AMLO no será Maduro ni Margarita una herramienta de Calderón

25/04/2017 - 12:00 am
Así vemos cómo los propagandistas del PRI y el PAN centran su campaña en advertir que AMLO es una copia al carbón de Nicolás Maduro, y por otro lado los adversarios de Margarita Zavala la acusan de ser manipulada por Felipe Calderón. Foto: Especial.

Ha empezado la lucha por la presidencia de la República para 2018 con el desprecio a la inteligencia de los electores; los seguidores de cada uno de los tres principales partidos desarrollan campañas de descalificación del contrario utilizando la teoría del miedo. A esto llegó la democracia mexicana.

Los partidos, en su competencia, siguen sin definir un proyecto de nación creíble porque ni siquiera ellos creen que los electores vayan a confiar en sus propuestas para el futuro después de que se han dicho tantas mentiras y, ante tal desconfianza, prefieren hacer sus campañas descalificando al adversario.

Siguiendo tontamente la lógica de Maquiavelo, “es más fácil que los ciudadanos te teman a que te amen”, los fans de cada candidato tratan de sembrar temor en el contrario: Invitan al electorado a votar por su gallo no porque sea el mejor, sino porque es el menos peor. Y al parecer tienen razón, pues con tantas malas experiencias los mexicanos ya no le creemos a nadie y nos hemos acostumbrado a votar siempre por el menos riesgoso, sólo para encontrarnos que elegimos el mayor peligro.

Así vemos cómo los propagandistas del PRI y el PAN centran su campaña en advertir que AMLO es una copia al carbón de Nicolás Maduro, y por otro lado los adversarios de Margarita Zavala (por igual los que están dentro del PAN, en el PRI y los fanáticos de Morena) la acusan de ser manipulada por Felipe Calderón, y consideran que repetirá los mismos errores.

Siendo razonables, vemos que es falso que AMLO sea un clon de Nicolás Maduro. Es improbable que Andrés Manuel vaya a llevar a México a una situación similar a la de Venezuela, considerando que es un país mucho más grande, complejo y con un desarrollo histórico diferente al del país sudamericano; ya no somos un país petrolero, la industrialización está en manos del capital extranjero y no tenemos muchas alternativas para sustituirlo con capital nacional o estatal.

La diversificación de la economía nacional, ser vecinos de Estados Unidos, el equilibrio de las fuerzas políticas en el país y la fuerza del narcotráfico impiden una concentración de poder capaz de convertirlo en un Maduro; él es un político que se asemeja más a Bernie Sanders y a los progresistas canadienses que a los sudamericanos.

Es claro que su prioridad es la lucha contra la corrupción y un Estado más fuerte y más barato que atienda las necesidades de los pobres y a los empresarios mexicanos. Si gana esperamos que cumpla eficazmente con su compromiso.

Por su parte, Margarita ni siquiera podría plantear grandes cambios y transformaciones para la nación pues ya estos se hicieron en las llamadas reformas estructurales, de tal suerte que de ganar ella solo será una administradora, buena o mala, del mismo país que deja Peña Nieto y, más que obedecer a Calderón, representa los intereses de clase y de los grupos sociales y económicos dueños del país. En su caso esperamos que su práctica sea en bien de México.

Por eso sugiero que los electores seamos más reflexivos y procuremos entender cuál país se continuará construyendo y para quién, en caso de ganar cualquiera de las dos principales opciones.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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