El 10% de los mexicanos se salta alguna comida por falta de dinero: investigación

25/11/2014 - 12:02 am
Cientos de niños en México no realizan sus tres comidas diarias. Foto: Cuartoscuro
Cientos de niños en México no realizan sus tres comidas diarias. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 25 de noviembre (SinEmbargo).- Una décima parte de la población omite una o dos comidas por día por la falta de los recursos económicos suficientes para completar su dieta, destacó una investigación realizada por académicos del Departamento de Atención a la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El estudio llamado “Disponibilidad de alimentos en los hogares mexicanos de acuerdo con el grado de inseguridad alimentaria”, elaborado por los investigadores Luis Ortiz Hernández y Reyna Guadalupe Valencia Valero concluye que la mitad de la población no cuenta con los ingresos suficientes para adquirir una dieta saludable.

“Los más preocupante de estos datos es que en México hay niños que se van a la cama sin comer”, declaró Ortiz Hernández.

Paradójicamente, señaló, la gente que no tiene dinero para adquirir alimentos saludables empieza a desarrollar obesidad porque “están comprando alimentos baratos que son ricos en azúcares y calorías: aceite, arroz, productos de trigo, y no pueden comprar frutas, verduras, carnes magras y lácteos que tienen un mayor contenido nutrimental” apuntó.

El estudio se realizó entre más de 27 mil familias mexicanas y se complementó con datos de la más reciente “Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares” realizada por el Instituto Nacional de Geografía e Informática (Inegi) y arrojó que el único alimento de alto valor nutritivo que consumen los hogares de menores ingresos es el frijol. “No lo compran porque sea saludable, sino porque es barato”, aclaró.

Canasta básica

Por su parte, el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Universidad Nacional Autónoma de México, en su último cuestionario de precios de los productos básicos de la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR), destacó en su último informe, a mayo de este año, que ante la caída del poder adquisitivo, los mexicanos consumen con menos frecuencia carne, leche, huevo y pan.

Ejemplifica que en junio de 2012, un kilo de bistec de res costaba 90 pesos, ahora alcanza un precio de hasta 120 pesos. “Con lo que se gana por día, las familias mexicanas apenas pueden consumir la carne dos días de la semana”.

Destaca que el salario mínimo general para 2014 es de 67.29 pesos, sin embargo, el ingreso que se requiere para adquirir solamente los alimentos nutricionalmente recomendados -y que constituyen la CAR- para una familia tendría que ser de 184.96 pesos por día, por tanto, habría que aumentar 117.67 pesos al salario mínimo diario.

El precio promedio de la CAR hasta mediados de abril de este año era de 184.96 pesos, pero dependiendo del lugar donde se compren los alimentos puede ser más alto.

En mercados y locales aledaños es de 186.35 pesos, 1.39 pesos por encima del precio promedio, esto es, 1 por ciento más caro que el precio promedio de la CAR.

En tianguis y locales aledaños es de 172.44 pesos, 12.52 pesos más barato que el precio promedio, esto es, 7 por ciento menos.

El precio más caro se registra en súper mercados siendo de 195.30 pesos, 10.34 pesos por encima del precio promedio, esto es, 6 por ciento más caro que el promedio.

¿Y LOS PROGRAMAS ASISTENCIALES?

Datos del Segundo Informe de Gobierno señalan que la Cruzada Nacional Contra el Hambre ha logrado que 3.1 millones de mexicanos ya se alimenten mejor.

Sin embargo, el investigador de la UAM consideró que los programas de asistencia social del gobierno federal “no funcionan. Una familia que recibe un cheque mensual de 500 pesos o 700 pesos, se sirve de él dos o tres días, y después sigue sin dinero para comer”. Además de que su cobertura es insuficiente.

“Los cheques, además de ser insuficientes para satisfacer el hambre, están cargados de estigma. Recibir dinero de (la Secretaría de) Desarrollo Social no es la forma socialmente aceptable de satisfacer el hambre”, externó.

El investigador recordó que este tipo de programas asistenciales iniciaron en los años ochenta con el sexenio de Carlos Salinas de Gortari y a pesar de que tienen más de tres décadas vigentes, “la pobreza no ha disminuido, las estadísticas de inseguridad alimentaria se mantienen idénticas desde esa década”.

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