Ciudad de México, 23 de julio (SinEmbargo).– La versatilidad de los vehículos aéreos no tripulados conocidos también como drones, es tal, que actualmente muchos de sus potenciales usos aún están siendo puestos a consideración. Lo cierto es que mantener un control sobre estos vehículos se antoja difícil dadas sus cualidades. Sin embargo son precisamente estos artefactos los que están siendo considerados por los narcotraficantes, quienes podrían sacar provecho de ellos para lograr transportar estupefacientes de un país a otro.
Los vehículos voladores tienen la capacidad de poder transportar droga a una distancia similar o mayor a la de la frontera entre Estados Unidos y México, sin necesidad de involucrar a una persona en el proceso directo y, sobre todo, sin el riesgo de ser detectados por controles convencionales e incluso radares, publicó el diario español El País.
“Se trata de una práctica factible, quizás más probable para la heroína que para la marihuana”, dijo Alejandro Hope, director de Seguridad del IMCO, quien afirma que actualmente, a pesar de las posibilidades que los drones ofrecen, la mayor parte de la droga sigue siendo transportada (al menos en distancias cortas como en la frontera norte de México) por medios convencionales de bajo presupuesto como vehículos, personas o túneles, con lo que contradice los rumores de la inminente incursión tecnológica en el narcotráfico.
Por otra parte, hay quien rechaza esta hipótesis. Este es el caso de Roberto Hernández Guerrero, director de Arte de la revista Instyle y fundador del primer grupo en Facebook enfocado en estos vehículos: Drones México. Para Hernández sí es posible que resulte un negocio para las mafias de la droga una estrategia en la que los vehículos voladores no tripulados sean los protagonistas.
“Todo depende de lo que se invierta, pero un drone bien equipado puede llegar a cargar entre 10 y 15 kilos, tener una autonomía de vuelo de 15 minutos y recorrer un kilómetro de distancia. Estos aparatos costarían unos 150 mil pesos”, dijo.
No obstante, en distancias largas, la tecnología sí se convierte en una opción viable (y comprobable) para los narcotraficantes. Tal es el caso de sofisticados sumergibles y semisumergibles que los traficantes emplean para despachar los cargamentos de droga de Colombia hacia Centroamérica a través del mar.
“La geografía de la zona sur del Pacífico, entre Cauca y Nariño, llena de esteros y ríos con salidas al mar, hace que esta zona se preste para la construcción de estos sumergibles”, dijo el almirante Hernando Wills, comandante de la Fuerza Naval del Pacífico al diario de Colombia El País.
De acuerdo con el diario, desde 1993 hasta la fecha, la Armada colombiana incautó 62 semisumergibles y un sumergible. Aunque los primeros descubrimientos se realizaron en el Oceáno Atlántico, a partir del 2005 se trasladaron al Pacífico.
A pesar de que los vehículos acuáticos sean de manufactura casera, las intenciones son claras por parte de los cárteles: utilizar cualquier medio tecnológico que les proporcione una ventaja sobre los sistemas de detección actuales, incluso si para ello tienen que recurrir a esta curiosa mezcla de ingeniería naval con el ingenio artesanal.
