ENTREVISTA | En la nueva novela de César Silva, la justicia toma la forma de la venganza

23/09/2014 - 1:00 am
César Silva Márquez nació en Ciudad Juárez en 1974 y vive en Xalapa, Veracruz, junto a su esposa, la también escritora Magali Velasco. Foto: ALMADÍA
César Silva Márquez nació en Ciudad Juárez en 1974 y vive en Xalapa, Veracruz, junto a su esposa, la también escritora Magali Velasco. Foto: ALMADÍA

Ciudad de México, 23 de septiembre (SinEmbargo).- La nueva novela de César Silva Márquez, nacido en 1974 en Ciudad Juárez, es testimonio de una notable madurez narrativa y probablemente de un camino definitivo hacia el género negro, donde el también autor de Juárez Whiskey y Los cuervos, parece sentirse más cómodo.

Editada por Almadía, llega mañana a las tiendas de libros La balada de los arcos dorados, precedida por el Nacional de Novela José Rubén Romero 2013 (cuyo jurado estuvo integrado entre otros por Guillermo Fadanelli), para contar las tribulaciones del periodista Luis Kuriaki quien vive acosado por el fantasma de su adicción a las drogas.

Con vida propia y designio sobre destinos ajenos, se levantan formidables los personajes de Julio Pastrana, un agente originario del centro del país para el que la justicia se viste con las ropas de la venganza y Rebeca, una justiciera involuntaria, atosigada por fantasmas inverosímiles.

La balada de los arcos dorados llega cuando nadie habla ya de las mujeres muertas de Juárez, proponiendo una solución donde las propias mujeres son las únicas que pueden resolver los casos y dar algo de paz a una zona donde la guerra se le metió hasta en el ADN.

En ese sentido se trata de una novela sobre la justicia aunque esta se dé y se busque en forma de venganza, una impresión con la que coincide Silva Márquez, quien se hiciera acreedor de los premios Binacional de Novela Joven Frontera de palabras/ Border of words 2005, Estatal de Ciencias y Artes Chihuahua 2010 y Nacional de Cuento San Luis Potosí 2011.

“La novela ofrece desde mi punto de vista la mayor justicia a la que una persona común puede aspirar. La balada de los arcos dorados es la voz de la gente corriente en busca de justicia”, afirma César en entrevista con SinEmbargo.

La balada de los arcos dorados integra la colección de novela negra de editorial Almadía. Foto: ALMADÍA
La balada de los arcos dorados integra la colección de novela negra de editorial Almadía. Foto: ALMADÍA

–Centraste la novela en el periodista Luis Kuriaki, pero Rebeca y Pastrana se comieron la historia, ¿verdad?

–Quise hacer una novela de superhéroes y Luis Kuriaki es mi Clark Kent. De alguna manera, Julio Pastrana y Rebeca constituyen la otra parte de su identidad. Son más violentos, los más valientes, como todos quisiéramos ser, en realidad. Uno juega con los personajes con la firme intención de que vayan por donde uno quiere, pero los personajes luego se mandan solos.

La balada de los arcos dorados trae a la luz un tema que los medios parecen tener olvidado y que es el de las mujeres muertas de Juárez

–Hace poco escuché a alguien de Medellín, Colombia, decir que nuestras ciudades no son violentas sino violentadas. Quizás por eso aparecen tantos violadores en la novela. No lo sé, en realidad. Julio Pastrana es un hombre que tiene la ley en su poder y es una especie de vigilante, pero que arregla las cosas también con violencia.

–El frío de Ciudad Juárez parece otro personaje

–Es que siempre se habla del calor de Ciudad Juárez, esas temperaturas que alcanzan los 45 grados, pero lo cierto es que también el frío es insoportable, tremendo. Me gusta el frío de Juárez. Si uno está en la ciudad en invierno, se dará cuenta enseguida quiénes son los lugareños y quiénes los forasteros. Los de Juárez están con una chamarra, una cerveza en la mano, alrededor del disco donde se prepara la carne asada. Los turistas, encerrados en sus casas y hoteles. Ahora en estos tiempos tal vez no haga tanto frío, pero en tiempos de mi madre, era terrible, incluso ella perdió a un hermano bebé por causa de las bajas temperaturas. La novela, además, transcurre siempre de noche…el frío, la oscuridad, como dos peligros extra en una ciudad de por sí peligrosa.

–Pintas Ciudad Juárez desde Xalapa…

–Sí, pero hablar de Ciudad Juárez ahora tiene que ver con la cantidad de páginas que llevo escritas a lo largo de mi carrera. No se trata de una cuestión geográfica, no es que tenga que alejarme de mi lugar para poder escribir de él y todo eso. Hace tiempo que quería contar la historia de La balada de los arcos dorados, pero no tenía la voz todavía. Me ayudaron las lecturas de No es país para viejos, de Cormac McCarthy y McMundo, de Cayo Sastre.

En la novela La balada de los arcos dorados, una mujer es la gran justiciera. Foto: Cortesía Gerardo Vargas
En la novela La balada de los arcos dorados, una mujer es la gran justiciera. Foto: Cortesía Gerardo Vargas

–La distancia que recorre Julio Pastrana es la misma que recorres tú

–Sí, hay una parte de la novela donde él cierra los ojos y recuerda el paisaje verde de Xalapa. Es lo que me pasa cuando cierro los ojos y recuerdo el cielo amplísimo de Chihuahua. Un azul tan claro que te hace bajar la vista.

–La novela vuelve a traer el tema de las muertas de Juárez

–Sí, porque al fin y al cabo para mucha gente es un tema político, que ahora no hace falta y por eso se ha olvidado. Cuando estaba el PAN en el gobierno, se hablaba mucho de las muertas, incluso demasiado diría yo. Asume el PRI el gobierno nacional y las muertas dejan de ser noticia. Sé por periodistas locales que no han dejado de matar mujeres en Ciudad Juárez.

–En el libro hablas mucho de los parientes de las desaparecidas, de los que quedaron

–Sí, todo el tiempo. Ahora he comenzado a ver la serie The Leftovers, narrada en medio de una población cuyo 4 % de habitantes desaparece. Es muy difícil que alguien allí no tenga un familiar desaparecido. Me recuerda inevitablemente a Ciudad Juárez. No entiendes mucho lo que pasó y menos qué hacer después de lo que pasó.

–Esto sin duda constituye un cambio de registro en tu narrativa. Siempre intentaste contar la cotidianeidad de Ciudad Juárez y no su sordidez

–Sí, pero es porque la misma historia me pedía ese cambio de registro. Yo quería contar esa historia. Además, donde hay un detective hay un muerto. En los cuentos de superhéroes todos los héroes tienen una muerte de un ser querido que lamentar. En La balada de los arcos dorados, también.

–Y en la disputa Batman-Superman, el narrador se inclina por Batman

–Es que Superman está muy lejos, pero todos podemos ser Bruce Wayne y luego Batman. Vicente Quirarte tiene un poema dedicado al Hombre Araña, basado en la teoría de que todos somos Hombre Araña. Salimos a la calle a buscar el trabajo, tenemos como misión cuidar a nuestros hijos, a la esposa y nos duele el mundo como a cualquier superhéroe.

La balada de los arcos dorados alude a McDonald’s, pero no es una novela chatarra

–(risas) Espero que no. Me fascinó la lectura de McMundo, aprendí el significado de lo líquido, de los no lugares, de cuántas semillas de ajonjolí lleva el pan de la hamburguesa y de adonde te puede llevar una hamburguesa mala o una buena. Yo hago unas hamburguesas muy buenas, la verdad. A mí, de McDonalds sólo me gustan las hamburguesitas de 15 pesos y a veces una Big Mac, pero a mis 40 años ya no puedo terminarla.

–Roberto Bolaño decía que Ciudad Juárez es el infierno. ¿Qué piensas?

–Antes que nada quiero decir que no estoy para nada de acuerdo con Bolaño en esta cuestión. Creo que en cualquier lugar donde haya humanos, existe la posibilidad de un infierno y también de un paraíso. Siempre he creído que Juárez puede ser cualquier ciudad del mundo. Cuando vine a Xalapa mucha gente me decía: – Qué bueno que te fuiste de Juárez y ahora en Veracruz hay policías en las calles, balaceras, en Michoacán pasa lo mismo, no se puede viajar de noche por carretera…en fin, he vivido así desde el gobierno de Felipe Calderón y con Peña Nieto no ha cambiado nada.

–El hecho de que sea una mujer la que toma la justicia por mano propia, ¿nace de la idea de que el tema de las mujeres muertas de Juárez lo resuelven las mujeres?

–Ah, caray, no lo había pensado así. Elegí a Rebeca para generar misterio. Por otro lado, los personajes femeninos han sido siempre fuertes en mis historias. Además, en Ciudad Juárez, fueron las mujeres, las madres de las asesinadas, las que mantuvieron las organizaciones siempre abiertas y siguen buscándolas. Sí, creo que sí, que las mujeres van a resolver este problema.

 

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas