Ciudad de México, 27 febrero (SinEmbargo).- Periodista, presentadora de televisión, ahora escritora con una primera novela, Reír al viento, que ha marcado récords de ventas en España, Sandra Barneda es un verdadero portento de la cultura de su país.
Editado por Suma de Letras, el libro cuenta la historia de Álex, una escritora de textos de autoayuda que decide hacer un viaje al corazón de Bali.
En su camino, conocerá a una maestra espiritual, a dos hermanas muy distintas y a una enigmática pintora de diosas. Y se topará con la sorpresa de un asesinato.
“Cerré la puerta con cariño para no despertarlo y me fui con la sonrisa a cuestas. No tenía ni idea de la hora que era ni de dónde estaba. Mi cuerpo flotaba, mi mente seguía ausente. Había gente en la calle, caminando con ganas de sol; el gran astro apretaba, los coches pitaban y las tiendas estaban abiertas y con las bandejitas de ofrenda en la puerta.
Me negué a mirar el reloj. Tomé el primer taxi, creo que me tangó y perdí el conocimiento, aunque mi cuerpo siguiera en movimiento. A veces creo que el teletransporte existe. No tengo ni idea de cómo llegué, pero me encontraba ya metida en esa mosquitera agujereada, oliendo a sexo y con la consciencia a punto de abandonarme. 3…, 2…, 1…, ¡sueño profundo!”.
“Soledad, incomprensión, desconcierto, soledad, culpa”: escribió el famoso periodista Juan Cruz en El País para referirse a la ópera prima de Barneda, una novela que algunos críticos compararon con Comer, rezar y amar, de Elizabeth Gilbert.
Por lo pronto, más allá de las comparaciones, Sandra vive un momento dulce con el éxito de su libro en España y la publicación en Italia, Chile, Brasil y México, país que recientemente ha visitado en gira de promoción.
“Es todo un lujo, no está nada mal”, dice con simpatía en entrevista exclusiva con SinEmbargo.
– Bali es un buen lugar para que transcurra una novela, ¿verdad?
– Bali es realmente un sitio inspirador. Se trata de una isla que elegí para que estas cinco mujeres de vacaciones se encontraran. Tenía que ser un lugar que además de cautivador fuera un poco frívolo, eso de salir de copas, de hacer surf. Y Bali es también un sitio espiritual, ideal para Reír al viento, que propone a su modo un viaje interior.
– Esta dualidad recorre también su vida, por un lado es periodista de televisión y por el otro ha elegido ahora el camino más introspectivo de la literatura…
– Claro, un camino, el del periodismo, que me ha servido mucho para escribir la novela. El mundo de la radio y de la televisión es muy estresante. Llega un momento en que necesitas entrar en un imaginario distinto y la literatura ha servido para eso. En España, además, la crisis produce mucha depresión mental y por eso entre otras cosas decidí escribir Reír al viento, una novela optimista, que te ayuda a encontrarte a ti mismo.
– Soy de la idea de que las vidas siempre pueden tener final feliz si uno logra calmar sus expectativas…
– Lo que pasa es que las expectativas no te dejan ver la realidad. Cuando no se cumple lo que esperas, no logras disfrutar con lo que sí ocurre. Creo que la gran enseñanza de los maestros espirituales es cuando te exhortan a vivir el presente y disfrutar con lo que te va cayendo.
– Lo que te va cayendo a ti es el juicio implacable…tienes muchas “en contra”: eres guapa, famosa, vendes muchos libros con tu primera novela…
– (risas) Encima en España los periodistas somos considerados intrusivos por cierta parte de la crítica cuando se nos ocurre meternos en la literatura. Debo decir, sin embargo, que la crítica me ha tratado muy bien. Se trata de una primera novela que muchos críticos consideraron que no parecía una primera novela, que tenía un ritmo trepidante a pesar de tener 600 páginas y que era divertida…
– Muy buena la nota que escribió Juan Cruz en El País…
– Sí, un colega admirado y querido, además. Él decía que Reír al viento une generaciones de mujeres. Son personajes femeninos muy fuertes…
– En la próxima novela tampoco abandonarás a las mujeres…
– No, de ninguna manera. Efectivamente, la próxima novela también es sobre mujeres. Me parece que el universo femenino es fundamental y maravilloso. Algunas lectoras me han dicho que la lectura de la novela las ayudó a entender más su género y eso me da mucha alegría. De todos modos, pienso que la próxima revolución tiene que ser la del hombre, porque el hombre necesita evolucionar. No creo en la lucha de géneros, sino en el compañerismo entre los sexos. No creo en la culpabilidad, sino en cambiar el mundo, en hacerlo mejor.
