Dos hombres llevan esperanza a Sinaloa, y un equipo de futbol para discapacitados

26/03/2012 - 12:10 am

Por Francisco Cuamea / Fotos: Luis Brito / Noroeste

MAZATLÁN.- La figura de Alejandro sentado sobre su cama estaba rodeada por una casa de cartón y lámina. Berc Zorian observó la fotografía y se enteró por medio del periódico de la historia del joven con cáncer que sobrevivía sin electricidad, sin agua y sin la pierna que le fue amputada. Se le salieron las lágrimas.

“Tengo que hacer algo”, resolvió.

Tres días antes, una tarde del invierno de 2010, le llegó la oportunidad a domicilio.

El turco nacionalizado estadounidense disfrutaba de su retiro en Mazatlán después de una trayectoria como futbolista profesional y como empresario en Estados Unidos. Leía un libro en la sala de su condimonio cuando llamaron a la puerta.

Al abrirla, vio del otro lado a un norteamericano en sus 80 años, con el cabello blanco como la nieve y una prótesis en su pierna derecha. Era Don Bennett que llevaba un reto al también conocido como “El Zorro”.

“Tengo una idea que podemos hacer en México”, le planteó el desconocido, casi a rajatabla.

“Dime qué”, respondió Zorian.

“¿Podemos hacer un equipo de futbol de amputados en México?”

“Déjame pensarlo”, pidió el turco.

Bastaron tres días y la fotografía de Alejandro para que tomara la determinación de iniciar, junto a Bennett, una cruzada para crear el primer equipo en México de futbol de amputados.

“Sabía que iba a ser difícil”, dice, quien ahora es el director técnico de un grupo de jóvenes que se entregan totalmente en cada entrenamiento no solamente para aprender a jugar balompié con una pierna apoyados en muletas, sino para forjarse una mentalidad que rebase todos los límites.

MÁS QUE FUTBOL

Ha pasado más de un año de que  Zorian y Bennett se lanzaron a la búsqueda de jugadores, colocando posters de convocatoria a amputados para integrarse al equipo, de detenerse en cada semáforo donde veían a alguien sin pierna.

Ahora están aquí, en esta mañana dominical, ocho jugadores que por accidente o enfermedad han perdido su extremidad. Algunos son de Mazatlán, pero también hay otros que vienen de Concordia, de Navolato y de Culiacán.

No tuvieron elección, no había marcha atrás, era su pierna o su vida en la mayoría de los casos. Un día despertaron en una cama de hospital y algo de ellos ya no estaba.

Son el primer equipo de futbol de amputados en México del que sus dos fundadores, Don Bennett y Berc Zorian, aspiran a convertirlo en la selección de México en esta categoría.

El balompié se ha convertido en más que un deporte. Es el proceso por el cual se van demostrando así mismos de lo que son capaces. Y de que su espíritu está entero.

“Esto no es sobre jugar futbol”, dice Bennett, fundador de esta disciplina en el mundo que ya incluye 30 países, “el futbol no tiene nada que ver. Lo que es, es que si tú eres un amputado en México, si eres un amputado en Haití, y si vas al centro la gente te escupe porque en Haití la gente piensa que eres un mendigo.

“Y estos chicos, todos son chicos buenos; no es soccer, lo que hacemos es construir su confianza, su autoestima, que en lugar de que caminen con la cabeza hacia abajo, caminen con la mirada en alto. Es orgullo, hacerlos sentir bien consigo mismos, no es soccer, soccer es número dos, número uno es cambiar su mentalidad”.

Bennett sabe de lo que habla. Hace 40 años, el empresario retirado de Idaho estaba en su bote y resbaló. La hélice de propulsión le cortó la pierna derecha; 10 años después, en el verano de 1982, apoyado de muletas especiales, escaló la Montaña Rainier, en Washington, catalogada como la más grande dentro del territorio continental de Estados Unidos.

A lo largo de los entrenamientos, Martín Díaz Martínez, el delantero estrella de 17 años, comparte la visión del fundador.

“Yo creo que es algo más que futbol”, platica, “porque hay mucha gente que piensa diferente y así como piensa diferente se muestra en la cancha, y eso con la pura mirada se transmite, es la pasión, y ya cuando los conoces personalmente casi casi piensan igual que tú y como que te comunicas con ellos.

“Siendo una persona normal, con dos piernas, no piensas así, al contrario, piensas criticar a la gente y todo eso, y siendo un amputado aprecias todo, sea bueno o sea malo”.

TODO EMPIEZA CON UNA PATADA

Es un entrenamiento especial en la playa dirigido por el técnico Berc Zorian, “El Zorro”, quien en la década de los 70 jugó en la liga profesional de Los Ángeles.

Su voz se escucha fuerte, lucha por superar el sonido de las olas que se estrellan en la playa para que los ocho jugadores reciban las instrucciones en su inglés de turco, que traduce su esposa Fabiola, una mazatleca que conoció en la ciudad californiana en una boda de amigos en común.

“¡Lifted, lifted!”, ordena Berc. Apunta hacia la parte interna de su pie para mostrar con señas la técnica para golpear el balón en un tiro de larga distancia.

En la orilla del mar se complican más las cosas. Las muletas se entierran, su única pierna soporta el peso adicional de la arena, mientras practican tiros de esquina, o tiros libres. Dejan plasmada su huella, un pie y los dos puntos de las muletas.

Saúl no lo soporta más. Cae insolado. No ha dormido. Es vigilante de un edificio de condominios durante el horario nocturno, pero es domingo y hay entrenamiento. No hay tiempo para dormir. Finalmente descansa, se refresca y se repone para la foto.

La historia del primer equipo en México de futbol de amputados se remonta a aquel accidente de Don Bennett en su bote, cuando la hélice de propulsión le cortó su pierna al resbalar.

“Fue un mal día”, dice Bennett riendo. Su pelo blanco parece iluminarse cuando habla del futbol de amputados por el ímpetu que le imprime.

Era 1972 y el empresario norteamericano contaba con 42 años y una vida deportiva: practicaba golf, tenis y alpinismo, pero después de perder su pierna bajó su ánimo. Fue un episodio breve. Comenzó a practicar deportes de nuevo, como el canotaje o kayak, hasta que escaló la Montaña Rainier, la más prominente del territorio continental de EU.

La hazaña fue tan histórica que atrajo una cobertura intensa en los medios de comunicación, que lo llevó a ser invitado al programa televisivo Good Morning America.

Bennett se convirtió además en el único instructor amputado de ski y ganó una medalla de oro y otra de plata en los juegos nacionales de invierno.

Un día de 1980, se encontraba en casa con su hijo menor, de entonces 13 años. Jugaban basquetbol, “canasteaban”.

De pronto, la pelota se le escapó y como proyectil se dirigió hacia Bennett. Su instinto de protección hizo que pateara el balón con su única pierna. Entonces, Don no sólo se salvó de un golpe, sino que tuvo una idea.

“Quizá podamos jugar futbol”, pensó aquella noche.

“Llamé a algunos de mis amigos, a los que le enseñaba ski de una pierna, y los llamé y fuimos al parque y comenzamos a patear el balón y a todos les gustó. Y fuimos mejorando y mejorando y ahora estamos en 30 países alrededor del mundo”, narra.

“¡Pateábamos una bola de basquetbol, ni siquiera teníamos una pelota de futbol!”

Consiguió un financiamiento inicial de 50 mil dólares con una empresa y comenzó a recorrer el mundo en busca de amputados que necesitaran jugar balompié.

“Fuimos a El Salvador, donde hubo guerra, a sacar muchachos del hospital; fuimos con los rusos que volvían de Afganistán; Inglaterra, Brasil, Argentina,… acabo de regresar de Argentina donde fue la Copa Mundial en 2010 y acabo de regresar y caliicaron 18 países para el mundial y tuvimos 50 mil personas aficionadas”.

Ahora existe la Federación Mundial de Futbol de Amputados que aglutina a 30 países y que organiza copas mundiales cada 2 años.

A finales de 2010, Bennett llegó a radicar a Mazatlán y junto con él el entusiasmo por seguir creando equipos de futbol de amputados: lo primero era encontrar director técnico.

Destino o casualidad, su respuesta estaba en la misma torre de condominios que habita en Cerritos.

Preguntando entre vecinos, supo de un ex jugador profesional de futbol. Y Bennet fue a tocar a su puerta.

Berc Zorian, de 69 años y también en retiro en Mazatlán, se encontraba leyendo un libro cuando escuchó el “toc, toc”.

“Tengo una idea, ¿podemos hacer un equipo de amputados en México?”, preguntó el norteamericano al turco.

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