Hara murió en un hospital de Kanagawa (al sur de Tokio) el pasado 5 de septiembre a causa de una neumonía, pero sus allegados no han anunciado hasta este miércoles su fallecimiento respetando los deseos explícitos de la actriz, que vivía desde los sesenta apartada de los focos.

Nacida en 1920 en Yokohama, Hara (cuyo verdadero nombre era Masae Aida) también trabajó a las órdenes de otros prestigiosos directores como Mikio Naruse o Akira Kurosawa, que la tuvo a sus órdenes en “No añoro mi juventud” (1946) y “El idiota” (1951), libremente basada en la novela homónima de Fiodor Dostoievsky.

Calificada de “legendaria” por los medios nipones, inició su carrera en los años treinta y se hizo un nombre por sus apasionadas interpretaciones y por representar un tipo de belleza discreta que la diferenció de otras actrices del momento.

Sus papeles de mayor peso llegaron durante la llamada “edad de oro” del cine japonés y especialmente tras rodar con Ozu.

Con él hizo seis películas, entre las que destacan “Primavera tardía” (1949), “Principios de verano” (1951) y sobre todo “Historias de Tokio” (1953), imprescindible retrato del cambiante Japón de posguerra en el que Hara interpretó a la viuda de un hombre fallecido en la Guerra del Pacífico.

Ozu, que la hizo representar con frecuencia a mujeres modestas de corte muy tradicional, alabó siempre la profundidad de su trabajo.

Hara, que no se casó ni tuvo descendencia, decidió abandonar por sorpresa la profesión en 1962 -un año antes de que Ozu falleciera- y a partir de ahí vivió una vida anónima acompañada por sus familiares en la apacible ciudad costera de Kamakura, situada a unos 40 kilómetros al sur de Tokio.