Casa UNAM, una vivienda sustentable pensada como solución de interés social

25/06/2017 - 12:01 am

Alumnos de la Facultad de Arquitectura desarrollaron un modelo casa con tridilosa, triplay, fibra de vidrio y otros materiales que la harían baja consumidora de energía y capaz de captar agua de lluvia, además de servir como una alternativa ante la problemática de vivienda que experimentan ciudades como la capital del país.

Por Armando Bonilla

Ciudad de México, 25 de junio (SinEmbargo/AgenciaConacyt).– La oferta de vivienda en México se ha convertido en uno de los problemas más apremiantes para los gobiernos en sus diferentes niveles, sobre todo para los de aquellas ciudades con mayor actividad económica, entre ellas la Ciudad de México, que día tras día recibe a un gran número de trabajadores provenientes de estados aledaños.

La problemática se ha acentuado a tal grado que incluso algunos investigadores se han dado a la tarea de documentar la actividad de las llamadas ciudades dormitorio, tales como el Estado de México. De acuerdo con un estudio elaborado por el Instituto de Investigaciones Parlamentarias, las principales causas de ello son la excesiva demanda de vivienda y los elevados costos de la existente.

Aun cuando la solución a este problema debe ser multifactorial, existen propuestas muy concretas que en un futuro podrían mejorar la situación, tal es el caso del proyecto Casa UNAM, una vivienda sustentable pensada como solución de interés social por un grupo multidisciplinario de alumnos y académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

¿QUÉ ES CASA UNAM?

En entrevista exclusiva para la Agencia Informativa Conacyt, Ronan Bolaños Linares, quien es uno de los responsables del proyecto, explicó que se trata de una iniciativa propuesta por alumnos de la Facultad de Arquitectura en el 2012 y en la que han trabajado de manera continua desde entonces. Incluso, el proyecto les ha valido importantes premios a nivel internacional.

– ¿Cómo surge la idea de diseñar una casa sustentable?

– Es un proyecto que arranca hace cinco años por iniciativa de un alumno muy destacado, quien plantea la idea de desarrollar una primera participación en el Solar Decathlon. En aquel entonces no teníamos claro de qué se trataba pero al informarnos, nos dimos cuenta que se trataba de la competencia, a nivel universitario, más importante que hay sobre vivienda sustentable.

Nosotros enviamos solicitud para participar en la edición de 2014, celebrada en Francia luego de que a partir de 2010 el evento se trasladó a Europa, y fuimos uno de los 20 participantes seleccionados de entre 61 aspirantes. Curiosamente esta fue la participación más internacional del Decatlón Solar toda vez que éramos participantes de 16 países.

Yo suelo decir que la participación en este evento fue algo muy similar al G10 y G20 porque se encontraban presentes representantes de países como: Suiza, Holanda, Francia, Estados Unidos, Alemania, Italia, España, Dinamarca, Japón, Tailandia, India, Chile, Costa Rica y nosotros (México).

Debo precisar que el concurso se denomina decatlón porque consiste de diez pruebas, entre ellas, arquitectura, ingeniería y construcción, diseño urbano, transporte y asequibilidad económica, entre otras; categorías que nos hacían mucho sentido para participar debido al grado de conciencia que representaban.

Una vez que fuimos aceptados, planteamos un proyecto con un enfoque multidisciplinario con la idea de potenciar los posibles resultados en las diferentes categorías. El concurso por sí solo suele convocar arquitectos, ingenieros, comunicadores, desarrolladores y gente con vínculos comerciales, entre otros; en nuestro caso, conformamos un equipo integrado más o menos por 50 por ciento ingenieros y 50 por ciento arquitectos, todos alumnos de la UNAM, además de tres asesores académicos que acompañan todo el desarrollo.

Diseñaron un sistema proyectado en su inicio como una vivienda montable y desmontable en las azoteas de otras casas en la delegación Iztapalapa. Foto: Agencia Conacyt

– ¿Cuál fue el resultado para el equipo mexicano en esa participación?

– Hay que mencionar que estar ahí ya fue algo grande, fue la primera participación del país y desde la selección fuimos uno de los 20 finalistas, además había equipos de reserva buscando cualquier oportunidad para dejar fuera a los que ya estábamos seleccionados.

Una vez ahí, arrancamos el proyecto, comenzamos a ensamblar la casa, teníamos 10 días para concluir la construcción y logramos terminarlo prácticamente en tiempo y forma, pese a que nuestro prototipo contaba con 10 mil piezas para armarlo porque se pensó como un sistema de barras y nodos que cualquier persona pueda ensamblar a partir de piezas pequeñas.

Básicamente diseñamos un sistema estructural tridimensional proyectado en su inicio como una vivienda montable y desmontable en las azoteas de otras casas en la delegación Iztapalapa. Al finalizar concluimos el concurso en la posición 13; no obstante, nos premiaron como uno de los equipos que puso más atención en temas de seguridad e higiene.

Asimismo, logramos tres podios en las categorías de diseño urbano, transporte y asequibilidad (2o lugar); ingeniería y construcción por nuestro sistema estructural tridimensional (1er lugar); sustentabilidad (3er lugar). Este tercer lugar fue muy emotivo porque teníamos que cumplir una metodología muy específica —life cycle assessment—, que es liderada por una universidad danesa que competía contra nosotros y a la cual superamos en la prueba.

Mención aparte merece también un quinto lugar en arquitectura; no obstante, este no hacía podio, pero aun así fue un buen desempeño considerando que estamos hablando de 20 equipos participantes.

– ¿Cómo está diseñada Casa UNAM?

– Se trata de tres módulos (habitaciones principales) interconectados entre ellos, pero independientes uno de otro. El sistema se desarrolla a partir de unos soportes cilíndricos que funcionan como soportes hechos específicamente para este tipo de estructura a partir de un plástico de alta resistencia, son ajustables y nos ayudan a distribuir la carga en el piso.

Luego tenemos la estructura tridimensional que es de barras y nodos que en planta tienen una sección de 60 centímetros; están modulados a 60 porque es una cuestión que tiene que ver con los materiales. Tenemos también unos soportes especiales hechos con herrería.

Después contamos con una estructura vertical de base cilíndrica y más arriba se encuentra la estructura tridimensional de nuevo con un soporte para los paneles fotovoltaicos. En cuanto al revestimiento, en la primera estructura contamos con un piso para exteriores de madera.

La casa se puede visitar en el Universum de martes a domingo. Foto: Agencia Conacyt

En el interior tenemos algo que nosotros llamamos galletas y es una suerte de sándwich de dos capas de triplay de tres cuartos con aislamiento de lana mineral al interior. Posteriormente, contamos con un piso de ingeniería y en las paredes paneles de yeso con fibra de vidrio.

En el interior, más allá de los dos paneles, tenemos lana mineral y paneles de yeso regular, además de un papel tapiz y pintura vinílica en algunos lugares. El techo repite el mismo sistema, es decir, con base de triplay, pero en este incorporamos un ventilador de recuperación energética que nos ayuda a disipar calor, humedad y que también tiene un consumo bajo de electricidad, el cual es cercano a cuatro watts por hora.

Los paneles fotovoltaicos están montados por encima de la estructura y por debajo de la estructura colocamos un textil de captación pluvial, también colocamos en el perímetro de cada uno de los volúmenes, textiles adecuados a las zonas (habitaciones) que nos ayudan a amortiguar también humedad y temperatura, radiación solar directa e incluso un poco de ruido.

CASA UNAM LLEGA A UNIVERSUM

– ¿Por qué se decidió incorporar el prototipo a la exhibición de Universum?

– Originalmente, una de las competencias en el decatlón hablaba de comunicación social, de la comunicación de contenidos y sensibilización de lo que es sustentabilidad o sostenibilidad y cómo esta puede resultar benéfica económicamente hablando. Con esta idea hemos trabajado desde 2012 con diferentes grupos en la delegación Iztapalapa a través de la Escuela Nacional de Trabajo Social.

Esto siempre ha sido un tema, es decir, sensibilizar a la población y ayudarla a entender la dinámica interna de la zona metropolitana del Valle de México. Entonces, al regresar nuestro prototipo de Francia, en lugar de venderlo, como hicieron muchos equipos, buscamos espacios para exhibirlo y que más gente lo conociera.

Con ese objetivo, qué mejor que Universum, que es una de las pocas entidades de la UNAM que abre prácticamente durante todo el año y que tiene visitas programadas de todos los grupos de edad. Ante ello, lo propusimos a Universum, a ellos les pareció buena idea, así que durante el 2015 nos dedicamos a reconstruir el prototipo con ellos.

UN LABORATORIO PERMANENTE

El proyecto no ha sido viable debido en gran parte a los altos costos. Foto: Agencia Conacyt

– Además de funcionar como una pieza de exhibición, el prototipo también operará como un laboratorio permanente, ¿a qué se refiere esto exactamente?

– Así es, en esta etapa no será solo un espacio de comunicación, de sensibilización, sino que nos permitirá convertirlo en un laboratorio gracias a la integración de diversos sensores (187 en total) que servirán para medir poco más de 200 variables, esto con la idea de tener un enfoque más científico de cómo se hace el diseño, cómo se hace la construcción y entender cuál es el comportamiento que tiene el prototipo a nivel local.

Es decir, mediremos su desempeño ya en México, para las condiciones que fue diseñado, y eso lo lograremos a través del monitoreo.

– ¿Cuáles son las principales variables que se medirán durante el monitoreo?

– Hay que mencionar que ya existen algunas variables que estamos midiendo desde abril del año pasado, entre ellas, temperatura, humedad, presión atmosférica, decibeles y un indicador de CO2 (dióxido de carbono). Con los nuevos sensores tendremos temperaturas con bulbo seco, bulbo húmedo —en ventanas, paredes interiores, exteriores, piso, techo, en el centro del habitáculo—, es decir, habrá toda una serie exhaustiva de muestreos de temperatura.

Tendremos también un anemómetro (instrumento para medir velocidad de la circulación de fluido gaseoso), una serie de mediciones de condiciones ambientales ampliadas —desde la perspectiva del Decatlón Solar— ya que mediremos calidad del aire, los flujos hidrosanitarios, salidas y entradas desde el humedal, desde los tinacos, mediremos electroniveles. Por otro lado, también mediremos la producción fotovoltaica, el balance energético que tenemos en casa y aquello que entregamos al museo Universum, porque cuando no tenemos consumo, entregamos energía eléctrica al museo, lo cual nos resulta fascinante.

Básicamente estamos buscando detonar conciencia y entender mejor cuáles son las condiciones de diseño para la vivienda sustentable aplicada al desarrollo social.

– ¿Actualmente es viable implementar este prototipo como una solución de interés social?

– Ese era el plan inicial del proyecto, hay que recordar que fue pensado como una solución a la demanda de vivienda en Iztapalapa; no obstante, sobre la marcha, nos hemos dado cuenta que aún no es una solución real debido a varios factores, entre ellos, el arraigo a los sistemas de construcción tradicionales o la falta de cultura hacia una vivienda desmontable.

Asimismo, a los costos que actualmente representa desarrollar el prototipo, sobre todo por el tema de los fabricantes, ya que al tratarse de varias marcas, es difícil concretar un kit de bajo costo. Sin embargo, el trabajo que seguimos realizando con esta vivienda está encaminado a ello, a lograr que en algún momento se implementen prototipos similares o derivados de este como solución a los problemas de vivienda de interés social en México, principalmente en la Ciudad de México.

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