Las deportaciones de Estados Unidos a México con Donald Trump traerían un futuro complejo en las leyes migratorias de ambos países, alertó hoy el antropólogo Jorge Durand. En Estados Unidos hay cerca de 10 millones de personas en situación irregular de las cuales cinco son de origen mexicano. Por esta razón, el investigador sostuvo que en las futuras negociaciones, México debe tener claro que los estadounidenses necesitan de la mano de obra, lo que significa una contradicción de la ley, en la que los trabajadores son los ilegales pero no los que los contratan.
Ciudad de México, 23 de enero (SinEmbargo).- Un incremento en las deportaciones, el muro y el reforzamiento de la seguridad en la frontera, problemas logísticos de México con la migración en tránsito, un futuro complejo con leyes migratorias y un ataque sistemático a instituciones que apoyan a migrantes, como ciudades y universidades santuario, son algunos de los elementos que el antropólogo Jorge Durand identificó como los escenarios de las políticas migratorias de Donald Trump, pero aseguró que resultan, históricamente, más de lo mismo.
“Ya lo hemos vivido. En el pasado había contrapesos en las cámaras, recursos legales que impedían la puesta en práctica de leyes anti inmigrantes y organizaciones civiles o religiosas que han salieron en defensa de los migrantes. Pero luego de la visita a Los Pinos, Trump es más de lo mismo”, comentó.
Como ejemplos, mencionó la proposición 189 obligaba a los funcionarios a denunciar a migrantes en situación irregular; ley que luego fue considerada fuera de lo legal.
Luego Clinton dio poder a los estados para legislar sobre migración y se hizo una articulación entre policías y migración para deportar, también fue suspendida pero Trump ha señalado que volverá a ponerla en marcha.
En 2005, una ley pretendía cortar con todos los apoyos de supervivencia para los migrantes para dejarlos sin nada para vivir, no tenían derecho a casa y quien le diera acceso a una era castigado con cárcel; los hijos de migrantes nacidos en Estados Unidos y pasaban a control del Estado.
“Eso ni Trump. Vino la Ley Arizona y puso otro clavo al ataúd y da derecho a los oficiales a detener indocumentados si se ‘lucían’ como tal, lo cual era meramente racista. Los elementos facistas y discriminatorios ya han sido planteados con regularidad. La diferencia es que ahora hay voluntad política presidencial para ponerlo en práctica y se cuenta con el apoyo de las cámaras. Es lo mismo, pero recargado”, comentó en el marco del foro “El sistema migratorio regional de cara a la administración Trump”.
En Estados Unidos hay cerca de 10 millones de personas en situación irregular de las cuales cinco son de origen mexicano. Por esta razón, el investigador sostuvo que en las futuras negociaciones, México debe tener claro que a pesar de que insistan en prohibir el ingreso, Estados Unidos necesita de la mano de obra, lo que significa una contradicción de la ley, en la que los trabajadores son los ilegales pero no los que los contratan.
Vislumbró tres escenarios: uno en el que todo seguirá igual, otro en el que habrá más migración legal con trabajos temporales, pero sin resolver la migración de retorno, o una acentuación de la política migratoria vigente con énfasis en las deportaciones, en las que las cifras llegarían a 700 mil personas deportadas por año, cuando en la era de Barack Obama, se deportaron a 350 mil personas promedio con Obama, ahora serían 500 mil.
Para eso, continuó, sólo se necesitan reactivar leyes que ya fueron aprobadas en algún momento pero que no se implementaron, “el carro completo” en ambas cámaras está listo para legislar, la duda queda en México.
“Hay ONGs antiinmigrantes que estaban controladas o sometidas y ahora pueden desbocarse. El problema es quién se encarga en México. Videgaray se encarga de los negocios, pero de los negocios de la migración ¿quién? ¿Roque Villanueva en la Secretaría de Gobernación? Entonces al parecer no hay mucha determinación. Por lo menos que Roque haga su trabajo en temas religiosos y que vaya a la Villa a poner una veladora”, agregó.
Carlos Heredia, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), consideró que la situación, efectivamente tiene precedentes, pero que puede volverse catastrófica, sin embargo, a pesar de que Trump es ya un tema transversal en la sociedad mexicana, la pregunta importante es sobre qué se hará aquí y entonces se perfila un escenario en el que los migrantes son moneda de cambio, un instrumento para la negociación comercial y otras negociaciones que sí son consideradas como prioritarias.
“En la cabeza de los negociadores no está defender a los migrantes, sino el TLCAN entendido como una conquista de las élites políticas y económicas mexicanas. El temor es que avancemos en esta trayectoria donde el papel del gobierno de México frente a Centroamérica y EU sea solo accesorio y sólo piense en qué hay que hacer en materia comercial y de seguridad para complacer a Trump”.
