El bosque congelado de Alaska; deshielo de glaciar deja al descubierto vegetación milenaria

23/09/2013 - 1:30 am
Foto: Abby Lowell/Juneau Empire
Foto: Abby Lowell/Juneau Empire

Ciudad de México, 23 de septiembre (SinEmbargo).-El deshielo del Glaciar Mendenhall, ubicado en el sureste Alaska, liberó los restos de un bosque prehistórico que durante miles de años estuvo bajo el hielo, lo que permite extender el conocimiento sobre los cambios geográficos que ha sufrido el planeta en los últimos milenios.

Mientras que en algunas partes del mundo los efectos del calentamiento global han afectado a las zonas costeras por el aumento del nivel del mar, el deshielo del Glaciar Mendenhall, al sur de la capital de Alaska, dejó a la vista restos de troncos que estuvieron protegidos por espesas capas de hielo durante miles de años.

Las estimaciones preliminares, basadas en el diámetro de los troncos, permiten concluir que hace más de dos mil años esta zona estuvo cubierta por especies prehistóricas de abedules y cicuta, aunque los científicos agregan que estas valoraciones “deben ser verificadas”, publicó el sitio LiveScience.

Según considera Cathy Connor, profesora de geología de la University of Alaska Southeast (UAS), que participa en la investigación, “al final del último máximo glacial, en la parte sureste de Alaska, la vegetación de la región se parecía más a la de tundra”.

La profesora de Geología y coordinadora del Programa de Ciencia Ambiental dijo que ella y otros habían estado rastreando los restos de bosque emergente y explica que algunos tocones y troncos pueden encontrarse en los mantos de material glaciar no estratificado en el lado poniente del glaciar.

De igual manera, Connor menciona que, incluso, algunos de estos restos vegetales se mantienen verticales, congelados en el suelo de cavernas congeladas y hay unos que aún conservan su corteza. Todos ellos llenos de sedimentos en las capas exteriores, publicó el diario local Juneau Empire.

Foto: Wikimedia Commons
Foto: Wikimedia Commons

“A medida que el glaciar avanzada, quebró las copas de los árboles a su paso”, dijo Connor. “Los tocones fueron enterrados –y protegidos– en el cascajo.”

Ahora, a medida que el glaciar se derrite, el agua producto del deshielo esculpe caminos en esa grava, revelando los restos de los árboles milenarios.

La investigadora estima que la edad de los troncos emergentes del glacial oscila entre los mil 400 y dos mil años, aunque los ejemplares más antiguos pueden haber estado atrapados por el glacial más de dos mil 350 años.

Por su parte, a Connor le gustaría encontrar un profundo yacimiento de sedimento bajo el hielo, posiblemente con más de un nivel de bosque. No obstante, gran parte de la roca alrededor del Glaciar Mendenhall es dura, lo que significa que hay menos capas de sedimento, y menos capas de historia.

Connor indica que la investigación permitirá descubrir, capa tras capa, nuevos capítulos de la historia difíciles de descifrar, agregando que el “paseo” por este bosque congelado es comparable con el encuentro con lo desconocido, como el “descenso a la tumba del rey Tot”, dice la geóloga comparando este hallazgo con el del sepulcro del faraón Tutankamón por el británico Howard Carter.

“Es cool tener todos estos registros en árboles y sedimentos que inscriben de igual manera que la gente hace por medio de la escritura y… la historia oral”, concluye Connor.

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