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Gabriel Sosa Plata

23/01/2018 - 12:04 am

Javier Corral, la corrupción y los medios

La cobertura periodística de lo que sucede en Chihuahua coloca otra vez a diversos medios de comunicación en el ojo del huracán, como piezas de un andamiaje de propaganda gubernamental.

La cobertura periodística de lo que sucede en Chihuahua coloca otra vez a diversos medios de comunicación en el ojo del huracán, como piezas de un andamiaje de propaganda gubernamental. Foto: Gobierno de Chihuahua

La lucha que ha emprendido Javier Corral para combatir la corrupción, no sólo encuentra una férrea resistencia en una estructura gubernamental y partidista, sino en diversos medios de comunicación que buscan debilitar o desacreditar su movimiento.

La del Gobernador de Chihuahua es, por lo mismo, una batalla también contra las campañas de desinformación y la escasa cobertura de su plan de acciones anticorrupción en el gobierno federal y en su entidad.

Baste echar una hojeada a una buena cantidad de medios impresos o sintonizar algunos noticiarios de radio y televisión para advertir la línea editorial: lo de Corral, se repite una y otra vez, es parte de una estrategia político-electoral que busca reforzar la candidatura de Ricardo Anaya para llevarlo a la presidencia y debilitar al PRI.

También en esos mismos espacios periodísticos se dan a conocer coordinadamente nuevas cifras sobre la violencia en Chihuahua, se sacan a la luz pública la “dudosa” experiencia de algunos de sus colaboradores, se habla de “acarreo” y “sándwiches” en sus eventos públicos, se recuerda que le “debe” dinero a Televisa, entre otras perlas de un periodismo que quiere dirigir el foco de atención a un conflicto personal, partidista y electoral.

Destacar lo anterior junto con la posición gubernamental –especialmente de la Secretaría de Hacienda- y subestimar o darle irrelevancia a las medidas que ha emprendido Corral para llevar a la cárcel a quienes robaron dinero de las arcas de Chihuahua y a quienes desviaron parte de los recursos al PRI, de acuerdo con las investigaciones de la fiscalía del estado, es la postura editorial que algunos medios de comunicación han asumido. ¿Por qué?

La denuncia de Corral alcanza hasta al mismo Presidente Enrique Peña Nieto, a integrantes de su círculo de colabores más cercano y a líderes partidistas de larga trayectoria. Los intereses que toca son tan poderosos que algunos medios de comunicación han optado por plegarse a la línea gubernamental y evitar así una confrontación con los funcionarios públicos o políticos cuestionados, ya que lo que se pone en riesgo son los recursos de la publicidad gubernamental que les permiten mantenerse a flote.

Corral conoce de sobra a la prensa, la radio y la televisión, a sus propietarios, sus relaciones e intereses políticos y económicos, las rutinas periodísticas y los razonamientos en la construcción de noticias. Es una de sus especialidades. Por eso, como legislador y académico, fue un incansable promotor de la democratización de los medios de comunicación y combatió la concentración de la propiedad en dicho mercado, como ocurrió con la “ley Televisa”.

En respuesta, en diversos momentos de su trayectoria política, ha recibido un trato editorial, que ha llegado a la difamación y la calumnia. La historia parece repetirse ahora. Para algunos medios, es una oportunidad para la revancha, el ajuste de cuentas, por afectar los intereses.

Como político experimentado sabe que muchos medios de comunicación no lo acompañarían en la cobertura de esta nueva batalla –que impacta la historia reciente de nuestro país y que quizás sea la más relevante en su vida pública- porque lo que se pone en evidencia, los rebasa, los coloca, como a él, en una situación de vulnerabilidad, de presión, de acoso, ante un régimen dispuesto a impedir que esto crezca legal, política, social y mediáticamente. En otros casos, como decía, porque Corral no era ni es un “amigo” de ciertas empresas mediáticas.

No todo, sin embargo, es adverso en el ámbito comunicacional. A diferencia de años anteriores, su movimiento cuenta actualmente con una amplia cobertura periodística en medios digitales, que se ha reflejado en algunos medios tradicionales por la magnitud de lo que está en juego.

Paralelamente ha logrado convocar y movilizar a miles de chihuahuenses, a líderes políticos, académicos destacados, intelectuales, artistas y a líderes e integrantes de organizaciones de la sociedad que comparten su visión sobre la urgente necesidad de eliminar ya la corrupción, considerada como el principal obstáculo para la vida democrática en México.

En su cruzada, ha privilegiado el uso de internet y redes sociales para difundir información, construir redes de apoyo y contrarrestar la estrategia de desprestigio. “Es importante que todos nos convirtamos en agentes informativos, en productores de contenido” a través de Facebook, Twitter, Instagram y mensajes de WhatsApp, dijo el Gobernador el domingo pasado, durante una concentración en la Plaza de Armas de la capital de Chihuahua, en la que presentó detalles de la Caravana por la Dignidad, que partirá de su entidad y llegará a la Ciudad de México.

“Estos son los mecanismos que ahora tenemos, porque conforme vayan pasando los días el régimen va ir apretando el control informativo”, dijo Corral, y “lo único que no quieren es que la chispa chihuahuense vuelva a retomar la conciencia en el país”. Por eso, agregó, “es necesario reforzar nuestra presencia en redes y compartir los contenidos”, a través de la telefonía celular, que se ha vuelto un instrumento fundamental para este propósito.

La cobertura periodística de lo que sucede en Chihuahua coloca otra vez a diversos medios de comunicación en el ojo del huracán, como piezas de un andamiaje de propaganda gubernamental, en el que se privilegia el oficialismo y no el periodismo, que solapa la corrupción y la no transparencia. Una de sus consecuencias es que alimenta entre las audiencias el desprestigio de medios tradicionales y la sobrevaloración de las redes sociales como fuentes de información, pese al fenómeno de las fake news y el uso de algoritmos que modifican la relevancia de los hechos.

La revolución chihuahuense en contra de la injusticia y la corrupción también toca al sector infocomunicacional. Este encontronazo debería contribuir en la aceleración de la aletargada transición democrática de nuestro sistema mediático y su función periodística.

 

@telecomymedios

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