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El legado cultural del glam: de David Bowie a Lady Gaga

23/10/2016 - 12:04 am

Vice habló con el aclamado crítico de música Simon Reynolds acerca de su nueva historia de la cultura pop, Shock and Awe: Glam Rock and Its legacy.

Por Matthew Whitehouse

Ciudad de México, 23 de octubre (SinEmbargo/ViceMedia).– En su último tomo, el aclamado crítico de música Simon Reynolds ofrece una mirada a profundidad del fenómeno glam: un estilo pop visualmente ostentoso que rápidamente se extendió por Gran Bretaña a principios de los 70.

Después de las exploraciones anteriores -incluyendo Rip It Up and Start Again, una historia definitiva del post punk, y Retromania, un estudio de la adicción de la cultura pop a su propio pasado- Shock and Awe es una celebración de los personajes, los sonidos y las modas de la época: David Bowie, Alice Cooper, T. Rex, Roxy Music, y toda una multitud de personajes salpicados con diamantina que conformaban un elenco de apoyo, pero no por eso menos fascinante.

Al dar seguimiento al ciclo de la cultura pop del realismo versus el no-realismo -a través del teatro, del dandismo, de un deseo de gloria-, Reynolds devela un legado que resuena hasta nuestros días; y no hay mejor ejemplo de esto que la decadencia, el fandom, y la creación de imagen de artistas como Lady Gaga, Drake y Kanye West. “Esta idea derivada del glam de lo que es el pop y lo que debería ser –alien sensacionalista, histérica en ambos sentidos, un lugar donde lo sublime y lo ridículo se combinan y se vuelven indistinguibles- nunca me dejó”, dice en la introducción del libro. “Shock and Awe se trata de la sensación y la manía como hechos sociales, de la hipnosis masiva y la histeria masiva como un fenómeno real en que miles han quedado involucrados”.

– ¿Por qué querías escribir el libro?

– He sido fan del glam por un tiempo y lo recordaba como niño, pero de alguna manera me adentré en él y me interesé en él a través de Retromania. Tenía este capítulo acerca del resurgimiento del rock’n’roll en los 70, la nostalgia por los 50, lo cual fue algo muy importante a principios de los 70, y sólo escribí dos o tres páginas acerca del glam, pero eso de alguna manera sólo desató mi curiosidad por ese periodo. El principio de los 70 fue en general una época muy nostálgica y de resurgimiento, y pensaba, ‘Ah, de hecho, tal vez fue la primera era de la retromanía’. Así que eso me hizo pensar en el glam como una era.

–¿Qué es lo que te parece tan interesante de la época?

–Ahí es donde vemos al rock volverse realmente un negocio y su teatralidad y su espectáculo. Ahí vemos la androginia, vemos el concepto de decadencia. Eso realmente captó mi interés. El que algunas personas aspiraban a ser decadentes. Había tantos ángulos. Y quería ir más allá de las figuras obvias, ¿sabes? Por lo que quería tener todo un capítulo que se ocupara de algunas de estas bandas realmente más interesantes que están un poco olvidadas o de las que la gente recuerda sólo una canción como Cockney Rebel. Ya sabes, esa canción que todo el mundo recuerda, Make Me Smile (Come Up and See Me). Pero antes de eso, hicieron unas grabaciones muy raras. Lo mismo pasó con Sparks o The Sensational Alex Harvey Band.

–Es un tema muy polémico, ¿no? Dejando aparte a Bowie/Roxy, es justo decir que no se tiene en alta estima a la mayoría de las bandas.

–Bueno, creo que a mucha gente le agradan bandas como The Sweet, por ejemplo. Creo que a mucha gente le gusta Ballroom Blitz y algunas de sus otras canciones. Ciertamente, aparecen mucho en las bandas sonoras de películas. Pero no creo que la gente necesariamente conozca mucho de su historia. Así que de alguna manera quería tratar a algunos de ellos con respeto. Uno de los fragmentos que disfrute mucho escribir fue sobre Slade, que no eran una banda de la que yo fuera un gran fan, pero cuando investigué sobre ellos, me quedé así de, ‘vaya, son realmente geniales, ¿por qué prácticamente han sido expulsados de la historia?’. Tuvieron más ventas que Bowie. Muchas, muchas más que Roxy y, de hecho, en ese tiempo fueron muy respetados. Así que había un poco de, ‘sí, vamos a rescatar a algunos de estos grupos que la historia quiso olvidar’. Creo que muchas de estas bandas tienen un grupo específico de seguidores. Sparks tiene sus seguidores, pero sin duda merece ser elevada un poco. Porque la música de Sparks contiene mucha riqueza. Una gran cantidad de ideas musicales ingeniosas, ideas líricas. Fueron un fenómeno bastante cool. Su breve período como estrellas del pop fue algo muy interesante.

–¿Hay algo en la actualidad que hace que sea el momento indicado para escribir el libro?

–Bueno, ahí es donde entra el elemento de crítica. Porque, a pesar de lo mucho que me gusta la música glam, la idea de que el propósito en la vida sea volverse famoso y de que de eso se trata el pop, me resulta sospechosa. Y creo que es bastante interesante que muchas de las canciones glam sean sobre ser famoso o ser una estrella, de la misma manera en que gran parte de la música actual, en los últimos cinco o diez años, desde Lady Gaga hasta Kanye o Drake, es sobre ser famoso. Te vuelves famoso al escribir sobre cómo es ser famoso o tu ascenso a la fama o el lado negativo de la fama, es algo de lo que muchos artistas escriben en particular. Lo que me parece fascinante y perturbador a la vez. En relación a Lady Gaga, no soy gran fan de su música, pero como pensador… Algunas de sus citas sobre la fama que uso en el libro son realmente interesantes. Habla de pensar que eres famoso y actuar como si lo fueras. Ella dijo: ‘Quiero que la gente sea crédula y quiero que la gente sea psicótica’. Y esa es una muestra muy honesta e implacable de lo que es la cultura de la fama. Esto lo podemos ver todo el tiempo en The Voice y estos programas donde la gente quiere ser famosa, a pesar de que hay mucha literatura acerca de cómo eso no te hará feliz, más bien te joderá. La gente casi aspira a eso. Así que estoy fascinado con ello. Tampoco es que sea algo completamente nuevo. Se remonta al tiempo de los romanos. Las personas deseaban la gloria, querían ser figuras públicas. Es una especie de impulso que se presenta en todas estas diferentes culturas.

– ¿Fue muy difícil definir el principio y el fin del periodo en el sentido de que puedes relacionarlo infinitamente con cosas del pasado?

–Bueno, creo que como un fenómeno de la música pop, sus límites son difusos en términos de cuándo termina y cuándo inicia y de quién está dentro y quién pertenece a él, pero hay una cosa de la que puedes hablar. En realidad hay un período como de tres años de apogeo absoluto y luego empieza a disminuir. Y algunas de esas personas vuelven como punks o sus descendientes son muy evidentes en el punk. Por ejemplo, en el caso de The New York Dolls, algunos de sus miembros se convierten en The Heartbreakers. Los Ramones antes de ser punks fueron una banda glam. Es algo muy claro en la historia del rock. Toma inspiración de las cosas o activa tradiciones muy antiguas. Claramente, Oscar Wilde fue uno de sus antecedentes en muchas formas. Hay cierto dandismo. Y creo que incluso podemos encontrar antecedentes que se remontan a los Cavaliers de la época de la guerra civil inglesa, para quienes la extravagancia y suntuosidad eran importantes, y sus enemigos, culturalmente hablando, fueron los Rounhdeads [cabezas redondas], los puritanos que eran muy austeros y usaban unas burdas barbas. Ese tipo de división cultural también aparece incluso hoy en día. Jeremy Corbyn es algo así como un puritano. Se viste bastante mal, es frugal, es austero. Y luego tenemos a los políticos impecables, que son muy buenos con la imagen y la teatralidad y la presentación pública y esas cosas. Así que estos arquetipos se perpetúan a lo largo de los siglos. Y el glam es esta fase en la música rock que viene inmediatamente después de este período en que todo el mundo usaba barba y mezclilla y, ya sabes, tenían el pelo largo y grasiento. Se trataba de un regreso a la naturaleza. Y el glam va hacia el extremo opuesto. Es plástico y artificial. Por lo que siento que hay una especie de ciclos que podemos ver a lo largo de la historia.

The New York Dolls. Foto: Especial
The New York Dolls. Foto: Especial

–¿Te preocupaba desmitificar el proceso para ti mismo como fan? ¿Descubriste acaso que todo era demasiado consciente o irónico?

– Me sorprendió, realmente, que sabían muy bien lo que estaban haciendo y que estaban muy conscientes de sí mismos. De Bowie, de alguna manera siempre supe lo reflexivo y consciente de sí mismo y calculador, en buen sentido, que era. Lo que no sabía era que Bolan tenía esta enorme colección de revistas pop y que las veía y releía, y veía las fotos para ver qué tipo de guitarra tenía Eddie Cochran. No me había dado cuenta de que Bolan era tan referencial en lo que hacía. Tiene pequeños guiños a Howling Wolf y Muddy Waters en ciertas canciones. Pequeñas pistas líricas. Creo que es interesante. Al igual, ya hay suficiente historia. La música pop ya tiene suficiente historia a la cual uno puede referirse y enumerar y con la cual jugar.

– La definición de glam es bastante imprecisa en el libro. ¿Tienes una lista de elementos del glam? ¿Cuál fue el hilo conductor de los actos?

–Digamos que me apegué a lo que la gente pensaba en el momento. Y fue un poco confuso. Una cosa que me sorprendió fue que, en ese tiempo, mucha gente consideraba a Rod Stewart como parte de este estilo. Porque a veces usaba bufanda y hacía cosas con el pie del micrófono. Era bastante elegante. La gente también consideraba al tipo de Emerson, Lake & Palmer porque hizo muchos efectos dramáticos en el escenario con sus teclados. Y también dijeron que Bette Midler estaba conectada al glam. Pero, con el paso del tiempo, este tipo de compañeros de viaje del glam empezaron a desaparecer de la imagen. Y realmente en ese momento, lo que las personas consideraban como glam era algo así como Bowie y sus héroes protegidos -esa manera extraña en que convirtió e esas personas que eran héroes para él en sus protegidos y proyectos. O sea, Lou Reed, Iggy, Mott the Hoople y muchas otras personas con menos éxito. Y luego todos los demás, como los Slades y The Sweets y The Wizards y todo ese tipo de grupos también fueron considerados parte del glam, pero como una versión infantil -o como una especie de versión lumpen. Luego estaba Alice Cooper, que era muy teatral. Bolan porque él fue el primero en realmente alcanzar la fama. Roxy. Y luego había personas que de alguna forma estaban en las fronteras de ese estilo, como la Sensational Alex Harvey Band y Sparks y Cockney Rebel. Así que me parece que era un estilo definido básicamente por el consenso de esa época y lo que le siguió. Pero supongo que había un grupo de cosas imprescindibles. Había una cierta atención a la imagen. Supongo que las cosas que diría que definen el glam son que, claramente, tiene una idea de glamour, pero no se trata sólo de un estilo estrambótico convencional o del glamour de alguien como Diana Ross o la Kim Kardashian de hoy en día. Es casi como una caricatura del glamour. Es este tipo de idea irónica, torcida y exagerada de glamour lo que define el glam.

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