El cómic como resistencia, una entrevista a Edgar Clement

23/08/2015 - 12:06 am
Irreverente, directo y siempre con buen sentido del humor, Clement comparte una visión global de la situación social de México y la plasma en viñetas. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
Irreverente, directo y siempre con buen sentido del humor, Clement comparte una visión global de la situación social de México y la plasma en viñetas. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Ciudad de México 23 de agosto (SinEmbargo).- Los cómics son una expresión cultural popular que se ha reivindicado ante los ojos del mundo en los últimos años. Sin embargo, en México, la escena del también llamado arte secuencial parece estancada desde hace tiempo. Eso sin contar que es despreciada por muchos que ven en él una expresión cultural inferior. En pocas palabras, no son los mejores días pare el “noveno arte” en el país. Sin embargo, parece ser que los “buenos tiempos” también se trataron de una mera ilusión. Una leyenda que se ha contado de generación en generación. Un mito que, pese a su invisibilidad exige reconocimientos.

“Todo lo que es cómic y narrativa local, en lo que es el DF, veo un grupo muy viciado… Un montón de gente muy viciada. Vejetes que no producen y les encanta andar en el chisme… los dimes y diretes… se sienten ofendidos cuando alguien los contradice”.

Quien dice esto es Edgar Clement, ilustrador e historietista (de acuerdo con la Wikipedia), pero que para fines prácticos es uno de los mejores artistas surgidos en las últimas décadas dentro del panorama del cómic mexicano.

En este caso, el nacido en la Ciudad de México hace casi 50 años, se refiere en particular a viejas promesas del cómic nacional que, a la par de exigir homenajes, no han producido la obra suficiente como para respaldarlos. Eso sin contar los ya mencionados intercambios de opiniones viscerales que tienen como escenario principal Facebook.

La apuesta reciente del historietista es la publicación independiente. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
La apuesta reciente del historietista es la publicación independiente. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

“Eso lo único que hace es frenar la producción, frenar la confianza entre colegas y eso, obviamente, va minando las posibilidades de asociación. Que, a final de cuentas, lo que va a fortalecer alguna escena del cómic o de lo que sea es la capacidad de asociación entre los integrantes”, dice.

Para Clement, esto no es una acusación, él mismo admite haber caído en el mismo círculo vicioso de “comiqueros” de la capital del país. Sin embargo, al momento de señalar puntos a favor de la escena del cómic nacional, resalta el trabajo que se hace en el norte del país, en particular Monterrey.

“En general Monterrey siempre ha dado señales de ser gente más preocupada de que lo que está haciendo tiene que ser negocio. Se les critica mucho desde el DF que no se preocupan mucho si lo que están haciendo es bueno o malo… de calidad o no. Pero al menos en la parte de producción su calidad es muy superior a la de los chilangos y su sentido de lo práctico los hace muy dinámicos en la manera en cómo se mueven.

“Combinan una manera muy curiosa en la manera de ser del mexicano y del gringo y hacen una especie como de empresa muy campechana. Eso es lo que los lleva, al menos, si no a ser todavía [un proyecto exitoso], sí al menos a tener resultados más sólidos.”

Luego de 28 años como uno de los autores más respetados a nivel nacional en la escena del cómic mexicano, Clement ha pasado los últimos años enfocado en proyectos personales entre los que destacan sus celebrados libros Operación Bolivar (2000) y Los perros salvajes (2011), a la par de talleres enfocados a todo aquel que busque adentrarse en el mundo de las viñetas. Ahora incursiona en el terreno de los fanzines, aunque menciona también, quizás a manera de advertencia, “nunca he sabido para donde voy”.

Desde su taller, Clement impulsa por igual  a nuevas promesas y curiosos en el llamado "noveno arte". Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
Desde su taller, Clement impulsa por igual a nuevas promesas y curiosos en el llamado “noveno arte”. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

– ¿Qué tan difícil es poder montar una editorial?

– Muy difícil. En México es muy difícil poder montar cualquier empresa. Es que aquí nos topamos con problemas estructurales. Con tata puta reforma estructural, los güeyes hacen todo, menos simplificar la posibilidad de que se generen más Pymes.

No es un pinche discurso de chairos. O sea, neto… Estos cabrones que están trabajando para dirigir el país no están trabajando para nosotros. Y, obviamente, ni los incentivos fiscales, ni legales… la ley de derecho de autor es un desmadre… Por eso le estoy apostando más a un rollo de fanzines, porque es más informal.

– ¿A nivel internacional cuál es la percepción del cómic mexicano?

– México no existe. México no existe en el panorama mundial. […] incluso en los Estados Unidos, quienes tienen apellido latino… o creen que son chicanos, méxico-norteamericanos, o como Humberto [Ramos], que hay gente que cree que es español.

Los mexicanos en el imaginario colectivo de los gringos o pizca lechugas o es el cabrón que está en la cocina y párale de contar. No conciben que haya mexicanos en las primeras filas de los rockstars del mainstream.

– En cuanto a los guiones de cómics… Pienso que en México se subestima mucho esta parte.

– Mira, en México se subestima en general la cultura. Se subestima en general todo. El mexicano tiene un profundo desprecio por la cultura. Esa es nuestra dramática verdad. […] No nada más es el asunto del desprecio de la idea literaria, de la base, de la piedra en bruto de los cómics.

– Hablando de todos estos problemas, ¿el cómic funciona como una herramienta de resistencia?

– Yo digo que no hace falta ni siquiera la intención de hacer la revolución, ni de adoctrinar a nadie… Como están las cosas, el simple hecho de que exista un fanzine bien dibujado, para mí esto ya es contracultural en un país como México. Un sólo dibujo bien hecho, eso ya es contracultura… Así de jodidos estamos.

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