Los padres de los 43 presentan cuadros de ansiedad, depresión y trastorno de sueño: MSF

23/03/2015 - 12:02 am

Ciudad de México, 23 de marzo (SinEmbargo).- Los padres de los 43 alumnos de la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero, desaparecidos hace casi seis meses, enfrentan ahora el reto de recuperar su estabilidad emocional, señalan representantes de la organización internacional Médicos Sin Fronteras (MSF). Esta recuperación puede durar años, de acuerdo, con los expertos, “todo el tiempo que tarden en aparecer sus hijos o en llegar a una verdad”.

Desde octubre pasado, un equipo de MSF se encuentra en la Escuela Normal de Ayotzinapa para ofrecer acompañamiento psicosocial y terapéutico a cerca de 400 familiares y compañeros de los estudiantes desaparecidos en Iguala el 26 de septiembre de 2014. Este es el primer caso de desaparición forzada en el que interviene una misión de la organización.

Los padres de los normalistas, no sólo enfrentan el reto de saber qué paso con sus hijos sino también superar una serie de afecciones psicosomáticas como la depresión, la ansiedad y trastornos de sueño que les provoca el no poder tener un duelo.

“El Duelo es una de las cosas más frecuentes, afecciones psicosomáticas – toda enfermedad que corresponde a un proceso psíquico que tiene su influencia en el cuerpo. Es una dolencia física real, que tiene su origen en conflictos emocionales y psicológicos inconscientes sin resolver- en las que todo el dolor y la impotencia se va hacia el cuerpo, una de las cosas más relevantes”, explicó a SinEmbargo Ivonne Zabala Paternina, responsable de la misión de MSF en Ayotzinapa.

“Lo que tienen en este momento es el duelo suspendido o congelado: la imposibilidad de realizar un duelo. No es la muerte, porque no hay certeza de la muerte. El dolor por esa ausencia, a largo plazo se desarrolla la imposibilidad de cerrar un ciclo”, agregó.

Familiares de los normalistas han rechazado en todo momento la llamada “versión histórica” del ex Procurador Jesús Murillo Karam, quien aseguró que los normalitas estaban muertos y sus cuerpos habían sido quemados en un basurero en Cocula, Guerrero, a tal grado que no se podían identificar los restos. Organizaciones a nivel nacional e internacional han exigido que el gobierno mexicano reconozca el tema de los 43 como un tema de desaparición forzada.

Zabala expresó que dos son los temas que más han afectado a los papás de los normalistas: el estar expuestos a una serie de información confusa sobre el caso y, al no saber qué pasó con sus hijos, no han tenido un duelo.

“La recuperación es muy lenta y agotadora porque cuando no sabes dónde está tu hijo, te niegas el derecho a la verdad, cuando no tienes un cuerpo para llorar, cuando no tienes una respuesta de nada, es difícil, porque la desaparición forzada es un fenómeno complejo en sí. Necesitamos certezas para poder llegar a conclusiones y aquí no tenemos nada. MSF quiere dignificar su dolor y resaltar que ellos tienen el derecho a la verdad”, dijo Zabala.

Médicos Sin Fronteras interviene generalmente en zonas relacionadas con conflictos armados, desapariciones y guerras, como Colombia, Sudán y Palestina, entre otros, pero para la organización está es la primera vez que pone en marcha una misión en un tema en el que se presume desaparición forzada.
Tanto el testimonio de Zabala Paternina como de Natalia Huerta Pérez, otra integrante de la misión señalan que el ambiente en la normal, donde desde septiembre pasado las familias y otros estudiantes esperan noticias de los desaparecidos, es “desolador”.

“El ambiente en Ayotzinapa es desolador; algunos de los estudiantes caminan cabizbajos y con lágrimas y sollozos”, escribió Huerta Pérez en una carta publicada por distintos medios de comunicación en enero pasado.

“Las personas son sombras, los días son largos, la ausencia es vacío, y los instantes son fotografías, no cambian, siempre las mismas. Rostros afligidos, miradas llenas de rabia, voces que ya no gritan, llantos que ya no se escuchan”, consignaba la misiva.

LAS SECUELAS

Ivonne Zabala Paternina explicó desde Guerrero que MSF trabaja en la normal desde octubre del año pasado, decisión de que se tomó luego de que nadie se preocupara por la salud mental de los padres, familiares y compañeros de los desaparecidos.

“Médicos Sin Fronteras está trabajando desde mitad de octubre del año pasado, básicamente la propuesta que le hicimos a los padres fue la entrega de una ayuda humanitaria que implicaba distribución de colchones, material de aseo para mejorarles las condiciones de hábitat, organizarles un espacio más cómodo y también digno; después de eso instalaron duchas, letrinas porque en el momento que llegamos había un promedio de 2 mil personas. Entramos un poco a ayudar con esas condiciones, después iniciamos todo un proceso de acompañamiento psicosocial de los padres y estudiantes”, explicó.

A partir de que se mejoraron las condiciones de la normal, la organización centró su trabajo en lo que llama un acompañamiento psicosocial para ayudarles a entender la situación, ya que los síntomas que muestran por la desaparición de los estudiantes “son normales en una situación que no es normal”, pero que si no se atienden pueden derivar en males que pueden derivar en enfermedades crónicas.

La ayuda otorgada por MSF consiste en dar a los padres un espacio para poder hablar sobre la presencia de sus hijos, “tenerlos en palabras y para poder continuar en esta lucha. Los papás tienen mucha incertidumbre porque están todos los días con la pregunta dónde está mi hijo, si estará comiendo, en buenas condiciones… hay incertidumbre, preocupación, mucho coraje, problemas de sueño, depresión, mucha ansiedad”, expresó la responsable de la misión.

La entrevistada señalo que en todo momento la misión ha respetado la decisión de los padres de los 43, incluso, se realiza con su aprobación, sin embargo, “el problema es que para ellos la salud mental no es la prioridad sino la búsqueda de sus hijos. Han aumentado sus actividades de viajes desde fines de diciembre, hay menos personas en la normal y que haya menos papás con quien trabajar”.

“Los padres no confían, hay tantas comunicaciones y tanto que se ha dicho que eso también los afecta mucho en su salud mental y en su proceso de la búsqueda de la verdad, el proceso que ellos tienen porque se han dado una serie de versiones, lo que ha afectado mucho la confianza en el otro”, expresó.

Cuando se la pregunta a la responsable de la misión sobre el estado de ánimo de los padres a casi seis meses de la desaparición de sus hijos, responde sin dudar: “Tengo en la cabeza rostros tristes, de cansancio, las miradas con actitud de llanto o llorando, un rostro siempre te va diciendo que hay mucho dolor y sufrimiento, el calvario, la pregunta diaria del por qué y hasta cuándo”.

La misión empezó con un equipo de logística y cuatro psicólogos que estaban a disposición de los padres, familiares y alumnos los siete días de la semana. En un principio, la atención estuvo enfocada a fortalecer la confianza para que pudieran enfrentar la situación y emprender la campaña que los ha llevado a distintos países a demandar ayuda internacional para la aparición de sus hijos.

Ahora, ante los recorridos que los padres realizan en distintas ciudades y países, sólo son los psicólogos que atienden la parte de la salud mental de la familia.

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