Ciudad de México, 24 de octubre (SinEmbargo).–”Si sé que sufre, la duermo, si su salud aguanta pues le doy la mejor vida posible”, dice Francisco al considerar la posibilidad de que Tacho, su perro, padezca cáncer. Que una mascota sea diagnosticada con este mal es una noticia terrible para el dueño quien deberá enfrentar los procesos de tratamiento al lado de su mejor amigo para que pueda ser un periodo cómodo y menos doloroso para ambos.
Los casos de cáncer son la causa de casi la mitad de las muertes de las mascotas que tienen más de 10 años de edad, según la Federal Drug Administration de Estados Unidos (FDA). Aunque la enfermedad puede variar según la edad, los animales son casi igual de susceptibles de padecer cáncer en la misma proporción que los humanos.
Entre los factores de riesgo que existen en las mascotas de enfermar por este padecimiento es la edad, la raza, el sexo (algunos tipos de cáncer afectan más a las hembras, como la aparición de tumores mamarios), el tamaño y la información genética. Los casos de cáncer se registran en su mayoría en animales de mediana o avanzada edad. En el caso de los gatos se desconocen hasta la fecha muchas de las causas por las cuales la desarrollan, aunque se cree que pueda deberse a una susceptibilidad genética.
Esto significa que como dueños no existe una gran responsabilidad en el que sus mascotas padezcan esta enfermedad en particular, pues aunque sí se puede prevenir con revisiones constantes con los doctores, no hay otros métodos que ayuden a que los animales no sufran de este mal.
Muchas de las reacciones que tienen los dueños al escuchar que sus mascotas tienen cáncer es pensar de inmediato en “ponerlo a dormir” para reducir su sufrimiento, pero en realidad existen más alternativas para tratar este padecimiento, a menos que el doctor indique lo contrario.
Lo primero que se debe de hacer es preguntar al veterinario sobre todas las posibilidades que existen. Es importante cuestionar los tratamientos disponibles, las posibilidades con cada uno, los efectos secundarios de los tratamientos y sus repercusiones en un futuro. Saber cuáles son las consecuencias de los tratamientos es fundamental ya que existe una gran diferencia entre tratar a humanos con cáncer y a pequeñas criaturas.
En algunas ocasiones pueden no ser evidente los síntomas que ayuden a detectar el cáncer en las mascotas, más que algunas señales como cambios en el peso de los animales, pérdida del apetito o debilidad, pero también se puede detectar en casos como bultos en sus pelajes, en sus ojos, sangrados o hemorragias inusuales y heridas que no cicatrizan a su debido tiempo.
Es recomendable acudir al veterinario en cuanto se detecten ciertos síntomas anormales en las mascotas, ya que la esperanza de vida del animal podría depender únicamente de la realización de un diagnóstico de forma temprana.
Si una mascota es diagnosticada con este mal, lo primero que se debe hacer es anotar cada síntoma que padece. Tener registros de los vómitos, náuseas o diarreas, pues es importante sobre todo si ya se encuentra bajo tratamiento. Esto será de gran ayuda a la hora de sus citas con el veterinario para determinar mejores opciones de tratamientos adicionales que se le puedan administrar.
Se debe preguntar qué duración tienen estos tratamientos, los costos y la frecuencia de las visitas al veterinario. Es importante tener en cuenta que lo primordial para las mascotas es darle la mejor opción que le garantice una mejor calidad de vida.
Algunos de los animales al padecer cáncer y ser tratados se muestran huraños e irritables y tienen cambios considerables en sus hábitos normales como son comer, defecar y dormir.
Cuando se hace un tratamiento paliativo que ayuda a sobrellevar los síntomas que aquejan a las mascotas, es importante entender que este proceso únicamente retrasa el deterioro de la salud del animal y disminuye el dolor le ayudará a calmar el dolor.
Si el cáncer es detectado a tiempo, una cirugía para retirar el tumor o el área afectada de la enfermedad, podrá resultar con éxito. Sin embargo, algunos tumores se extienden de manera rápida en los tejidos, por lo que si se logra extirpar una parte importante del tumor, se puede aplicar quimioterapia para el tejido que quedó.
Muchas veces si se extirpa el tumor o los tejidos adyacentes afectados aunque no se elimine por completo la enfermedad, contribuye a aumentar la calidad de vida de la mascota, de acuerdo al Grupo de Especialidad de Medicina Felina de España.
En algunos casos el estado de salud de la mascota con cáncer inevitablemente se deteriorará y podría ser un momento crucial en el que se deba discutir sobre si aplicarle la eutanasia o no. Es importante elegir el momento adecuado para este procedimiento, por lo que se debe consultar al veterinario siempre considerando qué es lo mejor para el animal, a pesar de que pueda ser doloroso para las personas que convivían con éste.
Para esto, es relevante que quienes cuiden del animal estén conscientes de que existen síntomas evidentes que demuestran que la mascota se encuentra en estado de sufrimiento o que carece de una buena calidad de vida.
Algunos de estas señales ocurren cuando ya no pueden caminar o defecan en lugares inapropiados; al presentarse estos síntomas es importante considerar que la mascota sufre y se debe hacer lo posible para erradicar el dolor y darle una muerte digna.
