Costa Rica es bodega del Cártel de Sinaloa, y México una escuela de sicarios, alerta Fiscal

27/11/2015 - 1:36 pm

Medios locales e informes del gobierno de Estados Unidos han planteado que Costa Rica se convirtió en la bodega de almacenamiento de drogas y centro de operaciones del Cártel de Sinaloa. El otrora pacífico país centroamericano vive una espiral de violencia que se ha agravado durante el último año a causa de ajustes de cuentas del narcotráfico.

El diario costarricense La Nación publicó hoy un extenso reportaje en el que se asegura que jóvenes sicarios de aquella nación viajan a México para entrenarse. Infografía: La Nación
El diario costarricense La Nación publicó hoy un extenso reportaje en el que se asegura que jóvenes sicarios de aquella nación viajan a México para entrenarse. Infografía: La Nación

Ciudad de México, 27 de noviembre (SinEmbargo).- No obstante que Costa Rica conserva la imagen de ser el país más pacífico de Centroamérica y el tercero del continente, superado sólo por Canadá y Chile en el Índice de Paz Global (IPG) publicado por el Instituto de Economía y Paz, esta Nación sufre ahora los embates de la violencia del narcotráfico.

El ajusticiamiento entre jóvenes sicarios, es algo ya común en el único país que abolió su Ejército el 1 de diciembre de 1948, y que es sede desde 1980, de La Universidad para la Paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cuyo objetivo es, entre otros, “promover entre todos los seres humanos un espíritu de entendimiento, tolerancia y coexistencia pacífica”.

El diario costarricense La Nación, el más importante del país, publicó hoy un extenso reportaje firmado por Katherine Cháves R., en el que se asegura que jóvenes sicarios de aquella Nación (de entre 18 y 30 años de edad en promedio) viajan a México para entrenarse: perfeccionar su puntería, conocer del uso de armamento pesado (como la AK-47), vigilancia y aprender a “evadir a sus presas” mientras se trasladan en motocicletas.

El rotativo pudo obtener la confirmación del propio Fiscal General de la República, Jorge Chavarría Guzmán, quien aseguró que los cursos a los que acuden los sicarios son impartidos por grupos del narcotráfico en México, en específico, del Cártel de Sinaloa.

De acuerdo con el Informe de Estrategia Internacional de Control de Narcóticos de Estados Unidos, la nación centroamericana (de casi 5 millones de habitantes de acuerdo con el último censo oficial de población), ha sido desde el 2010, una bodega para el almacenaje de droga, así como centro de operaciones y enlace entre Norteamérica y Colombia del Cártel de Sinaloa.

Otro informe del Departamento de Estado de EU, fechado en 2013 y citado por el semanario Proceso Digital de Honduras, indica que las autoridades costarricenses han mostrado su preocupación por la presencia del narcotráfico mexicano y han efectuado esfuerzos que de acuerdo a Estados Unidos son válidos, pero que es preciso “reforzar e invertir más en la seguridad, pues el territorio de Costa Rica sigue siendo de gran ‘atractivo’ para el crimen organizado”.

La guerra entre los narcos locales ya está mostrando las graves consecuencias de la violencia criminal: el 2015 sería el año más violento del último lustro. Una proyección de la Fiscalía costarricense indica que este año cerrará con 533 homicidios, con lo que se superaría el 2010, el cual terminó con 527 crímenes.

La Nación informa en su reportaje que la Policía Judicial local informó de que, de enero a setiembre de este año, hubo 416 asesinatos registrados, de los cuales 165 fueron ajustes de cuentas. En el mismo periodo del 2014, de los 319 asesinatos cometidos, un total de 112 fueron atribuidos a venganzas entre traficantes de drogas.

Los cuerpos antidroga de Estados Unidos, así como las mismas autoridades costarricenses advierten que los hechos de homicidios por ajuste de cuentas en la nación centroamericana están estrechamente relacionados por pleitos de plazas.

“Pero si la escalada no se controla y detiene, esa nación del sur de Centroamérica podría enfrentar los mismos síntomas de inseguridad y violencia que acarrean los llamados países del Triángulo Norte integrado por Guatemala, El Salvador y Honduras”, indica el reportaje del semanario hondureño, titulado: “El narcotráfico inquieta también a la pacífica Costa Rica”.

San Salvador, de acuerdo con diversas mediciones, una de las capitales más peligrosas del mundo, junto a Tegucigalpa. La tasa de homicidios en El Salvador es de 69 por cada 100 mil habitantes, ubicándose en los peores puestos.

Las autoridades costarricenses argumentan que el Cártel de Sinaloa no sólo opera en el Triángulo Norte, sino que está moviendo también con una metodología de especie de franquicias en el sur de Centroamérica, incluyendo Costa Rica. El grupo criminal mexicano estaría operando con mayor fuerza en el istmo desde el año 2006, fecha que coincide con la declarada guerra contra el narcotráfico que lanzó en México el ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa.

Es en algunas de estas zonas, fronterizas con Nicaragua, es en donde las autoridades local han podido retomar el control al desarticular los pequeños grupos de distribuidores de droga. Sin embargo, de acuerdo con Proceso Digital, los cuerpos de seguridad locales “confesaron” que mientras desarticulan algunos pequeños cárteles de la droga, otros surgen en demanda de control del territorio.

LOS SICARIOS EN COSTA RICA

De acuerdo con cifras proporcionadas por la Unidad de Análisis Criminal del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), los llamados “ajustes por cuentas” en Costa Rica, relacionados en su mayoría por acciones de narcotráfico, pasaron de ocurrir cada sesenta días, a uno cada dos días, en un lapso menor de 5 años. De sólo 3 en el 2010, a 108 en lo que va del 2015.

Las autoridades costarricenses atribuyen dicha violencia al llamado “ajuste de cuentas” por plazas territoriales entre bandas locales del narcotráfico, algunos de cuyos principales líderes se encuentran en prisión en San José y en Nicaragua, con penas de hasta 70 años.

De acuerdo con la Policía de Control de Drogas (PCD) costarricense, los sicarios aparecieron en el país centroamericano a finales de los 90, pero no fue hasta el 2012 que se intensificó su presencia, y el repunte se dio luego de la caída de Mario Antonio Zamora Solórzano, alias “El Indio”, líder de una de las bandas narcotraficantes más organizadas del país.

El director de la OIJ, Gerald Campos Valverde, le dijo al diario La Nación que la caída o captura de líderes del narcotráfico que operaban en distintas regiones del país, y su ausencia en las calles, provocó los enfrentamientos entre otras bandas que se enfrascan en una lucha de poder.

“Se detiene a un grupo y aparecen dos o tres más”, declaró Campos Valverde, y señaló la necesidad de redoblar esfuerzos en materia de prevención para evitar que los jóvenes se liguen con las bandas del narco y sean los futuros delincuentes.

El rotativo local indica que el año 2013 fue revelador para Costa Rica en materia de narcotráfico, con decomisos de cocaína que ascienden a unas 18 toneladas y con la captura de un pequeño cártel local con ramificaciones en el exterior, el primero que se descubre en el país, conformado en su totalidad por costarricenses.

Las autoridades costarricenses afirmaron al diario local, que antes estaban acostumbrados que la presencia de los cárteles eran dirigidos por colombianos o por mexicanos, pero de un tiempo a acá el negocio parece interesar también a los costarricenses, dando ello otro giro al tratamiento y abordaje en la estrategia de seguridad y lucha contra el narcotráfico.

Las autoridades desmantelaron hace dos años una banda de doce costarricenses que habían sobornado policías y al parecer lavaron cerca de 200 mil dólares, dice el semanario Proceso Digital. “Si bien todos están capturados y guardando prisión, las autoridades creen que los movimientos de lavado pudieron ser mayores en los tres años que tenían de operar”.

Otro hecho que puso en el ojo público el tema del crimen organizado en el país, fue la implicación del empresario costarricense Alejandro Jiménez González, alias “El Palidejo”, en el asesinato del cantautor argentino, Facundo Cabral, asesinado en Guatemala.

“El Palidejo” se encuentra en prisión y se le liga con el grupo colombiano del narcotráfico “Los Rastrojos”, conformado en su mayoría por ex paramilitares colombianos.

El Fiscal de Costa Rico explicó a La Nación, que con la colaboración de la Policía mexicana, lograron establecer el vínculo entre los “ticos” y algunas bandas criminales en México. Además Chavarría descartó que los gatilleros vayan a entrenarse a otros países, como Colombia.

“Nosotros, como autoridades, también hemos visibilizado lo que han aprendido, ya que la forma de ejecución de los homicidios es más violenta. Podemos decir que hay un alto nivel de especialización”, lamentó el funcionario.

Según dijo, el entrenamiento es impartido por organizaciones mexicanas, dedicadas al narcotráfico. Sin embargo, no detalló cuáles son esos grupos ni cuál zona es la que visitan los costarricenses cuando están en México.

“La violencia crece y la presencia de sicarios cada vez es más fuerte”, dice el reportaje del rotativo Costarricense. A criterio de Chavarría, la única forma de combatir el sicariato es desarticulando por completo las organizaciones para las cuales trabajan.

“Si solo detenemos a los culpables del asesinato, las organizaciones siguen existiendo. Si solo detengo al cabecilla, el grupo elige nuevo líder y sigue funcionando. Si la desarticulo toda, deja de existir hasta el trabajo para los sicarios”, manifestó el Fiscal.

Otro de los puntos importantes que el funcionario destacó es que la población se sensibilice ante esta ola de homicidios. “Lo peor que puede pasar es que la sociedad vea el asesinato como algo normal. Tarde o temprano, esa realidad llega a alcanzar a todas las demás personas”, sentenció Chavarría.

“Ahora se matan entre narcos, pero esa gente va perdiendo el miedo a matar a cualquier persona. Y esa violencia va a alcanzar a periodistas, jueces, fiscales y a la sociedad si no se hace algo ya”, dijo por su parte el Ministro de Seguridad, Gustavo Mata Vega, en una entrevista con La Nación.

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