El voto por el Brexit y el apoyo a Trump reflejan un rechazo a la globalización económica

25/06/2016 - 4:20 pm

La elección de los británicos por salir de la Unión Europea y la candidatura presidencial del republicano Donald Trump son un reflejoa la globalización económica, y a las élites que la favorecen, por parte de quienes se sienten olvidados.

La silueta de una estatua de Winston Churchill resalta junto a las de los edificios del Parlamento en Londres, al amanecer del viernes 24 de junio de 2016. (AP Foto/Matt Dunham)
La silueta de una estatua de Winston Churchill resalta junto a las de los edificios del Parlamento en Londres. Foto: AP /Matt Dunham

WASHINGTON (AP) .— El sorprendente referéndum en el cual el Reino Unido decidió abandonar la Unión Europea fue impulsado en gran parte por el mismo estado de ánimo que alimentó la marcha insurgente de Donald Trump hacia la candidatura presidencial republicana: un rechazo a la globalización económica, y a las élites que la favorecen, por parte de quienes se sienten olvidados.

Muchos economistas advierten que la votación británica para salir de la UE, conocida como “Brexit”, podría paralizar la economía de la nación europea. El mismo argumento que muchos dicen sobre las ideas de Trump que ahogarían el crecimiento de Estados Unidos o incluso provocarían otra recesión.

Sin embargo, millones de votantes desafiaron tales preocupaciones. El voto por el Brexit y el apoyo generalizado a Trump reflejan un rechazo radical a la opinión de los expertos en ambos países desarrollados. Pero ese rechazo podría ocasionar un mayor daño económico, advierten algunos economistas.

“De cierta manera, es un grito de frustración, pero es uno que podría afectar más a una parte de la población ya perjudicada económicamente”, afirmó Eswar Prasad, profesor de economía en la Universidad de Cornell y ex funcionario del Fondo Monetario Internacional. “Ésa es la notable ironía de esto”, agregó.

A primera vista, las economías de Estados Unidos y Gran Bretaña lucen comparativamente sanas. Ambas tienen bajas tasas de desempleo y se han recuperado mejor de la gran recesión que cualquier país de Europa continental o Japón. Sin embargo, en ambos países, estas cifras no revelan las debilidades subyacentes.

David Blanchflower, profesor de economía en la Universidad de Dartmouth y un antiguo responsable político en el Banco de Inglaterra, recalcó que la paga semanal promedio en el Reino Unido, ajustada a la inflación, sigue un 7% por debajo de su pico más reciente, alcanzado en 2008.

También hay diferencias regionales marcadas en ambos países. Londres ha experimentado un auge en los últimos años, junto con su próspero sector financiero, que ha hecho que se dispararan los precios inmobiliarios en la ciudad. Por el contrario, las plantas de acero y las minas de carbón en el norte de Inglaterra y Gales han tenido que cerrar.

Una divergencia económica similar es visible en Estados Unidos: las pujantes empresas nuevas de tecnología han inyectado vigor en varias ciudades, como San Francisco, Seattle y Denver, pero los empleos y los ingresos han crecido más lentamente en otras áreas metropolitanas y en las zonas rurales.

“Es como cuando Trump va a West Virginia y dice que todo va a ser grande” otra vez, explicó Blanchflower. “Trump no puede ayudarles, pero se puede ver por qué la gente quiere un cambio”.

Colin Montgomerie, de 54 años y residente en Maybole, Escocia, votó por salir de la UE. Dijo que un factor determinante de su voto, como el de muchos electores como él, fue que su paga está estancada.

“Yo trabajo en el NHS (Servicio Nacional de Salud) y recibí un aumento del 1% el año pasado”, declaró. “Antes de eso, mi último aumento fue hace tanto tiempo que no recuerdo cuándo fue”.

En Estados Unidos, los ingresos se han recuperado de la recesión, pero han aumentado mucho más lentamente que el ritmo que tuvieron anteriormente. Además, ambos países demoraron mucho más tiempo para recuperarse de la recesión de lo que les tomó después de recesiones anteriores.

William Galston, investigador de la Institución Brookings, dijo que los votantes por el Brexit se comportaron de una forma “sorprendentemente” similar a quienes respaldan a Trump: es más probable que sean mayores de edad, que tengan menos educación y que sean más propensos a oponerse a la inmigración.

Cuando escuchaba la cobertura de la televisión británica de la votación “podría haber cerrado los ojos y alterar los acentos, y habría pensado que hablaban sobre la campaña estadounidense”, dijo.

Los partidarios del Brexit creen que la economía de Gran Bretaña mejorará una vez que se libre del exceso de regulación impuesta por Europa y que ya no esté atada al moribundo ritmo de crecimiento de Europa continental.

Sin embargo, muchos economistas dicen que las exportaciones británicas podrían toparse con nuevos obstáculos en Europa después de su salida formal de la Unión Europea. La UE tendrá que aplicar condiciones difíciles a las exportaciones de Gran Bretaña para disuadir a otros países a seguir su ejemplo. Muchas empresas, en particular los bancos internacionales que tienen una enorme presencia en Londres, podrían desplazar a miles de empleados de Londres a París u otras ciudades en el continente.

“¿Para qué establecerse en el Reino Unido?” preguntó Desmond Lachman, investigador del Instituto American Enterprise y exfuncionario del FMI. “Usted no sabe qué tipo de acceso tendrá (a la UE). ¿Por qué no mejor esperar?”.

La libra esterlina se devaluó aproximadamente un 7% frente al dólar el viernes por la tarde. Eso significa que se elevará el precio de las importaciones en Gran Bretaña, lo que podría alimentar la inflación. Fred Bergsten, director fundador del Instituto Peterson de Economía Internacional, opinó que es probable que la economía del Reino Unido caiga en recesión el año próximo.

Los economistas han planteado preocupaciones similares acerca de Trump, quien ha amenazado con imponer aranceles enormes a las importaciones procedentes de China y México. Esas cargas impositivas, sin embargo, probablemente aumentarían los costos para los consumidores estadounidenses, y los economistas dicen que es improbable que eso devuelva muchos trabajos a las fábricas de Estados Unidos. En lugar de ello, muchas fábricas seguirán desplazándose hacia otros países con un bajo costo de producción.

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