Al asumir postura contra el ISIS, Peña debe pensar en mexicanos en el exterior, dicen analistas

27/11/2015 - 12:02 am

En menos de tres meses, 10 mexicanos han perdido la vida en el extranjero en ataques relacionados con el terrorismo. La última vez que dos connacionales habían muerto en un hecho de esta naturaleza fue hace tres décadas.

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Por Juliana Fregoso y Carlos Álvarez Acevedo

Ciudad de México, 27 de noviembre (SinEmbargo).– Cualquier intento de participar activamente en la coalición de países que de alguna manera emprendieron acciones contra el Estado Islámico (EI), pondría en riesgo a los mexicanos que viven en el extranjero y a las sedes diplomáticas, advirtió Gerardo Rodríguez Sánchez de Lara, profesor de Seguridad Nacional y Terrorismo, y coordinador académico del Centro de Estudios sobre Impunidad y Justicia de la Universidad de las Américas en Puebla.

Consideró que prueba de lo anterior es que en menos de tres meses se ha perdido la vida de 10 mexicanos en el extranjero durante hechos relacionados con el terrorismo: el primero, el fallecimiento de ocho connacionales durante un ataque en Egipto en septiembre pasado y, el segundo, las dos jóvenes que murieron durante los atentados en París el pasado 13 de noviembre.

“Aquí el tema es una clase mexicana que cada vez viaja más al extranjero, por placer o por negocios, y que puede ser susceptible de atentados terroristas. La muerte de la madre y la hermana del actor Jorge Ortiz de Pinedo –en 1985 durante un vuelo de Atenas a El Cairo que fue secuestrado por la organización terrorista de Abu Nidal– es algo que sucedió hace 30 años. Pero, ahora, en menos de dos meses ha habido dos escenarios en los que han perecido mexicanos en actos terroristas. Es importante que México asuma una acción más contundente para proteger a su gente en el extranjero y sus sedes diplomáticas”, expresó el académico.

El Instituto de los Mexicanos en el Exterior tiene registrados hasta finales del año pasado, 11 millones 913 mil 989 mexicanos que viven en otros países de los cuales el 97.7 por ciento vive en Estados Unidos, uno de los principales blancos terroristas en el mundo.

Durante la pasada reunión del G-20, el Presidente Enrique Peña expresó que no existe extremismo bueno para la humanidad y propuso que los comentarios vertidos por los líderes de las 20 potencias mundiales durante la reunión, debían traducirse en una acción global real en contra del terrorismo, de la mano de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

A juicio del académico, en este tema el discurso del gobierno mexicano debió haber sido distinto y más parecido al del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien después de conocerse el nuevo video del EI, hizo un anuncio para tranquilizar a la población.

En el índice Global de Paz publicado este año por el Instituto de Economía para la Paz, destaca que México esta entre los más bajos en la materia a ubicarse en el lugar 144 de un total de 162; es decir, apenas 18 lugares arriba de Siria, considerado actualmente el país más violento del mundo.

El mismo informe indica que México se encuentra entre los 13 países con mayor riesgo de sufrir aumentos sustanciales de actividad terrorista, alertó el Institute for Economics and Peace (IEP) en su reporte Índice de Terrorismo Global 2014.

El martes pasado, la bandera de México apareció ayer en un video del Estado Islámico, en el que se amenaza a distintas naciones con acciones terroristas. El material llamado “No Respite” (Sin Tregua) fue bajado de distintas plataformas que lo empezaron a difundir.

En la grabación, el grupo extremista amenaza a la “Coalición global que lucha contra el Estado Islámico”, países entre los que incluye a México, y a los que amenaza con que “las llamas de la guerra les encontrarán en las colinas de la muerte”.

Ayer, el Comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia, enfatizo que la instancia a su cargo había tomado las amenazas como reales, por lo que ya se había redoblado la vigilancia en fronteras, embajadas, aeropuertos y puertos.

“Las amenazas de este grupo en términos globales, en términos internacionales son reales, entonces debemos tener precauciones, tomar las medidas necesarias en relación con este tema”.

La seguridad en puntos estratégicos se redobló desde los atentados de París, el 13 de noviembre, donde perdieron la vida 129 personas y otras 350 resultaron heridas.

Ante esta amenaza, tanto el académico de la UDLAP, como Antônio Sampaio, analista en seguridad y desarrollo del International Institute for Strategic Studies (IISS, por sus siglas en inglés), de Londres, es poco probable que en territorio mexicano pueda registrarse un atentado terrorista por parte de grupos islámicos como el EI.

Sin embargo, Rodríguez Sánchez de Lara aseguró, que sin generar una histeria colectiva, tampoco debe de descartarse, ya que ni en la Marina, ni en el Ejército ni en el Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (CISEN) existe la capacidad humana y financiera para estar mejor preparados ante un evento de esta naturaleza, además de que en el país existe una “doctrina por negar” todo lo relacionado con el terrorismo.

“México tiene poca experiencia en lidiar con terrorismo, principalmente con terrorismo islámico, esos son factores que permiten decir que México todavía es vulnerable a algún tipo de actividad terrorista internacional”, expresó el analista del IISS.

NO ES LA PRIMERA VEZ

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La aparición de la bandera mexicana en el video del EI representa la segunda vez que el país es amenazado por un grupo terrorista islámico. Rodríguez Sánchez de Lara recordó que el 8 de febrero de 2007 en su revista Sawt al Jihad [Voz de la Guerra Santa], editada por una célula saudita de Al Qaeda, el grupo publicó un artículo en el que, por primera vez, la organización terrorista amenazó con atacar a México por ser uno de los tres principales abastecedores de petróleo a Estados Unidos.

Desde 2008, en el país ya existe una unidad de contra terrorismo en el Ejército Mexicano que actúo durante los XVI Juegos Panamericanos de Guadalajara, en 2012, así como dos áreas de inteligencia en la Marina y en la misma Defensa Nacional, que no existían antes de los atentados terroristas del 11-S en Estados Unidos; en el 2002, el CISEN fortaleció sus lazos de comunicación con todas las agencias que trabajan el tema.

“Estamos mejor preparados que en 2001 –año de los atentados terroristas en EU perpetrados por Al Qaeda–. Sin embargo, no hay capacidades humanas y financieras para estar mejor preparados”, expuso el académico de la UDLAP.

Para 2016, las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena) y de la Marina Armada de México (Semar) reportaron un incremento en los recursos que se les destinaron en el Presupuesto de Egresos para el 2016 con relación al ejercicio fiscal anterior.

La Sedena recibirá 1.4 por ciento más que este año, correspondiente a 72 mil 250 millones de pesos; es decir, 977 millones más en relación con el 2015, mientras que la Semar tendrá 271 mil 401 millones de pesos, 75 millones más en comparación con el presupuesto anterior.

La Defensa Nacional dispondrá de 4 mil 701 millones de pesos en acciones para la prevención del delito, combate a las adicciones, rescate de espacios públicos y promoción de proyectos públicos.

Por su parte, a la Marina para “emplear el Poder Naval de la Federación para salvaguardar la soberanía y seguridad nacionales” se le presupuestaron 4 mil 084 millones de pesos.

–¿A quién reporta México sus avances en materia de combate al terrorismo?, se le cuestiona al experto del IISS.

–Creo que México está siendo evaluado permanentemente por diversas organizaciones no gubernamentales internacionales como Human Rights Watch (HRW), Naciones Unidas también monitorea los progresos de México en cuanto a seguridad y políticas anticrimen. Pero no creo que México esté obligado a reportar sus actividades para ningún organismo, no estoy totalmente seguro de eso. Pero lo que puedo decir es que hay un monitoreo por parte de organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales internacionales sobre las políticas de seguridad de México.

MÉXICO Y SU HISTORIA CON EL TERRORISMO
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El analista del think thank británico consideró que cualquier tentativa de usar permanentemente el territorio mexicano como base, sería un gran riesgo para los propios grupos terroristas internacionales.

Por ello, enfatizó, todavía hay pocos casos de actividades terroristas que podemos identificar el país. “Pero la principal riesgo es precisamente el uso ad hoc de México, es decir no es un uso permanente de México como base o como un apoyo para los grupos terroristas, aunque sí puede ser un uso ad hoc del territorio mexicano para el traslado de terroristas o de armas”.

Sin embargo, el país ha sido testigo de distintos hechos con bombas y granadas en edificios públicos, el derribo de aeronaves oficiales, bloqueos a vías de comunicación con vehículos incendiados, entre otros muchos, que en la mayoría de los casos reciben el calificativo de hechos provocados por “civiles armados”.

El 15 de septiembre de 2008, en Morelia, Michoacán, donde –de acuerdo a las investigaciones oficiales– se perpetró un ataque terrorista cometido en contra de la población civil -el primero en su tipo en la historia nacional-, en pleno centro histórico de la ciudad capital, durante la ceremonia del 198 aniversario del inicio de la lucha por la Independencia mexicana.

Ese día, mientras 30 mil personas se concentraban en la plaza pública para vivir el festejo, dos granadas de fragmentación fueron detonadas en dos puntos del centro de la ciudad: en la plaza Melchor Ocampo [a un costado de la catedral de Morelia y casi enfrente del Palacio de Gobierno de Michoacán], y en el cruce de la Avenida Francisco Madero Poniente -la principal avenida de la ciudad- y la calle Andrés Quintana Roo.

Minutos después de las 23 horas, tras la última arenga del entonces Gobernador de Michoacán, el perredista Leonel Godoy Rangel, entre la multitud se escucharon dos explosiones casi simultáneas. En el atentado murieron 7 personas en total, mientras que el número oficial de heridos fue de 132, entre ellos, personas que perdieron algunas de sus extremidades.

Siete años después, el caso permanece abierto y la principal línea de investigación apunta hacia el narcotráfico, concretamente a la probable responsabilidad del organización criminal La Familia Michoacana, que opera principalmente en esa entidad. Sin embargo, ésta se deslindó de los hechos, a través de mantas colocadas en diversos puntos de Morelia.

Por su parte, Los Zetas, otra organización criminal y ex brazo armado del cártel del Golfo, se deslindó también del atentado y culpó a La Familia de ser la autora de las detonaciones. Y para que no quedaran dudas, la organización guerrillera Ejército Popular Revolucionario (EPR) emitió un comunicado deslindándose de los actos terroristas.

El 25 de agosto de 2011, otro atentado terrorista acontecido en un establecimiento comercial denominado Casino Royale, ubicado en Monterrey, Nuevo León, produjo la muerte de 52 personas, entre ellas una mujer embarazada. El acto fue un duro golpe contra la administración del ex Presidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, quien cinco años antes (al inicio de su mandato en 2006) había lanzado una ofensiva en contra de los cárteles de drogas, financiada en gran parte por fondos de la Iniciativa Mérida.

La Iniciativa es un tratado internacional firmado en 2008, que tiene como objetivo principal la cooperación antinarcóticos que Estados Unidos brinda a México, en el que se ha gastado mil 300 millones de los 2 mil 500 millones de dólares destinados a entrenar y equipar a las autoridades mexicanas y del que los senadores de EU se dicen “decepcionados”, ya que “pese a todo el dinero gastado, la seguridad fronteriza no ha mejorado en varios aspectos”.

LA ETERNA PREOCUPACIÓN DE EU

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En Estados Unidos existe la preocupación de grupos afines al Yihad, (muyahidines o yihadistas), así como los chiitas de Hezbollah, puedan encontrarse en territorio mexicano y de allí, en una frontera sumamente porosa, intentar cruzar de forma ilegal a su territorio, perpetrando posibles actos terroristas en contra de su población. Otro aspecto que a las autoridades estadounidenses les causa temor, es que existen indicios de que estos grupos subversivos se encuentren aliados con los narcotraficantes mexicanos, lo que los hace doblemente peligrosos.

La semana pasada, The New York Times (NYT) publicó un reportaje en el que asegura que desde México se podría perpetrar un atentado terrorista, aderezado con “un ambiente políticamente cargado […] ya que muchos funcionarios republicanos y algunos demócratas de todo el país sostienen que los militantes [del Yihad o de Hezbollah] podrían estar escondidos entre las personas que huyen de la guerra civil de Siria y de otros conflictos”.

Bajo la lógica y creencia de muchos estadounidenses, la mayoría de estos terroristas cruzarían desde México, un país afectado por una cruenta lucha contra grupos del narcotráfico, enfrentamiento que ha dejado cientos de miles de muertos, y decenas de miles de desaparecidos, al que las autoridades denominaron “víctimas colaterales”.

La pieza periodística firmada por Richard Pérez-Peña hace eco de que la semana pasada al menos 14 árabes (8 sirios, 5 paquistaníes y un afgano) intentaron cruzar la frontera, a través de Texas y de Arizona, ambos colindantes con México.

No lo lograron, pero pusieron en alerta a las autoridades, tan es así, que los paquistaníes y el afgano quedaron en custodia y a disposición del Buró Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés), la agencia policial federal más grande del mundo.

Los agentes de la Patrulla Fronteriza, que los encontraron viajando en grupo a unos 28 kilómetros de la frontera con el estado de Arizona, ni siquiera tuvieron oportunidad de interrogarlos y tomarles su declaración, como el protocolo indica.

Se trató de una cuestión de seguridad nacional, tan es así, que el Departamento de Seguridad Nacional de EU (DHS, por sus siglas en inglés) confirmó las detenciones a través de un comunicado.

Seguridad Nacional fue un departamento que se creó a partir de 24 agencias federales ya existentes en respuesta a los atentados del 11 de septiembre de 2001, día en que terroristas suicidas, miembros de la red yihadista Al Qaeda, secuestraron algunos aviones de línea para ser impactados contra varios objetivos, causando la muerte a cerca de 3 mil personas, dejando más de 6 mil heridos, así como la destrucción del entorno del World Trade Center en Nueva York, y graves daños en el edificio del Pentágono.

Este hecho marcó un antes y después en la lucha contra el terrorismo global. El episodio precedió a la guerra de Afganistán y a la adopción por parte del Gobierno estadounidense, y de sus aliados (entre ellos Francia, Alemania, Reino Unido, Australia, Canadá, Bélgica y otros países): de la política denominada “Guerra contra el terrorismo”, que también excedió los límites de vigilancia contra sus propios ciudadanos.

De esta política, calificada de “represiva y autoritaria” por parte de diversos grupos pro los derechos civiles, surgieron personajes e iconos contemporáneos, como el ex analista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), Edward Snowden, quien es acusado de filtración de datos de inteligencia que pudieron “socavar la seguridad de Estados Unidos”, como recién lo denunció el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), John Brennan.

Alimentado por los ataques de la semana pasada en París, que causaron 129 muertes y más de 350 heridos, resurgió el debate internacional sobre si los servicios de inteligencia de los países amenazados por el terrorismo cuentan con suficientes recursos para enfrentar las técnicas usadas por los yihadistas para planear sus ataques.

Los servicios de inteligencia, principalmente de las naciones aliadas antes citadas, aseguran que las limitaciones impuestas sobre sus facultades, han hecho más difíciles los esfuerzos internacionales para identificar a los terroristas.

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