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¿Cómo han cambiado los hábitos de sueño a lo largo de la historia?

23/02/2018 - 11:01 am

Los hábitos de sueño, la cantidad de horas que dormimos y la valoración del descanso han cambiado mucho a lo largo de la historia.

Por Andrea Núñez-Torrón Stock

Ciudad de México, 23 febrero (TICbeat/SinEmbargo).- Es habitual que conozcamos los hábitos de sueño de las personalidades más famosas y relevantes del planeta, aunque no tenemos tan claro cómo dormían nuestros antepasados, las horas que dedican a cerrar el ojo animales como los armadillos, las vacas o los perros o las diferencias según tu edad o las coordenadas del mundo en las que hayas nacido. Por ejemplo, Thomas Edison optó por tomar siestas cortas y regulares, pensando que dormir era una pérdida de tiempo y Richard Branson o Donald Trump no se llevan demasiado bien con la almohada y apenas duermen cinco o seis horas cada noche.

Es habitual ignorar la estrecha relación entre sueño y estado de ánimo, productividad, bienestar o salud, pese a que la ciencia es clara al respecto y subraya en diversos estudios y análisis la importancia de adoptar una buena postura, favorecer la higiene y calidad del sueño o dormir un mínimo de entre siete y ocho horas diarias. El sueño nutre la creatividad, ayuda a aprender, consolida y almacena información y recuerdos, reduce el estrés y mejora la salud cardiovascular, el sistema inmunológico y el metabolismo, todas ellas claves esenciales para llevar un estilo de vida feliz y saludable.

Para que te imbuyas de conocimiento relativo al arte de dormir, hoy te traemos una infografía elaborada por los especialistas en colchones de Online Mastress Review. En ella encontrarás datos esenciales como la evolución del sueño: mientras que al comienzo de la existencia humana la vida se centraba en la lucha para encontrar alimento para la supervivencia y dormíamos en “nidos terrestres”, acurrucados en posiciones fetales, puntos de inflexión como la revolución industrial y la proliferación de fuentes de luz eléctrica cambiaron los hábitos y la calidad del sueño cobró mayor relevancia ligado a la productividad.

A lo largo de nuestra vida las horas que dormimos experimentan una intensa variación: en los primeros tres meses pasamos entre 14 y 17 horas diarias dedicándonos al sueño, mientras que en la fase adulta y en la vejez es raro superar las ocho o nueve horas. El gráfico nos recuerda que dormir muy poco puede provocar estrés crónico y que la siesta atesora un gran potencial para mejorar el rendimiento, ya que un lapso corto de tiempo restablece el estado de alerta, mejora el desempeño laboral y reduce los accidentes.

Infografía del sueño. Foto: TICbeat

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