Hualahuises, NL, 25 Abr (Notimex).- Juguetes tradicionales como el trompo y el balero, casi son piezas de museo en la actualidad, ante el predominio de las nuevas tecnologías, consideró el artesano de la madera, Juan Morales Zúñiga.
En entrevista en su taller, señaló que luego de elaborar durante 20 años hasta unos 200 mil trompos para venta en el mercado de Monterrey y la región citrícola, ahora si acaso hace mil unidades.
Los nuevos juegos infantiles y la reducción del tiempo de los padres para con sus hijos, son factores que inciden, afirmó con resignación en su taller, en este municipio, localizado a 121 kilómetros al sur de la capital regiomontana.
“Donde quiera que pasa uno ve a los niños con sus aparatos tecnológicos para jugar, ha cambiado la cultura, los papás ya no tienen el tiempo de antes, no inculcan el juego, el ejercicio, hace falta que den más tiempo a los hijos”, expuso entre pequeños troncos de candelilla, utilizados para fabricar los trompos.
“Yo en años anteriores almacenaba 200 mil, mismos que vendía, ahora no almaceno ni mil, nomás échele”, expuso este nuevoleonés, quien añadió que los malos tiempos en la agricultura lo orillaron a aprender la elaboración de artículos de madera torneados.
“Yo siempre he trabajado la agricultura, pero ya ve que los años fallan y entonces aquí había gente que los hacía y yo con ver, me puse a hacer, miraba cómo cortaba, cómo clavaban, cómo agarraban los fierros”, refirió, mientras explicaba la elaboración de un trompo en menos de un minuto.
El trabajo artesanal de Morales Zúñiga va desde elaborar trompos, baleros y yoyos hasta llaveros, palos para tambora, palos para tortillas de harina, patas para cama y mangos para sellos, entre otros implementos.
La venta bajó considerablemente y en su caso, actualmente los mangos para sellos son los que tienen mayor demanda en el pequeño taller de Hualahuises.
En opinión de este artesano de la madera, lo ideal sería promover más actividades como estos juegos de antaño, pero “ha faltado motivación y que los padres den más tiempo a sus hijos”.
El trompo o peonza es uno de los juegos infantiles más tradicionales alrededor del mundo. Su origen es más bien incierto, aunque se tiene conocimiento de existencia de peonzas desde el año 4000 a. C., ya que se han encontrado algunos ejemplares, elaborados con arcilla, en la orilla del río Éufrates.
Hay rastros de trompos en pinturas muy antiguas y en algunos textos literarios que citan el juego.
Por ejemplo, es mencionado en los escritos de Marco Porcio Catón, el mayor político e historiador romano. Además, el trompo aparece en los escritos de Virgilio, destacándose en su obra “Eneida” (siglo I a. C.).
Todo parece indicar que fueron las culturas de Oriente, China y Japón, quienes introdujeron en Occidente este juguete tan peculiar.
En América, este juego estaba también muy extendido de norte a sur en las distintas etnias. De hecho parece haber constancia de trompos en Perú desde tiempos prehistóricos. Los hopi en América del Norte, después de echarlos a rodar, mantenían la rotación de los trompos con un látigo, azotando su punta inferior con movimientos rápidos y precisos.
También hay diversos ejemplares de antiguos trompos americanos en Chile, México y Argentina ,que dan testimonio de su permanencia en el tiempo.
Éste siempre ha sido uno de los juegos más populares y conocidos entre todos los niños del mundo, en especial a finales de la década de los 80.
De acuerdo con especialistas, trompos, yoyos, baleros, matracas, carritos de madera y muñecas de trapo son algunos de los juguetes tradicionales, que colocan a México como uno de los países con mayor cantidad y variedad de piezas hechas a mano y con una amplia y sólida tradición juguetera.
Entre las técnicas que se emplean para dar vida a los caballitos, carritos, yoyos, trompos y muñecas, destaca la laca o maque, la cual es muy recurrida en Temalacatzingo, Guerrero, y en Pátzcuaro, Michoacán.
Los juguetes populares son creados para brincar, rodar y divertir a los pequeños, no obstante, enseñan diversos aspectos de la vida y de la cultura mexicana.
