CRÓNICA | Madre de “ausente” en el Heaven: “Que los busquen debajo de las piedras, en el agua, en los árboles”

27/06/2013 - 12:04 am
Protesta desaparecidos del Heaven. Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo
Protesta desaparecidos del Heaven. Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo

Ciudad de México, 27 de junio (SinEmbargo).– Julieta González Díaz tiene el rostro adusto. No hay lágrimas y sus ojos pequeños apenas se aprecian debajo de las pestañas frente al sol de mediodía, afuera de la Basílica de Guadalupe. Es madre de Jennifer Robles González, de 23 años, una de las desaparecidas del bar Heaven de la Zona Rosa en el Distrito Federal.

La mujer de tez morena se vistió de blanco. Marchó acompañada de algunos familiares desde la glorieta de Peralvillo hasta el santuario religioso, donde presenció una misa para recordar que hace un mes desaparecieron 12 jóvenes de un céntrico bar de la Ciudad de México y que aún no han vuelto.

A diferencia de lo que se cree, no todos son originarios del Barrio de Tepito. En el grupo hay dos o tres que provienen de la colonia Moctezuma, delegación Venustiano Carranza. Ahí vive Julieta con sus hijas y su nieto, el hijo de Jennifer, en una casa que está desolada y que desde que la joven se fue, no se asea como es debido.

“Es un martirio para todos: mi familia, mi mamá, mis hermanas, mis cuñados. No comemos, no dormimos, mi casa está patas pa’ arriba. Es un desastre”, dice Julieta al concluir la ceremonia religiosa.

Para la mamá de Jennifer lo más difícil es la espera. Las vueltas a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), a donde acude para recibir noticias sobre las últimas pesquisas sobre el paradero de su hija y, de donde se marcha con las manos vacías.

A Julieta le tiembla la barbilla y el rostro se le endurece aún más cuando recuerda los resultados de las autoridades que llevan el caso de su hija.

“Ya queremos soluciones, que los busquen debajo de las piedras, en el agua, en los árboles. A lo mejor andan en un árbol como chango los 12 y no los pueden encontrar, o se perdieron en el bosque como caperucita roja. Hay que ser ya sarcásticos porque no dan respuesta, no dan resultados, es un mes”, dice.

La mujer prosigue: “si hubiera sido hijo de un político, mandan helicópteros, patrullas, se meten y rompen puertas y los encuentran porque los encuentran, pero a uno ¿por qué no?, porque está jodido y no tiene dinero”.

Ahí mismo, a las afueras de la Basílica, a unos pasos de distancia de Julieta, otra de las mamás, Leticia Ponce, solloza mientras una mujer la consuela.

“Cuando vemos en las noticias lo de tu hijo lloramos, nos puede mucho”, le dice la mujer mientras le soba el brazo izquierdo.

Leticia Ponce es mamá de Jerzy Ortiz Ponce, de 16 años. El muchacho es el menor de sus tres hijos y también el más joven de los desaparecidos del bar Heaven.

Sobre el caso de su hijo se entera más por lo que lee en los diarios, escucha en la radio o en la televisión, que por las autoridades del Distrito Federal, asegura.

“Dicen que tienen gente arraigada, pero yo no tengo a mi hijo. A mí no me sirve de nada que tengan a una o mil gentes arraigadas, yo quiero a mi hijo nada más. Dicen que agarraron a tres personas y yo me enteré por los medios, no nos dicen nada”, señala.

Leticia recuerda la última vez que se reunió con el Procurador de Justicia del DF, Rodolfo Ríos: “Nos dijeron ‘esto ya tiene pies, piernas y cabeza. Ya está una línea de investigación’, pero yo digo que les falta acción, cateos, búsqueda para saber dónde están”.

Sin resultados, Leticia no encuentra consuelo. Recuerda a Jerzy y asegura que ya hace falta en su hogar.

Entonces evoca a su hijo y las lágrimas ya no están. Ahora se asoma una mirada de añoranza al recordar a Jerzy.

“Quiero que me moleste como siempre, todo el tiempo me molesta. Quiero que me siga molestando, que me haga bromas, cosas. Con mi nieta siempre está jugando, es muy cariñoso con toda la familia. Todo el tiempo me abraza, me jala el cabello, me quita cosas, ese es mi hijo”, dice.

Leticia Ponce indica que si la Procuraduría capitalina llega al paradero de los 12 jóvenes, los familiares solicitarán que la Procuraduría General de la República (PGR) atraiga el caso.

CUIDA DE SUS NIETOS

Como el resto de la mamás de los 12 desaparecidos de Heaven, María Victoria Barranco también salió a marchar para exigir justicia a las autoridades capitalinas.

La mujer es mamá de Alan Omar Atiencia Barranco de 26 años, quien desapareció junto con su esposa Guadalupe Karen Morales Vargas.

La pareja tiene tres hijos, pequeños que su abuela cuida en ausencia de sus padres.

María Victoria se hace cargo de sus nietos y a la par busca a su hijo sin descaso desde hace un mes, mientras que las autoridades le pide paciencia.

“Están lentos y queremos una pronta solución. Las mamás estamos desesperadas. Nos han pedido paciencia y pues nosotras vamos a seguir buscándolos”, dice.

La última vez que vio a su hijo fue un día antes de su desaparición. En esa ocasión bailaron.

“Le gusta mucho bailar, él es alegre. Ese día bailé con él, bailamos por eso lo recuerdo”, dice.

Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo
Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo

MI HIJA TAMBIÉN MERECE RECOMPENSA

A la marcha y a la celebración religiosa por los jóvenes del Heaven, también asistieron familiares de desaparecidos de otros estados, para solidarizarse y recordar que ellos también padecen del mismo problema: impunidad y falta de acceso a la justicia.

Leticia Mora Nieto es madre de Georgina Ivonne Ramírez Mora, desaparecida en Atizapán de Zaragoza, Estado de México el 30 de mayo de 2011.

Desde el día de que su hija no regresó a casa, inicio la búsqueda y el peregrinar por la Agencia del Ministerio Público de Atizapán y después en la Procuraduría. En muchas ocasiones, dice, solicitó una recompensa para dar con el paradero de Ivonne y, aunque las autoridades le dijeron que ofrecerían un millón y medio de pesos, eso nunca sucedió.

“Estamos indignados todo los papás que tenemos hijos desaparecidos, porque no se me hace justo que ahorita que hay 12 jóvenes ofrecen 10 millones para encontrarlos. Está muy bien, se les debe de dar el lugar que merecen, pero también nuestros hijos merecen un lugar. Mi hija vale lo mismo”, dice.

Hace unos días el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Procuración de Justicia del Distrito Federal, publicó en la Gaceta Oficial local que ofrece una recompensa de hasta 10 millones de pesos a quien proporcione datos útiles para encontrar a los 12 jóvenes desaparecidos del caso Heaven.

Las autoridades del DF dijeron a los familiares de las víctimas que hay presuntos culpables identificados y que la recompensa no es para quien ofrezca datos puntuales sobre los criminales, sino por datos que permitan encontrar a los “ausentes”.

De acuerdo con el documento, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) requiere que sus investigaciones sean complementadas con la participación activa y responsable de la ciudadanía, para que se continúe gozando de una ciudad segura que “proteja los derechos de todas y todos en el marco de una cultura de corresponsabilidad”.

Leticia Mora, aunque reconoce que la recompensa viene de una dependencia de la Ciudad de México, asegura que las autoridades del Estado de México durante dos años nunca hicieron nada por encontrar a Ivonne.

“Hace unos meses la procuraduría ofreció 300 mil pesos por quien ayude a encontrar a mi hija y a otras muchachas desaparecidas, pero estas recompensas deberían ser parejas para todos, hay más de 27 mil desaparecidos en el país y qué se hace por encontrarlos”, dice.

Ivonne es la segunda de dos hijas. Tenía 21 años cuando desapareció. La última comunicación que tuvo fue a través de una llamada al celular con su esposo.

“Ya voy en la combi, llego en cinco minutos”, le dijo. Pero nunca regresó.

Era un lunes, su día de descanso. La joven salió por la tarde a comprar algunos víveres para preparar la cena. En su casa en Atizapán, se quedaron esperándola sus dos hijas: una de año y medio y otra de ocho meses.

En mayo la Subprocuraduría para la Atención de Delitos Vinculados a la Violencia de Género, de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM), citó a Leticia para que dijera a las autoridades qué hacer en las indagaciones sobre el caso de su hija y en caso de no asistir la amenazó con aplicar “los medios de apremio legalmente previstos en caso de desobediencia, procediéndose penalmente en su contra”.

Leticia espera que el dolor de los familiares de los 12 jóvenes del Heaven no se prolongue por más tiempo.

“Ojalá que no se prolongue más, que su angustia termine lo más pronto posible, porque estamos en el mismo dolor. Les deseo que encuentren a sus hijos lo más rápido que puedan. Yo nunca pensé que mi caso iba a durar dos años, al mes pensaba ‘a lo mejor la encuentran’, luego me di cuenta que las autoridades son mentirosas que nomás nos dan atole con el dedo”.

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