Ciudad de México, 25 de abril (SinEmbargo).- Gnomos, hadas, brujas, duendes y elfos, los seres fantásticos que la ilustradora Claudia Legnazzi recrea con mano experta y colorida en el reciente libro de Ana Gerhard, permiten una aproximación original y sin duda gozosa de los niños a la música clásica.
Se trata de Introducción a la música de concierto: Seres fantásticos, un volumen asombroso que se inspira precisamente en la cantidad de criaturas de otras dimensiones que han servido de “musas” a notables músicos clásicos, de Tchaikovski a Mozart, de Verdi a Beethoven, pasando por Wagner y Stravinsky, entre otros.
El libro, editado por Océano, recopila algunas piezas de música de concierto que se inspiraron en dichos seres fantásticos e incluye un CD que recoge una muestra de esas creaciones, con 20 obras musicales de referencia.
La autora agregó para cada pieza una pequeña biografía del compositor que la escribió, una introducción sobre la melodía, información sobre el tipo personaje que la pieza está ilustrando y una sencilla guía auditiva.
Además, al final del libro hay un glosario con los términos musicales y una línea cronológica para que los niños sepan en qué época, desde el siglo XVI hasta el siglo XX, fueron creadas las obras musicales.
El famoso ballet del Cascanueces de Tchaikovski, la suite Gnomus de Cuadros de una exposición de Mussorgsky, La danza macabra de Camille Saint-Saëns, La cabalgata de las valquirias de Wagner…¿dónde está Justin Bieber?
“La música siempre despierta la imaginación y nos lleva a un mundo fantástico”, dice la autora Ana Gerhard en entrevista con SinEmbargo. Hablamos con alguien que escribe pero que además es músico, por lo que el tema resulta mucho más que una afición para ella.
“La música ha sido la gran motivadora de este libro. Realmente en este trabajo lo más importante es el disco”, se apresura a aclarar con modestia, al tiempo que explica que “los textos, con anécdotas de la vida de los compositores y las ilustraciones, tan bonitas, ofrecen otras formas de aproximarse a la música”.
Ana Gerhard ya había realizado Las aves, también editado por Océano, con ilustraciones de Cecilia Varela, un audiolibro que se enmarca en el camino elegido por esta pianista clásica para divulgar la música de concierto entre los niños.
Para el famoso compositor mexicano Mario Lavista, el nuevo libro de Gerhard constituye “una de las mejores iniciativas sobre literatura musical infantil que se han realizado” en nuestro país.
“Los autores, que remiten a estilos, épocas, sonidos, escuelas y tendencias son muy diversos e interesantes, lo cual será de enorme utilidad para todo público, de manera especial para los niños, luego de que se suprimió la asignatura de Educación Artística del programa educativo oficial, desde el preescolar hasta la educación media, lo que es lamentable por la importancia de la música”, remarcó Lavista durante la presentación de Seres fantásticos.
Ana, quien no tiene nada “en contra de que los chicos escuchen a Justin Bieber”, está convencida de que hay que luchar principalmente contra el tabú que tienen muchas personas en torno a la música clásica. Suelen considerarla difícil o demasiado compleja y mucho más cuando se trata de que la oigan los niños.
“La música clásica no es, como a menudo se piensa, para gente culta o aburrida y en cuanto a los niños, les encanta. Vivaldi los vuelve locos”, asegura.
– ¿Por qué está la música tan ausente en la educación formal?
– Realmente no lo sé y es una verdadera lástima. La música clásica tiene un sinfín de beneficios, hasta se ha comprobado su buena influencia en el crecimiento de las plantas. La música clásica tiene propiedades sanadoras, nos llena de energía, nos da paz.
– Este trabajo empezó con tu libro anterior, Las Aves…
– Bueno, en realidad hace mucho que me dedico a la tarea de divulgar la música clásica entre los niños. Con el libro anterior, me di cuenta de que muchas de las piezas clásicas estaban inspiradas por el canto de las aves, lo cual no resulta nada llamativo. La idea es que con los audiolibros salimos del formato clásico y aburrido de dar a los niños una biografía escrita de Mozart, por ejemplo, para que se la aprenda de memoria. El primero en recibir este proyecto, hace cinco años, fue el ex editor de infantil en Océano, Daniel Goldin, un gran melómano, además.
– ¿Cómo ha sido recibido este trabajo por los niños, su público natural?
– Bueno, no puedo más que sentir satisfacción al respecto. De hecho, la buena recepción que ha tenido Las Aves ha permitido su traducción al inglés y al francés, también se va a traducir al chino y al coreano. Además, hacemos conciertos con mi grupo de cámara alrededor del libro, uno de los cuales tendrá lugar este domingo 27 de abril, a las 12 horas, en el Anfiteatro Simón Bolívar, del Antiguo Colegio San Ildefonso.
