Los jóvenes tenemos más cerca las drogas que los libros: José Antonio Sánchez

24/11/2014 - 12:05 am
Tiene 27 años y su novela acaba de ganar el Premio Angular. Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo
Tiene 27 años y su novela acaba de ganar el Premio Angular. Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo

Ciudad de México, 24 de noviembre (SinEmbargo).- Un grupo de amigos a punto de terminar la Prepa vive ese momento de confusión típico de la edad. No sabes qué vas a hacer con tu vida y mucho menos sabes lo que quieres. Eso sí: lo quieres ahora.

Sobre esa premisa, el joven escritor José Antonio Sánchez Cetina escribió la novela La primavera del Mars por la que recibió el Premio Gran Angular de novela juvenil de manos de un jurado que valoró  “una voz narrativa fuerte y sostenida, que encuentra eco en el lector adolescente y es arriesgada”, además de “plantear una reflexión sobre las distintas facetas de las adicciones que va más allá de las drogas”.

“El autor tiene conocimiento de la narrativa juvenil como género, muestra una preocupación estilística y logra manejar un tema serio con un humor fresco durante toda la novela”, afirmaron Benito Taibo, Martha Riva Palacio y Federico Ponce, entre otros miembros del tribunal literario.

Sánchez Cetina, de 27 años, no quiso en realidad hacer una novela juvenil, aunque se siente más que complacido por haber encontrado un buen espacio en ese género primigenio, la base donde los lectores siembran las semillas del mañana.

Ha escrito José Antonio Sánchez Cetina una novela que empieza con la cita esa de Marilyn Manson que dice “No me gustan las drogas, pero a las drogas les gusto yo”, lo cual resulta ampliamente provocador en un libro destinado a las primeras edades.

Precisamente, como una guía no moralista se alza La primavera de Mars, constituyéndose en un tratado contra las drogas sin hacer distinciones. Es más bien una historia contra la adicción cualquiera sea el objeto que nos ha hecho prisioneros.

El estilo deliberadamente coloquial y sincero de una ópera prima luminosa permiten soñar con futuros y tan buenos trabajos de un autor al que da gusto oír y leer.

–Has escrito una novela provocadora y vas a lo que vas… ¿querías llegar al público juvenil?

–Fue un poco al revés el proceso. Estaba caminando y me puse a pensar que en estos tiempos donde las drogas tienen tantas aplicaciones, ¿qué nos falta? Y a lo mejor lo único que nos falta es una droga visual, una que con solo mirar algo te generara sensaciones similares a las de la heroína o cocaína. Esa fue la semilla y alrededor de ella empecé a construir la historia. A medida que avanzaba me fui dando cuenta de que las voces narrativas eran de jóvenes.

–Los jóvenes han visto morir a sus mayores por las drogas, así que tienen una relación ambivalente…

–Sí, las generaciones duras que sucumbieron a las drogas dejaron un mensaje tipo “yo no quiero eso para mí” y usé una droga imaginaria para precisamente no identificar una sustancia en sí…

–¿Cómo te sientes ya con el libro en la mano luego de haber ganado el Premio Angular?

–Estoy contento, porque creo que es una novela que la puede leer gente de todas las edades. No me molestan las etiquetas en tanto y en cuanto sirvan para ampliar el panorama de lectores, pero La primavera del Mars es para cualquiera, sobre todo porque plantea más dudas que certezas y creo que esas dudas no nos abandonan a  medida que crecemos. No es que porque nos convertimos en adultos ya sabemos todo respecto a las drogas, cómo usarlas, para qué sirven, etc.

–El libro tiene algunos aspectos de manual con instructivos…

–Es cierto. Quise que los capítulos fueran cortos y justamente los construí de ese modo para propiciar una lectura rápida, como una especie de frenesí que te permitiera seguir con la historia sin parar a preguntarte algunas cosas. Pero hay partes que son más introspectivas, como si el narrador estuviera reprochando algo a quién sabe quién.

José Antonio Sánchez Cetina esmaestro en Políticas Públicas e investigador en el CIDE. Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo
José Antonio Sánchez Cetina esmaestro en Políticas Públicas e investigador en el CIDE. Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo

–¿Cómo ves el tema de las drogas en México?

–Estamos acostumbrados a ver el tema de las drogas desde la perspectiva de la violencia y vemos cómo la gente muere por comprar y vender drogas. Pero es muy distinta la palabra droga cuando aterriza en nuestra calle y llega alguien con una bolsita a decirte ¡Pum!, aquí está. Si bien es cierto que el alcohol, el cigarro, el azúcar, tienen sus componentes adictivos y si lo piensas, el trabajo, la música, todo puede ser una adicción, las drogas son sustancias más abrasivas que tienen serias consecuencias para el cuerpo y la mente. La primavera del Mars intenta narrar ese punto exacto en que alguien llega y te ofrece algo que ni siquiera sabes cómo lo vas a consumir.

–¿Qué cosas no querías hacer al contar una historia donde las drogas están involucradas?

–Bueno, no quería hacer una historia como una película mexicana de cliché, con mensaje moral y todo. Tampoco quería narrarla tipo Tarantino, con mucha sangre y polvo blanco por todos lados. Ambas iban a ser los dos polos de una cuestión muy aburrida por lo que me vi obligado a buscar y luego encontrar una vía donde poder hablar del tema con total honestidad.  Hay una parte en donde la gente te dice: las drogas son este mundo frenético, te producen estas sensaciones. Lo que nadie te dice son las consecuencias de consumir esas drogas y yo como narrador también las desconozco. De esas dudas trata la novela.

–¿Las drogas están muy cerca de los chavos en México?

–Sí. Estamos más cerca de las drogas que de los libros. Hay todo un aparato informal que no acabamos de entender y existe un mercado relativamente fácil para conseguir la droga que se te ocurra.

–La droga también funciona como una herramienta de control por parte del poder

–Claro, pero es un dilema universal, porque a la vez uno piensa qué hubiera pasado si Arthur Rimbaud no hubiera probado el ajenjo, quizás no tendríamos su poesía bendita. Hay quienes se preguntan lo contrario: qué tal si Rimbaud no se hubiera dedicado al vicio y hubiera vivido unos 30 años más. En mi muy particular punto de vista creo que una sustancia te esclaviza más que te libera, pero quién soy para juzgar a quien en este asunto piensa totalmente lo contrario.

–¿Cómo entró la literatura a tu vida?

–Bueno, leo desde muy pequeño, más por imposición de mis padres que por gusto. En esta cosa ingenieril e izquierdosilla de mi padre, se compraba La Jornada todos los fines de semana y te aventaba el periódico a la mesa y nos obligaba a leer aunque sea los encabezados. Así que lo que hacía con total disgusto era leer los encabezados de La Jornada como si fueran un texto completo. Enjuician a banquero Desastre ambiental Los pozos petroleros no sé qué…

–Como un cadáver exquisito…

–Exactamente. Total que a fuerza de hacerme sentir mal por no leer, comencé a agarrar los libros,  a leer primero los ilustrados, luego otros, hasta que se me ocurrió hacer una historia propia. Y así fue que le perdí el miedo a la escritura y aquí estoy.

 

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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