Literatura y periodismo: armas contra la barbarie de la violencia, según escritores

24/06/2015 - 12:00 am
Literatura y violencia, temas recurrentes para los escritores mexicanos. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
Literatura y violencia, temas recurrentes para los escritores mexicanos. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Ciudad de México, 24 de junio (SinEmbargo).- ¿La violencia es el gran tema literario de México? ¿Debe la literatura ser testimonio de uno de los grandes males que azotan nuestro país en la contemporaneidad? Éstas y otras preguntas alrededor del fenómeno que preocupa a nuestra sociedad son las que se formularon tres grandes escritores nacionales.

Fue en el marco del Festival de las Letras, acontecido en Tepic el fin de semana pasado y en el que los tres protagonizaron un apasionado debate sobre un tema muy cercano para todos los mexicanos.

Por un lado, Élmer Mendoza, el primero que acuñó y tomó para sí con orgullo pleno el término de narcoliteratura.

Nacido en 1949 en Culiacán, el autor de El amante de Janis Joplin y Un asesino solitario, ha sido, según el crítico Federico Campbell, el primero que tocó con altura literaria el tema del narco y del crimen organizado en sus novelas y volúmenes de cuentos.

Por el otro, Sergio González Rodríguez, nacido en ciudad de México, Premio Casa de las Américas a la libertad de expresión, entre otros galardones, como el Premio Nacional de Periodismo Fernando Benítez, quien recientemente completó la trilogía sobre la violencia con su aclamado Campo de guerra, Premio Anagrama de Ensayo 2014.

El tercero en cuestión es Benito Taibo, poeta, periodista y apasionado divulgador de la lectura. Su producción literaria inició como poeta joven con Siete primeros poemas (1976). Polvo, Persona normal y Querido Escorpión son sus novelas.

LA VIOLENCIA EN LA LITERATURA

Al menor de los Taibo, quien abrió el fuego, le preocupa “la violencia que puede generarse desde la literatura” y citó para ello el ejemplo que se volvió un mito popular y que tiene que ver con el libro que llevaba entre sus ropas el asesino de John Lennon, Mark Chapman.

No era otro que El guardián entre el centeno, autoría de J. D. Salinger (1919-2010). “Puede ser que esa lectura le haya desencadenado ese acto psicótico, dijeron algunos, algo que me parece un argumento absurdo. Hay literaturas que generarían más violencia, pero no estoy de acuerdo para nada con eso”, dijo Benito.

“Al contrario, muchos de los libros que en nuestro México actual cuentan historias de la reciente Guerra del Narco, se construyen como un fiel reflejo de la realidad”, agregó.

Para Sergio González Rodríguez, también autor de Huesos en el desierto y El hombre sin cabeza, la literatura tanto de ficción como de periodismo narrativo “funciona como un arma contra la barbarie”.

“El modo en que se presenta una obra trata de incidir en el lector para aportarle un nuevo punto de vista”, afirmó.

Un público atento y concentrado en Tepic, para escuchar sobre las relaciones entre literatura y violencia. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
Un público atento y concentrado en Tepic, para escuchar sobre las relaciones entre literatura y violencia. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

“La violencia está siempre ahí. Si van a la Iliada y a la Odisea, verán que se trata de una guerra donde todos se están despedazando”, explicó a su tiempo Élmer Mendoza.

“Desde Edipo al Quijote, la violencia siempre ha estado presente en la literatura y nosotros, como escritores atentos a lo que pasa en nuestro país, no tenemos más que escribir sobre la violencia”, agregó.

Para el sinaloense, es contradictoria la imagen que tiene México como país alegre y hospitalario, con la violencia descarnada que se levanta a su alrededor.

“¿Cómo hemos soportado tanto todo lo que ha pasado? Vivo en Culiacán, donde la violencia de las bandas de narcotraficantes no cesa y en cierto modo nos hemos acostumbrado a ello”, dijo Mendoza.

Contó cómo en determinando momento de la historia reciente de la ciudad donde nació hace 65 años, “causaba sorpresa llegar a un lugar y demostrar que todavía vivíamos. ¿Cómo nos lo han matado todavía?, nos preguntaban”.

La literatura que cuenta la violencia es para los autores salir del naufragio y someterse al riesgo “de que tiren nuestros libros por la ventana, no es nada fácil”, admitió Élmer.

“No puedo negar el lugar donde vivo, el país donde nací, la época que me tocó”. Foto; Francisco Cañedo, SinEmbargo
“No puedo negar el lugar donde vivo, el país donde nací, la época que me tocó”. Foto; Francisco Cañedo, SinEmbargo

Los tres coincidieron en que las historias literarias sobre la violencia constituyen en la actualidad el mejor espejo de la sociedad mexicana y en el caso de el autor de la reciente El misterio de la orquídea calavera, la región obliga a los temas.

“Yo no quería hablar de la violencia cuando me hice escritor. Yo quería escribir novelas como de Corín Tellado, pero nací en Culiacán”, afirmó, y en otro tramo de su intervención contó cómo, cuando escribe en las madrugadas, escucha el ruido de las balas.

“No puedo negar el lugar donde vivo, el país donde nací, la época que me tocó”, agregó con énfasis.

UNA NUBE DE ZOPILOTES

“Una nube de zopilotes que respira sobre las páginas de la novela que estás escribiendo”: eso es para un escritor la violencia que reina en nuestro país, de acuerdo a Benito Taibo.

Una realidad que se describe mediante un dicho reiterado: “Si Franz Kafka hubiera nacido en México, sería un escritor costumbrista”, precisó.

“En el fondo, sí escribimos como Corín Tellado”, le dijo Benito a Élmer. “Aun cuando escribiéramos una novela policial de lo más sangrienta jamás se nos ocurriría algunas de las escenas que pasan en nuestra realidad, como hacer explotar un cartucho de dinamita en la cabeza de un niño”.

La literatura, en su visión, debe servir para brindar esperanzas y por esa razón no hay que dejar de contar buenas historias de amor.

“Cada vez que me dicen que hay una luz al final del túnel, yo pienso que es una locomotora que viene hacia nosotros para aplastarnos, pero después pienso que están los libros para salvarnos y esa es la literatura en la que creo”, dijo Taibo y se ganó un aplauso.

Los tres protagonizaron un festival literario que empezó con modestia y concluyó con júbilo en Tepic, la capital del Estado de Nayarit que quiere revertir la situación social desventajosa, sobre todo para la juventud, mediante el fomento a la lectura y el amor por los libros.

Los tres coincidieron en que los libros sobre la violencia reflejan la realidad nacional. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
Los tres coincidieron en que los libros sobre la violencia reflejan la realidad nacional. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Durante tres días, 30 escritores animaron conferencias, conversatorios y presentaciones de libros, a través de 20 actos que siempre estuvieron colmados de público. Hubo un Jam de Moneros que marcó el récord de asistencia, a cargo de los entrañables Jis y Trino, en la propuesta que ya ha impuesto en las ferias del libro de México la incansable Tai La Bella Damsky.

En total, fueron 7 mil los asistentes al Festival de las Letras de Tepic, con un promedio de 350 espectadores por cada acto. 80 voluntarios, la mayoría estudiantes, entregaron flyers y guiaron a visitantes y escritores. Se pusieron en exposición y venta 10 mil ejemplares de libros de casi todas las editoriales que operan en nuestro país. Se vendieron 3 mil.

La presentación de Benito Taibo fue la que contó con más asistencia de público y entre los títulos más vendidos estuvieron: Personal normal (Benito Taibo), Historias desconocidas de la Independencia y la Revolución (Trino) y Reina de reyes (Sandra Frid).

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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