Ciudad de México, 26 de mayo (SinEmbargo).– “Tengo 22 años y sigo siendo virgen”, dijo Elliot Rodger, un joven de 22 años que residía en Santa Bárbara California. Publicó más de dos decenas de videos en los que anunciaba actos de violencia que finalmente realizó: 6 personas fueron asesinadas por él, antes de suicidarse.
Agentes de la policía se presentaron el mes pasado a la puerta de donde vivía Elliot Rodger para verificar su estado mental, a petición de sus padres, que vieron los videos colgados en Youtube y que se preocuparon.
“Mataré a cada creída, rubia zorra que vea ahí adentro… Finalmente verán que soy realmente el ser superior, el verdadero macho alfa”, dice el joven en el video. “[Voy a] tomar las calles de Isla Vista y matar a cada una de las personas”. Se refería a un barrio de Santa Bárbara, California.
La prensa de Estados Unidos difunde hoy que la policía desconocía los videos que él había difundido en internet en los que amenazaba con suicidares y realizar actos de violencia. El joven era calificado como “tímido y de buenos modales”. Los agentes determinaron que no representaba amenaza alguna.
La policía “no conoció los videos hasta después de la matanza”, dijo la portavoz de la Policía del Condado Santa Bárbara, Kelly Hoover, a la cadena CBS. Se desconoce por qué los agentes no estaban al tanto de los videos.
El abogado Alan Shifman dijo que la familia de Rodger había llamado a la policía alarmada por los videos que había colocado su hijo en YouTube “en los que hablaba de suicidarse y matar personas”.
“En este caso, las señales de alerta eran tan fuertes que los padres del homicida habían llamado a la policía… y sin embargo falló el sistema”, agregó.
Rodger difundió al menos 22 videos en YouTube. Escribió en su manifiesto que subió la mayoría de los videos en la semana del 26 de abril, cuando tenía previsto efectuar los ataques. Pospuso sus planes porque se había resfriado.
El joven se queja de que las mujeres “lo mantuvieron virgen”; también de los hombres a las que ellas eligieron en lugar de él.
De acuerdo a versiones oficiales, y confirmadas por el abogado de la familia Rodger, Alan Shifman, el joven sufría del Síndrome de Asperger, una forma de autismo que le dificultaba las relaciones sociales.
Elliot Rodger inició el tiroteo perpetrado la noche del viernes en la localidad universitaria de Isla Vista, en Santa Bárbara, en su propio departamento, escenario en donde asestó múltiples cuchilladas a tres jóvenes antes de salir a la calle a buscar más víctimas.
Según la reconstrucción elaborada por la oficina del alguacil, Bill Brown, tras los incidentes en su departamento Rodger se dirigió en su auto BMW color negro a la sede de una fraternidad estudiantil, en donde “golpeó la puerta ruidosa y agresivamente” sin que las personas al interior le abrieran las puertas.
Al no obtener respuesta, Rodger disparó contra tres jóvenes que se encontraban en la calle, dando muerte a Katherine Cooper, de 22 años, y Verónika Weiss, de 19 años, ambas estudiantes de la Universidad de California SantaBárbara.
Acto seguido, enrumbó en su vehículo hasta a una tienda de delicatesen, en donde bajó y mató a tiros al joven de 20 años Christopher Michaels-Martinez, un estudiante de la UCSB que cursaba su segundo año universitario.
Según Brown, el atacante disparó desde su coche múltiples ráfagas contra otros dos grupos de personas y cruzó disparos con un policía. En su ruta, Rodger atropelló con su vehículo de manera intencional a dos ciclistas, cruzó disparos con una patrulla de policía y finalmente estrelló su vehículo contra otros autos estacionados en la calle.
Cuando los alguaciles se acercaron al vehículo encontraron al joven muerto de un disparo en la cabeza, al parecer inflingido por él mismo.
Al interior del automóvil se hallaron tres pistolas semiautomáticas compradas legalmente y 34 cargadores con municiones.
El alguacil manifestó que en los últimos meses las autoridades tuvieron contacto con el autor de los disparos en tres ocasiones, en una de ellas a causa de una denuncia que hizo el joven por ser víctima de golpes, aunque los oficiales sospecharon que en realidad él era el agresor.
