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Los tentáculos de los cárteles mexicanos podrían llegar hasta África, dicen funcionarios e investigadores

27/09/2017 - 6:31 pm

Funcionarios y legisladores europeos reconocieron la existencia de un creciente vínculo entre los cárteles de la droga en Latinoamérica y el crimen organizado en África. El tráfico de la cocaína ha generado violencia en este último continente debido a las regalías que deja a los movimientos insurgentes y terroristas.

Países como Malí, Burkina Faso, Guinea-Bisáu, Libia, Túnez y Argelia son algunos de los países que conforman una ruta de cocaína que desemboca en Europa, afirmaron funcionarios e investigadores en Nueva York, durante un evento paralelo a la 72 Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.

Nueva York, 27 de septiembre (SinEmbargo).- Investigadores reconocen los estragos que ha dejado en África el incremento del tráfico de drogas provenientes de Latinoamérica, en tanto que las autoridades de aquel continente no descartan la participación de los cárteles mexicanos.

“Hay ganancias de la droga siendo lavada para obtener armas, y algunos de ellos han sido usados por insurgentes, terroristas, de manera tal que el nexo es el lavado de dinero. Las ganancias de un crimen se están usando para cometer otros”, dijo a este medio Amb. Olawale I. Maiyegun, director del departamento de asuntos sociales de la Unión Africana, un ente internacional que aglutina a 55 Estados africanos

Olawale señaló que se necesita una investigación para poder determinar qué cárteles, de países como México o Colombia, estarían introduciendo estupefacientes ilegalmente a África. Sin embargo, los señalamientos a los cárteles mexicanos se remontan a tiempo atrás.

En el 2009, Michael A. Braun, ex director de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) testificó ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense que los cárteles juegan un importante papel.

“Seré lo suficiente claro al final de esta audiencia en que la mayoría de amenazas de seguridad que enfrenta esta región [África del Oeste] son en gran parte llevadas, o ciertamente vinculadas con, los poderosos cárteles del tráfico de drogas en Latinoamérica y México”, dijo Braun.

Los países del África del Oeste, compuesta por algunos países como Guinea, Liberia, Malí, Niger, Togo, Ghana, Nigeria, Senegal, Burkina Faso, Cabo Verde y Costa de Marfil, se han vuelto un corredor de drogas hacia Europa.

Maiyegun afirmó que las drogas llegan a África del Oeste desde el continente americano. Foto: Juan García, SinEmbargo

De acuerdo con un reporte de informe Mundial de las drogas 2017, elaborado por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el 83 por ciento de la cocaína decomisada en África entre el 2010 y el 2015 corresponde a dicha región occidental.

“La mayor parte del tráfico [a África] viene por barco. Pero, una parte del flujo es trasladado por tierra al norte a través de la costa. Así que se va arriba a Burkina Fasso, Libia, Túnez, Argelia y llega a Europa”, dijo Tuesday Reitano, subdirectora de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional, una red público-civil que promueve nuevos enfoques para luchar contra el crimen organizado en África.

El tráfico ilegal que ha cambiado las relaciones de poder en los países por donde ocurre el trasiego, apuntó Reitano, apoderando a jefes militares de las tribus Tuareg y Tebu, en Libia, y reforzó los recursos financieros de los movimientos separatistas de Mali.

La labor de los aseguramientos de drogas en África es casi nula. De acuerdo con un reporte de informe Mundial de las drogas 2017, en África del Oeste el aumento de aseguramientos de cargamentos de cocaína en esta región pasó de 0.8 en 1998 a 5.5 toneladas en el 2007, para luego reducirse a 1,2 toneladas en el 2015.

“Esta tendencia debería, sin embargo, ser el resultado de la pobre capacidad para detectar e informar, más allá de un decrecimiento en el flujo de cocaína”, expuso el trabajo.

Estos aseguramientos incipientes en África representan el 0.1 por ciento de las 864 toneladas aseguradas en el mundo en el 2015. En tanto que Norteamérica y Sudamérica, suman de forma correspondiente, el 16 y 61 por ciento.

“Otra dimensión de este peligroso escenario es que los grupos nativos del crimen organizado han aprendido de los traficantes mexicanos a exigir un pago en “especie” [de cocaína] a cambio de sus servicios”, dijo Braun, en aquella declaración el 2009. Una situación que los hace capaces de crear sus propios mercados.

El Informe de la ONU da cuenta del aumento del consumo en África, especialmente, de drogas como la heroína en la región oriental de África, en países como Kenya, Tanzania, Mozambique, y Zambia.

Los efectos sociales en África han sido similares a los experimentados en las zonas de presencia del narcotráfico en México.

“Fue muy interesante ver que en muchas partes la gente consideraba que era genial ser traficante de drogas, era genial si tu hija se casaba con el traficante, por la cantidad de dinero y de poder que venía con ello, pero al mismo tiempo, empezaron a reconocer que con la cultura de la droga vino una ola de violencia, y en particular contra la mujer”, dijo Reitano.

En el 2005 la llegada de estupefacientes a África del Oeste alcanzó niveles sin precedentes. Y 12 años después el tráfico de drogas a este continente es parte de los cargos contra Joaquín “el chapo” Guzmán Loera, líder del Cártel de Sinaloa, hoy preso.

Después de que el “chapo” dirigiera la llegada de metanfetamina a los Estados Unidos, fue África uno de sus siguientes pasos, apuntó el memorando de ley de su detención, previo a su juicio en Nueva York.

“Como resultado, Guzmán estableció recursos de abastecimiento de precursores químicos para la producción de metanfetamina en África y Asia”, cita el documento de la corte del Distrito Este de Nueva York.

En agosto del 2015, cuatro meses antes de la captura de Joaquín Guzmán Loera, el Departamento del Tesoro calificó al Cártel Jalisco Nueva Generación como uno de los cárteles más poderosos ante la erosión que enfrentaban antiguos cárteles.

Las autoridades estadounidenses incluyeron a África y Asia como dos continentes donde el CJNG había “desarrollado vínculos con otras organizaciones criminales”.

No obstante, el Informe Mundial de la UNODC no menciona a México como un puerto de salida de cocaína hacia África entre el 2010 y el 2015, caso contrario de Brasil, Colombia, Chile y Perú.

Piazzi recordó la importancia de combatir el tráfico de drogas para evitar el terrorismo. Foto: Juan García, SinEmbargo

Sergio Piazzi, Secretario General de la Asamblea Parlamentaria del Mediterráneo, expuso que las autoridades europeas no sólo están consientes del tráfico de drogas que llega a través de África, sino del financiamiento de los grupos terroristas.

“Lo que estamos haciendo como parlamentarios de la región mediterránea, que cubre Europa, África y el Medio Este, y que somos parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y del Comité del Contraterrorismo, es asegurarnos de que las leyes de los países sean efectivas contra ISIS, Dáesh y los Terroristas Extranjeros”, dijo PIazzi.

“Lo que nos ha llamado la atención, es que la ramificación es global [del terrorismo], no está limitada a Siria o Irak, y que nuevos canales de financiamiento está viniendo con la organización terrorista, algunos de ellos vienen del medioeste, pero otros de Latinoamérica”, agregó el legislador europeo.

La militarización de la lucha contra las drogas tampoco parece ser la solución en una serie de países devastados por la pobreza, recordó la Iniciativa Global.

“Esto ha comprobado ser muy inefectivo. No hay impacto de largo plazo. Y conlleva una serie de retos. Primero, que la militarización crea dependencia, una vez que tienes el ejército involucrado, y ves un impacto inicial, entonces vas a seguir manteniendo las cosas bajo control, pero cuesta millones al año. Y exacerba el resentimiento de las comunidades locales[…], además de evitar que otras soluciones entren en juego”, dijo Reitano.

Este centro de investigaciones apuesta por que las políticas públicas estén enfocadas en brindar oportunidades socioeconómicas a los sectores marginados, que son los más vulnerables a ser cooptados a trabajar para el crimen y el terrorismo.

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