La Comisión Central de Inspección y Disciplina, el brazo anticorrupción del Partido Comunista Chino, organiza estas visitas para recordar a los funcionarios “que sean conscientes de los delitos que supone la corrupción, que ejerzan sus poderes correctamente y que reciban activamente la supervisión del Partido”.

Más de 70 trabajadores de la administración y del Partido Comunista Chino han acudido en lo que va de mes a la prisión de Shiyan, en la provincia de Hubei (centro), para pasar allí un día y ver cómo viven entre rejas sus excompañeros y exjefes.

“Es una imagen llamativa haber visto a exfuncionarios mostrando su profundo arrepentimiento mientras cumplen sus sentencias en prisión”, dijo uno de los últimos visitantes de esta cárcel, que prefirió no revelar su nombre, al China Daily.

Además de a Shiyan, en los últimos meses las autoridades anticorrupción chinas han llevado en diversas ocasiones a funcionarios a las cárceles para advertirles de las potenciales consecuencias de sus actos.

En otros casos, se han organizado visitas exclusivamente para cónyuges de funcionarios para que transmitan a sus parejas la importancia de evitar las prácticas irregulares.

China ha emprendido una campaña anticorrupción desde el relevo en la cúpula del Partido Comunista y del Gobierno, entre finales de 2012 y principios de 2013, en la que se ha investigado a más de un centenar de altos cargos, algunos de los cuales ya han sido detenido.

Entre los caídos en desgracia por la lucha contra la corrupción destaca Zhou Yongkang, exministro de Seguridad que está detenido y a la espera de juicio.

Junto a Zhou, otros de los “tigres” (políticos de más alto rango) que simbolizan esta campaña son Ling Jihua, ex secretario personal del anterior presidente chino, Hu Jintao, así como el exvicepresidente de la Comisión Militar Central Xu Caihou, quien falleció en marzo cuando afrontaba una investigación por corrupción.