Colin Farrell y Vincent Cassel: los amos de la Cineteca en dos películas formidables

23/05/2016 - 12:00 am
Colin Farrell, un gordo triste y sin amor en "La langosta". Foto: Especial
Colin Farrell, un gordo triste y sin amor en “La langosta”. Foto: Especial

Con “La langosta” y “Amor mío”, los célebres actores refrendan el prestigio que tienen los europeos en un oficio que es sublime cuando se lleva a cabo con tanta dedicación y mucho talento

Ciudad de México, 23 de mayo (SinEmbargo).- El oficio de actor se ha banalizado tanto en nuestros días que uno no puede más que sorprenderse cuando en el horizonte plástico de lo que se conoce como “estrellas de Hollywood”, aparecen trabajos que permiten volver a pensar que, después de todo, la actuación puede alcanzar la categoría de arte.

Eso sucede con dos películas actualmente en cartel en la Cineteca Nacional, donde el irlandés Colin Farrell y el francés Vincente Cassel se convierten en los amos de un cine hecho a conciencia, con dedicación y mucho, mucho talento.

Puede gustarte o no el drama sentimental Amor mío. Dirás que La langosta es una película demasiado rara o críptica como para recomendársela a tu mejor amigo, pero no podrás negar que ambos filmes se destacan por algo que va más allá de sus propios contextos narrativos: la presencia en ellas de los nombrados y célebres autores europeos.

Alcanzan los dos altísimas cotas de actuación, dibujando con hilos de oro a sus atribulados e inolvidables personajes.

COLIN FARRELL: UN TACITURNO CON BARRIGA EN “LA LANGOSTA”

Lejos de la campaña que hiciera para el perfume “Intenso by Dolce & Gabbana”, donde el irlandés Colin Farrell mostraba mejor forma física y sacaba provecho de su fama de “chico malo pero sensible”, ostentando lo que la marca destacó como “belleza sexy y al mismo tiempo clásica”, el actor nacido en Castleknock hace 39 años (el 31 de mayo próximo cumple 40), luce casi irreconocible, con casi 20 kilos de más, en La langosta.

Dice que fue fácil y hasta placentero dejar el gimnasio y dedicarse a consumir cantidades ingentes de comida chatarra para protagonizar el raro filme del griego Yorgos Lanthimos, pero lo cierto es que su genialidad consiste precisamente en transmitir todo aquello que no se ve, un conjunto de emociones reprimidas para las que el “nuevo” cuerpo del actor resulta el envase ideal, el medio perfecto, no el fin último.

En La langosta, que transcurre en un futuro incierto e inclasificable, el objetivo es una población exenta de soltería. Para ello las personas acuden a centros de emparejamiento preventivo donde tienen 45 días para encontrar una pareja. Si esto no sucede, el individuo se transformará en el animal que él mismo escogió y será expulsado al bosque, donde vivirá fugitivo y entre el grupo de los Solitarios, quienes se rigen por reglas diametralmente opuestas: nada de sexo en común ni amor compartido.

Explorando temas como la sexualidad, la crueldad y, sobre todo, los mecanismos de dominación, Lanthimos construye con su cuarto filme una sátira feroz sobre las relaciones de pareja, en un escenario donde el peligro lo constituye la posibilidad de convertirte en un animal solitario si no logras enamorarte de alguien en 45 días.

Cómo enamorarte o morir en 45 días. Foto: Especial
Cómo enamorarte o morir en 45 días. Foto: Especial

David, el personaje de Farrell, quiere ser una langosta y allí estarán Léa Sedoux, Raquel Weisz (gran trabajo también de la esposa de Daniel Craig), Ben Whishaw y John C. Reilly, para impedírselo o facilitárselo, en medio de un paisaje violento, de dolor físico y emocional, donde la muerte es una metáfora débil frente a la fuerza rutilante del amor y de su contracara, el desamor.

Colin Farrell confirma en La langosta una vuelta a lo mejor de sí en un trabajo que adora, luego de que muchos pusieran en duda su futuro en el cine, merced a las adicciones que dieron forma a una vida al límite en la pasada década.

El protagonista de Perdidos en Brujas y Miami Vice, es hoy un padre de familia, aun cuando resulte siempre el más raro de Hollywood, un astro poco convencional que llegó a tocar fondo, sumido en las drogas y el alcohol y al borde de la muerte como él mismo lo reconoció en diversos reportajes.

En Montevideo, Uruguay, en 2005, mientras filmaba Miami Vice junto a Jamie Foxx, sufrió una sobredosis que lo obligó a estar internado durante un mes y medio en una clínica.

Cocaína, anfetaminas, éxtasis y heroína fueron las drogas duras con las que experimentó a lo largo de 15 años, sumadas a las altas ingestas de ginebra y whisky que lo ayudaron a enfrentar la enfermedad de su pequeño hijo, James, quien padece síndrome de Angelman, una enfermedad neurogenética que conlleva un retraso global del desarrollo.

EL AMOR MÍO SE LLAMA VINCENT CASSEL

Dulce, amable, cortés, el hijo de Jean-Pierre Cassel (1932-2007), una figura extraordinaria del cine galo contemporáneo, desmiente su fama de caballero francés convirtiéndose en un verdadero patán insoportable en Amor mío, el drama sentimental de Maïwenn, nombre artístico de la actriz, modelo y directora francesa Maïwenn Le Besco.

Tras un grave accidente de esquí, Tony entra en un centro de rehabilitación. Allí, dependiente del personal médico y de los medicamentos contra el dolor, se toma tiempo para recordar la tumultuosa historia de amor que vivió con Georgio.

Vincent Cassel, extraordinario en "Amor mío". Foto: Especial
Vincent Cassel, extraordinario en “Amor mío”. Foto: Especial

¿Quién es ese hombre al que adora? ¿Cómo pudo ceder a esa pasión sofocante y destructiva?

En lo que gran parte de la crítica europea ha considerado el mejor papel de su carrera, Cassel se las arregla para construir un personaje tan odiado como atrayente, llevando al espectador hacia un abismo reflexivo donde las nociones de amor y compasión se estrellan contra su rostro peculiar, sus actitudes de payaso y un desborde de personalidad que lo convierte en un huracán imparable, casi siempre dañino.

Junto a Cassel se luce también la bella actriz francesa Emmanuelle Bercot. Foto: Especial
Junto a Cassel se luce también la bella actriz francesa Emmanuelle Bercot. Foto: Especial

Es un papel políticamente incorrecto en la carrera de un actor aficionado a los personajes egomaníacos, malvados y perturbados que obedecen “a la necesidad de exorcizar mis demonios en el cine, para poder ser una buena persona en la vida”, según ha dicho en entrevista.

El ex marido de Monica Bellucci, la hermosa actriz italiana, con la que ha procreado dos hijas, Deva y Leónie, levanta suspiros como uno de esos “feos” luminosos que ejerce un profundo magnetismo en la pantalla grande.

Considerado por los espectadores galos como el primer hijo de Francia, Cassel  es la estrella de algunos de los filmes más aclamados del país de los últimos 20 años, tales como La Haine, Mesrine e Irreversible.

En Amor mío vuelve a lo suyo: demostrar por qué no resulta exagerado hablar de Vincent Cassel como el mejor actor francés del momento.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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