Texto Sarah MosesCasi en todas de las culturas, los tórtolos intercambian saliva y entrelazan sus lenguas en besos apasionados. Pero, a pesar de ser una de las formas más comunes de darse afecto, los científicos no están muy seguros de por qué a la gente alrededor del mundo le gusta tanto besar.
En vez de excitarnos, el besar podría ser una forma de probar a una pareja potencial y ayudar a unirnos con el tiempo, según una teoría. Si es así, el sabor de la boca de una pareja podría lograr o romper un beso, y una relación. Y ahí es donde entran las bacterias, pues pueden afectar el sabor de la lengua y la saliva de quien besa.
Pero, realmente, ¿qué pasa cuando besamos?
No se sabía mucho de besos y de bacterias hasta que un equipo científico danés se encargó de estudiar si intercambiamos algo más que pasión cuando besamos.
El equipo interceptó a 21 parejas que pasaban el día en el zoológico. Primero contestaron preguntas, incluida la de cada cuánto besaban. Luego tomaron muestras de bacterias de la lengua y saliva de ambos, les pidieron que se besaran durante 10 segundos, y tomaron otras muestras más. Para hacerlo aún más interesante, los investigadores le pidieron solo a uno de la pareja que bebieran un yogurt lleno de bacterias que normalmente no se encuentran en el cuerpo humano. De esa manera podrían saber exactamente cuántas bacterias se intercambiaban cuando se besaban.
Un solo beso apasionado le pasa a tu pichoncita/o 80 millones de bacterias directo a su boca, según el estudio. También, la pareja tiene más bacterias en común viviendo en sus lenguas que, los extraños, según el muestreo.
Intercambiando bichos
Si todo esto suena algo asqueroso, las bacterias intercambiadas en un beso no son la gran cosa. Se necesita mucho besuqueo apasionado, o sea, unas 9 veces al día o más, para lograr tener las mismas bacterias en la saliva que tu pareja.
Cuando las parejas se besan mucho, algunas de las pequeñas criaturas intercambiadas en la saliva podrían encontrar un hogar permanente en los recovecos y grietas de la boca de la pareja, según el estudio.
Pero, también es posible que, el hecho de que la pareja tenga los mismos tipos de bacterias acampando en sus lenguas no tenga nada que ver con los besos. Otros factores propios del vivir en pareja, como comer las mismas cosas o compartir productos higiénicos, puede llevar a las parejas a tener bacterias similares en la boca.
Fuente: Shaping the oral microbiota through intimate kissing, Remco Kort, Martien Caspers, Astrid van de Graaf, Wim van Egmond, Bart Keijser y Guus Roeselers
