Satélites para rastrear crisis humanitarias y vigilar atrocidades

28/04/2015 - 12:00 am
Crisis humanitarias, como los desplazamientos debido a guerras, son rastreados y vigilados vía satélite. Foto: EFE
Crisis humanitarias, como los desplazamientos debido a guerras, son rastreados y vigilados vía satélite. Foto: EFE

Ciudad de México, 28 de abril (SinEmbargo).- La tecnología satelital lleva en órbita lo suficiente para que ni siquiera se reparé en su relevancia. Sin embargo, siempre es importante recordar que sin las decenas de satélites que giran alrededor de la Tierra, la vida –tal y como la concebimos tecnológicamente– no sería la misma. Tan sólo las comunicaciones estarían tal y como las conocían nuestros padres hace 40 años de no ser por estos artefacto que se encargan de facilitar que la humanidad se mantenga enlazada.

No obstante, no sólo de internet, televisión, telefonía y espionaje se tratan los satélites. Desde 1972, con el lanzamiento del Landsat 1 de Estados Unidos, los satélites han velado también por los recursos naturales del planeta, dándole seguimiento a la deforestación y a la expansión urbana. Y no sólo eso. Cada vez han tomado mayor parte en un nuevo papel urgente como vigilantes de los derechos humanos.

Es así que gracias a un conjunto de satélites la Organización de las Naciones Unidas (ONU) observa las migraciones de personas desplazadas por la guerra en Siria y Somalia, por ejemplo, y envía ayuda a los lugares adecuados en el momento adecuado. El equipo, conocido como UNOSAT, también se vale de los satélites para controlar, entre otras cosas, el ritmo de construcción de centros de tratamiento de Ébola en África Occidental y para confirmar que multitudes de personas, miembros de la minoría yazidi, quedaron varados en el Monte Sinjar de Irak en medio de ataques por parte del Estado islámico (EI), publicó Smithsonian Magazine.

“Aún no estamos a la velocidad de la película Enemy of the State ni de James Bond”, dice Einar Bjorgo, gerente de UNOSAT. “Pero cuando digo tiempo real o casi en tiempo real, quiero decir que podemos tener nuestro análisis en el plazo de seis horas después de que el satélite sobrevoló la zona, no importa en qué parte del planeta”, agrega.

Al menos 300 edificios en el pueblo de Tajalei en la región de Abyei en Sudán fueron intencionalmente destruidos por el fuego, según el análisis del SSP. Foto: Enough Project, Flickr
Al menos 300 edificios en el pueblo de Tajalei en la región de Abyei en Sudán fueron intencionalmente destruidos por el fuego, según el análisis del SSP. Foto: Enough Project, Flickr

UNOSAT es un programa tecnológico intensivo con sede en Ginebra, bajo la dirección del Instituto de las Naciones Unidas para Formación Profesional e Investigaciones (UNITAR), implementado con el apoyo de la Organización Europea de Investigaciones Nucleares (CERN) en colaboración con organizaciones tanto de la ONU como de otro tipo. Su Servicio de Cartografía Humanitaria Rápida envía el resultado del análisis de imágenes satelitales a organizaciones de ayuda y desarrollo, dentro y fuera del sistema de la ONU, con el fin de brindar apoyo en operaciones de ayuda humanitaria, seguridad humana y planificación territorial estratégica y de desarrollo. UNOSAT desarrolla soluciones de investigación aplicadas, tomando en cuenta las necesidades de los beneficiarios al final de proceso. En promedio se solicita a UNOSAT unas 35 veces al año el análisis de imágenes de satelitales para apoyar en caso de desastres y emergencias complejas.

Mientras decenas de miles de sudaneses del sur se adentraron en Etiopía el año pasado, UNOSAT identificó para los funcionarios de la ONU, qué partes de esta región eran las más adecuadas para los campamentos de refugiados. “Nosotros le podemos ofrecer a la información sobre las condiciones locales, cómo se ve la tierra, donde están las carreteras, en dónde están los pueblos cercanos”, dice Lars Bromley, analista principal de UNOSAT.

“Simplemente no existe mucha de esa información para la mayoría del mundo, sobre todo no estas zonas muy rurales, muy remotas, que de repente tienen que absorber 50 mil personas”. Incluso puede servir para otras cosas; como en Irak, donde expertos en satélites identificaron el sitio de una masacre gracias a un testigo que recordaba detalles del paisaje, pero nada más.

El programa de la ONU no es único en su tipo. Existen otras iniciativas, aunque mucho más enfocadas en ciertas regiones del planeta en particular. Este es el caso del proyecto Satélite Centinela (SSP, por sus siglas en inglés), cofundado en 2010 por el actor George Clooney, sondea Sudán y Sudán del Sur desde el espacio, buscando evidencias de atrocidades y alarmas que suenen en los medios de comunicación social y convencional.

“Desde 500 kilómetros en el cielo, las imágenes [satelitales] parecen indescifrables. Pero de cerca, el Proyecto Satélite Centinela, o SSP, está en busca de pistas. Los investigadores sobre el terreno hacen preguntas para tratar de acercarse. SSP se entera de los hechos y vigila lo que realmente está sucediendo en Sudán”, dice el sitio oficial del proyecto. “Las imágenes de los satélites descubren evidencia de supuestas atrocidades. Historias que presuntos criminales de guerra no quieren que se digan. Entonces SSP suena la alarma. El mundo está mirando porque tú estás está viendo.”

Las imágenes recopiladas por los satélites pueden verse incluso a través de un smartphone. Foto: EFE
Las imágenes recopiladas por los satélites pueden verse incluso a través de un smartphone. Foto: EFE

Otras organizaciones como Amnistía Internacional mostraron un fuerte crecimiento en el terreno de vigilancia de los derechos humanos al poner en evidencia los campos de prisioneros políticos en Corea del Norte, ayudando a “proporcionar una prueba irrefutable de la existencia, ubicación y escala de los campamentos, “que el gobierno ya no puede negar”, dice la organización.

Estos avances se derivan, en parte, de un mejor resolución fotográfica de los aparatos instalados en los satélites. Los primeros satélites no militares, que con dificultades podían diferenciar un campo de fútbol de un bosque, han dado paso a los modelos que pueden distinguir un sedán de una camioneta. De igual manera, la cobertura se apunta como otro factor determinante que ha ayudado a la evolución de estos dispositivos. Entre 2011 y 2013, el número de satélites no militares en órbita que observaban la Tierra creció un 65 por ciento, de 92 a 152, según la Asociación de la Industria de Satélites (SIA, en ingles). Eso es casi cuatro veces la tasa de crecimiento de todos los satélites y significa que más rincones del planeta son observados que nunca y el registro fotográfico está ahí para respaldarlo.

Así mismo, el tamaño de estos álbumes de fotos digitales se disparó junto al número de personas que pueden acceder a ellos. Tan sólo en 2008, un cambio en la política de Estados Unidos hizo gratuitas las imágenes del Landsat a través de internet, dando como resultado más de 20 millones de descargas. De igual manera, ya no son necesarias computadoras centrales para manejar los archivos de imágenes. Gracias a un incremento en la velocidad de procesamiento de los microchips, ahora pueden hojearse imágenes espaciales desde un smartphone.

Andrew Woods, profesor de derecho internacional en la Universidad de Kentucky (UK), imagina un futuro en el que los satélites reducirán los crímenes de guerra, con advertencias de vigilancia para los rebeldes de distintas zonas rurales del mundo, por ejemplo, o incluso en callejones oscuros de las ciudades. Todo esto con el fin de “enviar un mensaje claro y fuerte a los posibles autores [de crímenes y atrocidades] de que alguien está vigilando”, dice.

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