La presidenta de la Asociación de Libreros de Tijuana reconoció la bondad de las campañas de promoción de la lectura, tanto por parte de las empresas privadas como escolares. “Es bueno el discurso que motiva la lectura y no dudo de la sinceridad de los propósitos”.

La dirigente de los comerciantes de libros en esta frontera consideró que sin embargo, como país con una mayoría de integrantes de clase media potencialmente lectora pero cada vez más pobre, leer parece cada vez más imposible.

Indicó que siguiendo la pirámide de Maslow, que trata sobre la jerarquización de las necesidades humanas, la prioridad del mexicano común es el alimento, el trabajo y la familia, “cuando hay tiempo”.

“Las lecturas que se vuelven más frecuentes son las de titulares de periódicos ajenos, de revistas hojeadas en la fila de espera y la visión cotidiana de los espectaculares”, manifestó Vianett Medina.

Se trata, expuso, de lecturas marginales, que convierten a las personas en lectores marginales, en el sentido de estar determinadas por nuestra situación socioeconómica, a la que tampoco ayuda la precariedad del sistema de bibliotecas.

En cuanto al tipo de lectura que mayormente se lee, consideró que es la literatura juvenil ligera y los libros de superación personal, sin embargo, “este tipo de lecturas desarrollan menos habilidades de pensamiento que un ensayo filosófico o un clásico”.

“Falta no sólo el hábito de leer sino de seleccionar las lecturas, compartir, discutir, reescribir; hay procesos inacabados de lectura, que en el mercado puede coincidir con el poco consumo, porque no resuena la búsqueda que inicia con las lecturas escolares”, anotó.