10 ESTUDIOS, BIBLIOTECAS DE HOMBRES FAMOSOS

23/06/2012 - 12:00 am

No sé ustedes, pero visitar los lugares donde surgieron grandes ideas, se tomaron decisiones importantes, se escribieron libros, cartas, de algunos de los hombres que hicieron historia en la política o en la literatura puede ser inmensamente enriquecedor durante tus próximas vacaciones.

1.

Estudio de Rudyard Kipling

Cuando Rudyard Kipling, se encontró con la casa del apartado, el 17 de Bateman siglo en Sussex, fue herido de inmediato. Él escribió:

“Habíamos visto un anuncio de ella, y que le llegó por una madriguera de conejo ampliada de un carril. A la vista del primer Comité de Medios y Arbitrios de [la señora de Kipling y de sí mismo] dijo: ‘¡Es ella! Sólo El! Hacer una mujer honesta de su rápido! ” Entramos y sintió que su espíritu-su Feng Shui para ser bueno. Hemos pasado por todas las habitaciones y no encontraron ninguna sombra de antiguos pesares, las miserias ahogados, ni amenazar a ninguna, aunque la “nueva” final de su era de trescientos años de edad … ”

Fue aquí, en su estudio donde él escribió el más viril de sus poemas masculinos.

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2.

Estudio de William F. Buckley

Si buscabas a William F. Buckley cuando vivía, el primer lugar a verificar era su estudio, el cual creó a partir de un garaje. Fue aquí, rodeado de recuerdos, libros y pinturas (algunas de las cuales pintó él mismo), que surgieron sus columnas y novelas, y también fue en este lugar donde se le encontró muerto en 2008.

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3.

Biblioteca y estudio de William Randolph Hearst

Hearst fue un prolífico coleccionista de arte, libros y antigüedades que su castillo estaba construido en realidad para mostrar la colección que había estado previamente almacenado en bodegas, en vez de que fuese el castillo el que luciera. Sin embargo, todos sus libros no cupieron en las dos bibliotecas del castillo obligándolo a colocarlos en los lugares más extraños, tales como libreros que se alineaban en la sala de cine.
Construido en San Simeon, California, por el magnate de la prensa William Randolph Hearst, Casa Grande , o el Castillo de Hearst, como se le conoce, tenía 56 habitaciones, 61 cuartos de baño, 19 salones, 127 acres de jardines, piscinas cubiertas y al aire libre, un cine, canchas de tenis, un aeródromo, y el zoológico privado más grande del mundo. Hearst vivía en una suite gótica del tercer piso. La biblioteca en este nivel (ver arriba) albergaba más de 4.000 libros, además de 150 vasijas de la antigua Grecia.

Tres mil libros más podían encontrarse en el estudio de estilo gótico de Hearst. La sala sirvió como una biblioteca privada y como una oficina desde la Hears controlaba su imperio de medios de comunicación, también como una sala de juntas para discutir asuntos relacionados con sus colaboradores.

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4.

Cabaña de Roald Dahl escritura

Cuando Roald Dahl se mudó a Great Missenden en Buckinghamshire, en 1965, construyó una pequeña cabaña para escribir. La familia de Dahl ha mantenido la cabaña casi intacta desde que el autor murió, pero incluso durante su vida era bastante oscura, destartalada y muy básica. Nadie podía entrar a ella, excepto Dahl y no se ele permitiía a nadie limpiarla tampoco, estaba impregnada de olor a tabaco y el piso cubierto de virutas de lápiz y las cenizas del cigarrillo.

La soledad de su cabaña alimentó la creatividad de Dahl; escribió todos sus cuentos para niños dentro de estas pequeñas paredes. Así describió Dahl el poder del lugar:
“Te conviertes en una persona diferente, no eres más un hombre ordinario que se pasea y cuida a sus hijos. Que come meriendas y hace cosas tontas, entras a un mundo completamente diferente. Yo personalmente cierro las cortinas de la habitación para no ver a través de la ventana, y coloco una pequeña lámpara que alumbre mi tablero. Todo lo demás en tu vida desaparece quedando absorto en un pedazo de papel. Te conviertes en otra persona por un momento. El tiempo desaparece por completo. Podrías comenzar a las nueve de la mañana y la próxima vez que mires al reloj, cuando empiezas a sentir hambre y ya es la hora del almuerzo. Y no tienes la menor idea de que han pasado ya tres o cuatro horas. ”

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5.

Estudio de Sir Arthur Conan Doyle

Sir Arthur Conan Doyle vivió en su casa de Windlesham en las afueras de Crowborough en East Sussex durante 23 años. Cuando murió ahí en 1930, su petición fue ser enterrado en un jardín adyacente a la cabaña que construyó para escribir dentro de la propiedad. Sin embargo, durante su vida, prefirió de hecho escribir en el estudio que se encontraba en el primer piso de su casa. Ahí escribió varias de sus famosas obras de Sherlock Holmes, incluyendo el Cinturón envenenado, en el que describe la vista desde su estudio y a través del condado de Crowborough hacia el lejano Rotherfield. Oh y hablando del señor Holmes!, el también tenía una bonita madriguera…

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6.

Estudio de Sherlock Holmes

Sherlock Holmes es, por supuesto, un personaje de ficción, pero eso no ha detenido a las personas de recrear su oficina a partir de las descripciones dadas por su creador. Existe eln Museo de Sherlock Holmes en el 221B de Baker Street y uno más en el pub Sherlock Holmes en Westminster, ambos lucen muy acogedores.

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7.

Estudio de Jack London

Cuando la casa de piedra (“casa de lobos”) que Jack London estaba construyendo en su rancho de Sonoma Valley se incendió en 1913, él edificó un anexo tranquilo y muy iluminado, en el gran cottage donde él y su esposa Charmian habían vivido durante años. El estudio-en el que escribió sus historias y novelas finales- estaba junto a su “porche para dormir.” Esta es una habitación de la que no se escucha mucho en estos días, y que a más de uno nos encantaría tener, especialmente por la vista.

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8.

Estudio de George Washington

El estudio de George Washington fue construido durante la guerra revolucionaria, como parte de una ampliación de su casa. Cuando el cansado general regresó a Mount Vernon en 1783, tenía la inclinación natural a recibir a incontables amigos, familiares, políticos y simpatizantes. Su estudio se convirtió en el lugar donde podía esconderse y encontrar la soledad, nadie podía entrar sin invitación. Aquí él podía leer alguno de sus 884 libros, supervisar sus tierras, escribir cartas y hacer anotaciones en su diario. Pero también utilizó esta habitación como una cámara para bañarse y vestirse. Se levantaba entre las 4 y 5 de la mañana y llegaba a su estudio a través de una escalera privada que se encontraba conectada con el dormitorio principal. En estas dos horas de silencio antes del desayuno, se alistaba para un nuevo día, revisaba sus reportes, y escribía cartas. Por la noche antes de acostarse, regresaba al estudio para discutir asuntos importantes con su secretario y leer algo más antes de irse a la cama antes de las nueve de la noche.

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9. 

Gazebo de Neil Gaiman

He aquí lo que el autor contemporáneo, Neil Gaiman, dijo acerca de su envidiable gazebo estilo Mark Twain en su libro Shedworking :
“Hice construir el gazebo hace 15 años, y atravesé por diferentes fases al usarlo para después abandonarlo durante 5 años, y redescubrirlo con un gran gusto. Me encanta caminar hasta el fondo del jardín, y ponerme a escribir.
No pasa nada ahí. Puedo asomarme a través de la ventana y algunos animales salvajes ocasionalmente me miran también, pero principalmente miro sólo árboles, que no son tan interesantes lo que me hace volver a la escritura, lo cual me hace muy feliz.
Tengo ahí calentadores, porque hace mucho frío en invierno y cobijas en las sillas también. Necesito intentar recordar no dejar frascos de tinta en la mesa porque se congelan. Está alejado de la casa y del Wi-Fi, también, lo que es una gran ventaja. ”

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10.

Estudio de Winston Churchill

Lo que a menudo se pasa por alto acerca de Winston Churchill, es que su único ingreso después de dejar el cargo, llegó a través de sus escritos. Y él realizó la mayor parte de estos, 50 libros y cientos de artículos, desde su estudio en la residencia Chartwell, su casa durante 40 años. Con techos de seis metros de alto atravesados con vigas del siglo XI, libros derramándose de los libreros y apilados contra todas y cada una de las paredes, pinturas de Napoleón, Lord Nelson, y su esposa, y una magnífica vista de los jardines y lagos pintorescos de Chartwell (que Churchill construyó), el estudio era el corazón de la casa, el santuario de Churchill, y el lugar donde él pasó gran parte de su tiempo-a menudo en las primeras horas de la mañana.

Después de su parte favorita del día de Churchill, una elegante cena a las 8:00 horas, junto a una conversación estimulante y muchos puros, aguardientes, y oporto, Churchill se quitaría el smoking para vestir su bata y pantuflas antes de caminar a través del pasaje estilo Tudor hacia su estudio, el cual él llamaba la fábrica, alrededor de las 10:30 u 11:00 de la noche. Ahí se sentaba y escribía sobre su escritorio de caoba, y le dictaba a sus dos secretarios, quienes vivían en una residencia dentro de la propiedad. Después de dictar 3 ó 4mil palabras, Churchill despedía a sus secretarios cerca de las 2 o 3 de la mañana y se iba a dormir.

Fuente: artofmainless.com

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