sin duda, es Siempre te amaré, de Alejandro Magallanes. Es el tercer título de la editorial y ése es el que financié por completo. Le ha ido muy bien: recibió un Excellence Award de Communication Arts. Se trata de los dibujos personales de las libretas de Alejandro Magallanes; seleccioné aquellos dibujos que podían desplegar el universo que existe en la cabeza de este singular artista, sus modos de desgajar la cotidianeidad a través del dibujo y la relación íntima que genera con sus libretas personales. El libro tiene dos textos breves y magníficos: uno de Guillermo Sheridan y otro de Alejandro Magallanes. Me encantan también los dos primeros libros que hice, Eco da eco de doce a doce, de Pedro Poitevin, y Hechos diversos, de Mónica Nepote, pero ya están agotados. Todos nuestros libros son únicos, todos son recomendables. Todos se agotan, lo que recomiendo es que compren nuestros libros, se llevarán un gran objeto apoyarán directamente a la Fundación Sigamos Haciendo Libros Bonitos. 

Especial
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–      ¿Cuáles son los planes de la empresa?

–      Estoy planeando una serie de libros con los que sí pretendo hacerme millonaria (o casi): me inquietan mucho las etiquetas que suelen ponerse a las editoriales y a los libros, como independientes, artesanales, distintas, etcétera. Yo creo que somos una editorial como cualquier otra, y como sucede en cualquier editorial, la visión del editor es la que dicta los libros de su catálogo. Plantearnos objetivos, ideales o ideas previas a la elaboración de un libro nos limita. Por eso tengo muchas ganas de entrarle a la edición comercial, hacer tiros de cinco mil ejemplares y distribuirlos en librerías de habla hispana por todo el mundo, generar un sistema de distribución y venta a lo grande. Y ver qué pasa… 

–      ¿Cuáles los logros?

–      Trabajo mucho todos los días: dedico cada segundo de mi trabajo a resolver las cosas de la editorial, casi no tengo tiempo de sentarme y ver hacia atrás, pero el otro día me di cuenta de que estamos trabajando a un ritmo de cuatro libros por mes, más los proyectos de diseño que hacemos para otras editoriales e instituciones, más los cursos, conferencias y asesorías que nos piden. Me da mucho gusto darme cuenta de que tenemos una gran capacidad productiva, que estamos haciendo libros en un país que ni lee ni dedica parte de su presupuesto a la compra de libros, que hacemos los proyectos que más nos gustan, que somos seis personas viviendo de esto, que la gente que recibe nuestros libros a vuelta del correo mexicano, nos cuenta por mail que está feliz de recibirlo. 

TODO EL PRESUPUESTO POSIBLE

–      ¿Aconsejarías a alguien hacerse editor?

–      Yo lo que aconsejaría a cualquier persona es que no se dejen llevar por la mística y el áurea mágica que rodea un libro. La idea de ser editor es preciosa, pero si lo vemos fríamente, no conviene ser editor. Económicamente requiere de muchísimo trabajo y la retribución económica es lenta y poca, y la idea del editor quijotesco, que hace todo por amor al arte y a la lectura, es un sin sentido. Si tienen clara la cosa, por supuesto: ser editor es fantástico.

–      ¿Cuál ha sido el espejo en que te has mirado antes de convertirte en editor?

–      Hubo un momento de mi vida en el que tuve la posibilidad de replantear mi profesión y hacer cualquier cosa: estudiar, dar más clases, montar una librería, buscar un trabajo fijo, dedicarme a hacer libros con mi taller de tipos móviles, hacer trabajo curatorial o de investigación. Entre todas elegí hacer la que más me emocionaba, aunque implicara una mayor inversión de recursos, trabajo y tiempo, y a pesar de que la retribución económica fuera menor que en cualquiera de las otras opciones: montar una editorial.

–      ¿Deberían las editoriales independientes ser subsidiadas por el Estado o manejarse estrictamente con capitales privados?

–      Creo que las editoriales deben recibir todo el presupuesto del Estado posible. No sé si los métodos que se han establecido para hacer coediciones sean los mejores, pero hay que aprovecharlos. Al mismo tiempo pensar muy bien en el lector, en la cantidad de libros que se consumen y en los puntos de venta que en verdad sirven, y, a partir de ahí, plantear los proyectos editoriales. De nada sirve inundar un país de papel que no se lee, llenar las bodegas de ejemplares que se envejecen ni aprovechar los beneficios del Estado para hacer un negocio donde no se piensa en el destino final de los libros, que es el lector.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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