Buenos Aires, 23 Jul (Notimex).- Junto a la parrilla humeante, los argentinos, que tienen en los gauchos sus más excelsos maestros, inevitablemente discuten sobre la manera de encender el fuego y el modo de hacer el asado, pero casi nadie pone en duda que el mejor acompañamiento para esa carne es el vino.
Y es que el vino acompaña, identifica y enorgullece a los argentinos que lo convirtieron en su bebida nacional y que se apropiaron de la cepa francesa malbec, que es hoy el principal símbolo de su creciente industria vitivinícola.
En Argentina se consumen más de 63 kilogramos de carne per capita al año y un porcentaje desconocido, aunque obviamente elevado, se comparte en el tradicional asado con familiares y amigos.
De tarde o de noche, cualquier día de la semana, el vino está presente en la mesa de miles de consumidores locales que siguen prefiriendo los tintos a los blancos, y que aun desconfían de los rosados, pero pueden disfrutar los blends (mezclas).
Cada 24 de noviembre se celebra aquí el Día del Vino, ya que ese día, pero de hace cuatro años, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner lo reconoció como bebida nacional con la intención de impulsar la producción nacional y las exportaciones.
Es tanta la incorporación del vino en la cultura de este país, que cada 17 de abril hay otro festejo, el del Día Internacional del Malbec, que se celebra en honor a que en 1853 el enólogo Michel Aimé Pouget trajo la famosa cepa desde Francia.
“El vino argentino es un honorable embajador en el mundo y enorgullece a los argentinos que beben en el mercado doméstico los mismos vinos que exportan y que prestigian al país en todos los continentes”, ha afirmado -con orgullo- la presidenta.
La industria vitivinícola argentina, cuya cepa emblemática en vinos blancos es el Torrontés, genera alrededor de 100 mil puestos de trabajos directos y 300 mil indirectos y es un sector fundamental en las economías de siete provincias.
Mendoza es el epicentro de este sector que también atrae al turismo, pues las bodegas de la provincia ofrecen atractivos paquetes para que los visitantes duerman en un viñedo y conozcan o participen de la elaboración de un vino.
Magdalena Pesce, gerente de Marketing y Comunicación Wines of Argentina, explicó a Notimex que el vino disfrutó de una suerte de auge en el mercado internacional en los últimos 25 años, porque la producción no se disfrutaba más allá de las fronteras.
“Consumíamos mucho vino en el mercado local, lo seguimos haciendo, pero afuera no nos conocían, pero ahora ya estamos posicionados como productores de vinos de alta calidad, lo que hace sentir orgullosos a los bodegueros”, afirmó.
Pesce comentó que ahora, con este florecimiento múltiple, el vino argentino es aún más apreciado por los consumidores nacionales y extranjeros, aunque a estos últimos se les explica que, para los argentinos, más que una bebida alcohólica, es un alimento.
“La corporación vitivinícola argentina promovió al mercado doméstico, pero también solemos decirles a nuestros consumidores de Estados Unidos, por ejemplo, lo importante que es nuestro vino como un alimento más, (y que) forma parte de nuestra cultura”, señaló.