Quien se aproxime ocupará un lugar en el difícil viaje de hallar consuelo. Al mismo tiempo, será tentado a expresarse con libertad, al saber todo permitido con el fin de encontrar la única verdad válida: la que encierra su propia voz.
Ciudad de México, 27 de agosto (SinEmbargo).- Historia real, retrato de una búsqueda de la que nadie, en algún punto, escapará. La autora Eliza Puente presenta Respirando agua (Textofilia), una novela autobiográfica que escribió después del accidente automovilístico que dejó al menor de los hermanos con una discapacidad severa.
La posterior y súbita muerte de su padre le permitió, en la desesperación de su duelo – por medio de íntimas cartas que permanecieron principalmente como refugio de una hija experimentando la orfandad – , un libro en el que de forma irreverente y auténtica cuestiona lo que nuestra cultura postula adecuado para resignificar vida y muerte.
–¿Alguna vez pensaste que tu vida podía ser motivo de una novela?
–Jamás. Fue una gran sorpresa y que me causó en un principio mucho miedo. Me dije: ¡No, de ninguna manera! Pero la retroalimentación de aquellos que fueron leyendo lo que yo escribía, me dio la fuerza para seguir. Escribes y lees y todo eso te ayuda a conocerte un poco más. Cuando alguien te presta un relato sin filtras puedes conectarte más con lo que llevas dentro y vale la pena.
–¿Valió la pena para ti, para tu transformación?
–Definitivamente sí. Porque el tema de la muerte era un tabú para mí. Leo de lo que quieran, pero no de la muerte. Les platico de lo que sea, pero no de la muerte. El fallecimiento de mi padre no fue la única pérdida que me tocó en la vida, pero fue lo que me devastó. Entonces, me puse a leer como loca acerca de la muerte. A partir de eso, empecé a preguntar y a escuchar lo que surgía al respecto, hablando imaginariamente con mi padre, al escribirle el texto que derivó en Respirando agua. Adentro mío, llegaban las respuestas, porque de eso se trata, de encontrar las propias respuestas para las experiencias íntimas. El relato valida y pone voz a esas cosas que ni siquiera nos animamos a decirnos.
–En tu novela, además de la muerte, ronda el fantasma del azar…
–Sí y todo ese cómo y cuándo nos van a pasar las cosas. Yo estaba picando piedra luego de 20 años como abogada, una carrera en la que ya no estaba poniendo el corazón, escribiendo una novela histórica. No pensaba por entonces en que iba a publicar una novela autobiográfica. La historia de mi hermano, que es 10 años más chico que yo, ocurrió cuando yo estaba en mi época de antro y fiestas. Era la segunda salida de mi hermanito y tuvo ese accidente…eso es el azar.
–¿Qué es “respirando agua”?
–Creo que hay personas que somos más agua que otros. Me sale agua de todos lados, ya no me servía llorar pero veía llegar las mareas. En todo ese proceso de duelo respiré agua, que es un elemento para ahogarte pero en donde también surge esa honda respiración vital que te saca, que te impulsa a la vida. El aire implica innovar, soltar, fluir…no soy nada de eso y por eso la novela es mi esfuerzo por algo que quiero ser y hacer.
–La novela fluye
–Mi intención es esa, hablar de la muerte para referirme al fluir de la vida. Todo eso que nos reafirma como un ser vivo, por eso hay también risas y gritos en mi historia. Quiero ser libre, quiero fluir.
–¿Qué dijeron los que se encontraron en tu novela?
–Sí, pero a todos los dije que era la verdad según yo la veo, una verdad bien subjetiva, a la verdad la vas arrancando y armando de todos lados. Que no halague ni ofenda mi historia; la comparto con el impulso de reafirmar la vida, encontrando todo el goce de ser.
–¿Sigues escribiendo?
–Sí, claro, seguiré con mi novela histórica, con 12 capítulos ya escritos y que se interrumpieron con Respirando agua. Cuando tuve la historia en las manos, ya publicada, sentí que ya era madre de un hijo propio, al que pude abrazar con todo amor y un sentimiento de gran liberación. La novela histórica es mi presente ahora. Es el género que más me interesa y estoy contando una historia que se ubica en Mazatlán, en el siglo XIX, durante la invasión de los franceses. Estoy entusiasmada por haber salido del closet y dedicarme ahora a la escritura, mi gran pasión.
